Hugo Remedi
El gobernador de la provincia Sergio Daniel Urribarri hizo exactamente lo mismo que su arrepentido gran mentor Jorge Busti ocho años atrás, cuando ya dejando la Gobernación y habiendo elegido a dedo al actual mandatario, decidió presidir la lista de diputados provinciales en épocas en que el matrimonio aún disfrutaba de las mieles del viaje de bodas.
Dos años después, y tras la recordada derrota que le infligiera en la elección de 2009 el radical Atilio Benedetti, aquella relación conyugal estalló en mil pedazos.Urribarri se ocupó de dinamitar con precisión quirúrgica el futuro político de Jorge Busti, quien resignado se fue a buscar cobijo fuera de la estructura justicialista que entonces lo repudiaba, al calor del avance de pinzas de toda la vanguardia kirchnerista.
Para muchos de los predicadores políticos de entonces, la pelea Busti-Urribarri era un bluf destinado a entretener a la gilada. Hoy, la guerra entre los concordienses cumple nada menos que 6 años.
A modo de réplica de lo que sucede a nivel nacional dentro de las huestes K, Urribarri - con el beneplácito obsecuente de la mayoría de los dirigentes peronistas- armó las listas a su total antojo, de modo tal que no aparece en ellas ni una sola cara que pueda mostrar un peronismo dinámico en cuanto a la renovación de sus cuadros. Ninguna.
Del mismo modo que garantizó las referencias territoriales apostando a las mismas figuras que le vienen ofrendando rigurosa disciplina, así también cumplió con lo que le solicitaron de “arriba”. De un chispazo cambió el concepto absolutamente negativo que tenía de Daniel Scioli y ofrendó lo mejor de su repertorio para adular la unción del controversial Carlos Zannini como candidato a vicepresidente, resignando mansamente primero su candidatura a presidente de la Nación, a vicepresidente luego y a la Jefatura de Gabinete algún tiempo atrás.
(Más información en la edición gráfica número 1023 de ANALISIS del día 25 de junio de 2015)