Álvaro Moreyra

Los Pumas volvieron a rugir. El seleccionado de la Unión Argentina de Rugby (UAR) cosechó un histórico cuarto puesto en el reciente Mundial de Inglaterra 2015, que dejó a los argentinos a un puesto del último lugar en el podio. En realidad, a unos pocos puntos nada más, si se tiene en cuenta el resultado final del partido por el tercer y cuarto puesto.

Nuevamente fue el equipo de todos. Ese que contagió a gran parte de la población de un país que no le da mucha trascendencia al rugby. Sin embargo cuando se produce algún evento importante, donde el equipo de la UAR se codea con los mejores, hay mucho apoyo desde cualquier punto de la geografía nacional.

Los Pumas contagian, emocionan por momentos, sobre todo por la entrega del equipo que muchas veces debe recurrir al corazón para darle pelea a rivales que le llevan décadas de ventaja en cuanto a organización de trabajo, además de una cantidad ostensiblemente mayor en lo que hace al presupuesto. De todas formas, el team argentino está cada vez más cerca de las principales potencias del planeta.

La buena actuación en la reciente cita ecuménica no es cuestión de azar, sino que se trata de un proceso de larga data que de a poco va dando sus frutos.

Igualmente todavía hay mucho por crecer y mejorar como para estar a la altura de, por caso, el campeón, Nueva Zelanda, seleccionado al cual Argentina enfrentó ni más ni menos que en el partido inaugural.

De todas formas está un poco más cerca de Australia, con el que cayó en las semifinales, acaso el seleccionado más parecido al argentino. Lo mismo que con Sudáfrica, con el que perdió en el partido que definió el tercer y cuarto lugar.

(Más información en la edición gráfica número 1032 de ANALISIS del 05 de noviembre de 2015)