Federico Malvasio
(Especial para ANÁLISIS)
Dicen que tiene tal cosa; dicen que hace más política partidaria que gestión previsional; que se ha enriquecido; que es testaferro; más, más y más. Todo eso puede ser verdad, pero también puede ser una vulgar difamación. Lo cierto es que César Núñez se fue de la Dirección de la Unidad de Gestión Local (UGL) del PAMI de Concordia bajo un manto de sospecha. Fue, aparentemente, una auditoría interna que nadie muestra la que puso al ahora ex funcionario fuera de la estructura de la obra social de los jubilados. La misma habría detectado irregularidades que estarían relacionadas con hechos de corrupción. Esto hizo que quien ocupaba la gerencia de esa delegación se viera obligado a dar un paso al costado. Ante el silencio oficial y el cerco informativo, todas son hipótesis.
El hombre dio su versión de su salida. En la carta de dimisión que se conoció públicamente en medios locales sostuvo que no renuncia a su compromiso con el proyecto político al que “pertenece desde sus orígenes” y que no dejará de lado sus “convicciones” y la “vocación de servicio”. En ese breve escrito – que fue lo único que se conoció - Núñez dijo que elegía el desafío de “atender determinados aspectos de su vida y la de sus afectos cercanos que hoy requieren mayor dedicación”. Le agradeció a la conducción nacional de PAMI, al gobernador Sergio Urribarri, al intendente Gustavo Bordet, a los centros de jubilados, municipios y juntas de gobierno, organizaciones intermedias, colaboradores y amigos. El hombre dejó una primicia que no se ha concretado: su salida es, además, a cambio de “un importante ofrecimiento”. Al cierre de esta edición se desconocía su destino o llegada a alguna repartición de la función pública o privada.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 15 de mayo de 2014)