
S.A
La actriz paranaense radicada en Buenos Aires deviene en escritora de la mano de su primera novela “Todas las cárceles” editada este año por Editorial Barenhaus; una historia que narra la vida de un personaje que, de la soledad, la nostalgia y en el ir y venir entre la memoria y la realidad cotidiana, crea mundos; reflexiona sobre sí, el tiempo, los vínculos, los deseos, las creencias, formas de existir y de sentir tensionando los límites de la locura. “Jugué mucho con el personaje para crear situaciones, es bastante surrealista, pero siempre atravesada con lo cotidiano; lo cotidiano siempre es más denso y opresivo que los sueños entonces también traté de mostrar que en esa cotidianidad que nos atraviesa estamos un poco presos y limitados.” Cuenta Cecilia Azzolina sobre su obra prima que ya puede conseguirse en la mayoría de las librerías de la capital entrerriana y que presentará en la feria del libro de Buenos Aires el año próximo.
Cecilia Azzolina tiene 27 años, pero en su ansiedad por crear pareciera que no hay tiempo que alcance “Todo el tiempo estoy buscando experiencias nuevas. Hay temor, pero me encanta eso, quiero vivir, cuanto más atraviesa más vive.” Dice, con entusiasmo. A los 17 años se trasladó a Buenos Aires en busca de formarse y realizarse como actriz, sueño en el que desde pequeña se supo “A los 9 me enamoré perdidamente del teatro, fui al Centro Cultural Juan L. Ortiz a una exposición de fotos y vi que en un cuartito estaban dando clases y me picó mucha curiosidad y dije: “yo quiero hacer esto”. Fui uno o dos años hasta que me agarró un poco la frustración de niña; era muy tímida y me costaba mucho, entonces me guardé un tiempo donde hice otras cosas que me alejaron un poco. A los 16 arranqué de nuevo en la Alianza Francesa con Rubén Clavenzani, ahí confirmé mi camino.” Rememora la autora de “Todas las cárceles” novela que le inaugura nuevas formas de comunicar.
Romper todas las cárceles
“No me gusta contar todo lo que me pasa, soy muy íntima” confiesa la artista paranaense que actualmente vive en Azul, provincia de Buenos Aires, donde la vocación artística la convoca junto con su pareja quien oficia de cineasta, músico y fotógrafo. ”Escribí la novela antes de mudarme a Azul, pero sin perspectivas de publicar; lo hice como algo mío más que nada con la necesidad de canalizar por ahí. Siempre busco expresar a través del cuerpo, de las palabras. Lo parí al libro porque fue todo un proceso, lo dejaba, lo volvía agarrar; así durante dos años hasta que le di la forma que le quería dar y empecé toda la búsqueda de la editorial.