Por Juan Cruz Butvilofsky
Siempre que hay despidos se impone una situación límite. La incertidumbre sobre el futuro y la angustia que significa recibir el telegrama de despido es difícil de equiparar. Cuando esto sucede en un medio de comunicación, la situación se agrava aún más y ni hablar cuando se habla de un medio como “El Diario” de Paraná, con 104 años de vida y con la historia de la capital provincial en sus páginas.
Al momento del cierre de esta edición, hubo 70 despidos en lo que va de 2018 y se espera que haya más trabajadores en la calle. Con ellos, familias entristecidas por no saber cómo afrontar la desocupación luego de décadas trabajando en el matutino. Trabajadores de prensa vendiendo productos de limpieza o gráficos que no saben qué hacer por estar “fuera del sistema”.
Los despidos son la última expresión de un vaciamiento que se empezó a gestar en la última década y que tiene dos grandes grupos de responsables. Por un lado, la decisión de vender parte del paquete accionario por parte de los tres hermanos Etchevehere (Luis Miguel, Juan Diego y Sebastián) y su madre, Leonor Barbero Marcial, fue clave en la historia. También tiene su capítulo de responsabilidad la intromisión política de Sergio Daniel Urribarri y Pedro Ángel Báez, quienes a través de terceros (Walter Grenón y Ramiro Nieto) se hicieron con el matutino en un proceso que generó la pérdida de credibilidad, aumentó la dependencia de la pauta oficial y comenzó a escribir el final de esta historia que acabó con la parálisis de las históricas rotativas del sótano del antiguo edificio de calle Urquiza.
La decisión de vender por parte de los hermanos Etchevehere y su madre se concretó al final de la primera década del siglo XXI: el 66 por ciento pasó a manos del empresario mutualista Walter Grenón. Sin embargo, no se vendió la totalidad del capital de la empresa sino que previamente se realizaron maniobras que derivaron en procesos judiciales. Lo que se conoce como “el vaciamiento” de “El Diario” fue orquestado antes de ser vendido, cuando la familia Etchevehere se autotraspasó siete inmuebles que eran de la empresa a su patrimonio personal.
“Antes de la llegada de Grenón, los Etchevehere hicieron determinados movimientos. Los hasta entonces tres propietarios de la editora dividieron algunas propiedades que históricamente habían pertenecido a la empresa societaria y no a sus accionistas. Fue así como los departamentos de vivienda de la torre donde se edita el matutino, en calle Urquiza al mil, pasó a manos particulares de los Etchevehere. Hubo reparto de propiedades, pero también dinero depositado en el exterior”, señaló el periodista Daniel Enz en su libro “El Clan”.
Por estas maniobras, la Procuraduría contra la Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Proselac) denunció a los hermanos Etchevehere en base a tres pilares descriptos por el periodista Sebastián Precimi: “El primero es que el grupo económico se autotransfirió siete inmuebles con el objetivo de vaciar la empresa Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), en una maniobra calificada como ‘defraudación’. El segundo es que estos inmuebles fueron escriturados a nombre de la empresa Construcciones del Paraná, sociedad creada poco antes de concretar la operación ‘sin capacidad económica’ para justificar la adquisición. El tercero es que para justificar la autocompra requirió una serie de ‘ayudas económicas’ provenientes de la Asociación Mutual Unión Solidaria (AMUS) por 4,5 millones de pesos”. La mutual es propiedad de Grenón.
El tiempo que la empresa fue comandada por Grenón, la parte periodística quedó en manos de Pedro Báez y la dupla Ignacio Labarba y Sergio Fabián Gómez. A raíz de una relación cada vez más tensa entre Grenón y el binomio Urribarri/Báez, el empresario decidió abrirse de la sociedad. Fue allí cuando el exgobernador acudió a Ramiro Nieto, a quien conoció durante la campaña para ser primer mandatario provincial.
Nieto es el actual propietario de la mayoría accionaria y durante su período el manejo periodístico quedó exclusivamente en manos de Pedro Báez. Cada noche, la tapa del matutino debía ser aprobada por el entonces ministro de Cultura y Comunicación. Así, “El Diario” fue perdiendo credibilidad, mientras se incrementaron la censura y los tratos violentos por parte de Báez.
Los despidos y la deuda
Hubo dos tandas de despidos en “El Diario”. En primer lugar, 57 trabajadores fueron cesanteados bajo la excusa de “falta de trabajo”. Con la segunda tanda de despedidos –al menos 13 trabajadores- la excusa fue que se ausentaron del lugar de trabajo. Si bien el telegrama consignó que se pagará la indemnización y se les entregará la certificación “en tiempos legales”, hasta el momento los trabajadores no vieron ni un peso de lo que les corresponde por ley.
(Más información en la edición gráfica número 1081 de la revista ANALISIS del jueves 5 de julio de 2018)
