Silvio Méndez
Son miles las familias de todo tipo que se ilusionan con tener una casa propia. El anhelo que hasta hace algunos años era dificultoso y lejano, hoy aparece alentado por planes gubernamentales que allanan de algún modo una aspiración sincera. Pero muchas veces la posibilidad de saldar la necesidad de contar con una vivienda –a esta altura, un derecho–, se ve timada por el afán de explotar las vulnerabilidades de los menos favorecidos. Así, quienes hoy quieren comprar un hogar o requieren contar con un terreno para levantarlo ladrillo tras ladrillo, muchas veces se ven defraudados por un lucro desmedido o también por quienes lo hacen engañosamente.
Cada vez son más los casos que se cuentan de pequeños ahorristas que, en Paraná, ven cómo se disparan los precios de los lotes o llegan a adquirir algunos que no son del todo aptos para la construcción, y una vez sellada la operación de compra se desayunan con que son inundables o padecen serios problemas de filtraciones de humedad que ponen en riesgo sus inversiones.
Sabido es que desde el año pasado, cuando el Gobierno Nacional lanzó la línea del Programa Crédito Argentino (Procrear) para la compra de terreno, mejora o edificación, el mercado inmobiliario se vio sacudido, acentuando la demanda de lugares para la construcción.
(Más información en la nota completa en la edición 996 de ANALISIS del 14 de noviembre de 2013)