Sofía Arnaudín
Hace casi dos años que Fernando Kosiak está frente a la Editorial de Entre Ríos (EDER), lugar que ocupa como “un terreno de desafío”. En esta nota, el titular de la editorial provincial revela su idiosincrasia a la hora de encarar la gestión con un equipo que le acompaña “son seis personas las que trabajan conmigo a la par”, dice Fernando Kosiak, analizando, orgulloso, el trabajo realizado hasta hoy.
Darle vida a la Editorial; premisa que Fernando Kosiak pone en marcha desde su comienzo frente a la Editorial de Entre Ríos (EDER). Docente de Lengua y Literatura; escritor y editor desde siempre “creo que arranqué en la primaria, a los ocho años; de chiquito escribía y hacía como revistitas y le dibujaba la tapa. Cuando empecé la facultad acá en Paraná hacía como fanzines artesanales con distintos autores, después una revistita que se llamaba Bizarra; era como un rejunte de autores y otras cosas raras. En 2008 publiqué mi primer libro; venía en tratativas con una editorial hasta que me dijeron que no lo iban a hacer; me deprimí media mañana y después dije: “voy a hacer mi propia editorial”, rememora Fernando Kosiak, director de la Editorial de Entre Ríos desde fines de agosto de 2018 luego de que falleciera José María Blanco quien era su titular en ese entonces. Federalizar, invitar a la comunidad y la vinculación con las escuelas son los objetivos primordiales. Embellecer el patio de la casa de 25 de Junio 39 -con la pintada de un mural a cargo de Florencia Albornoz-; habitarlo con las Letras en el patio, un encuentro donde resuenan las palabras de los autores y las autoras emblemáticos de la provincia en la boca de quienes hoy desandan las propias, con anhelo de publicación, encontrando en la EDER -quizás- esa posibilidad. La recepción de proyectos de toda la provincia, los en ejecución y en vísperas de; donaciones de libros a escuelas secundarias, presentaciones en diversas Ferias del libro; son algunas de las actividades de un organismo en movimiento.
- ¿Cómo encontraste la editorial en tus primeros días de gestión?
-Como un terreno de desafío. Cada uno tiene una impronta y tiene ganas de hacer ciertas cosas, entonces cada uno va a encontrar una diferencia con el que estuvo antes y va a tratar de mejorar eso, así como el que venga después de mi encontrará falencias de mi trabajo y pensará en las cosas que se pueden mejorar. Fue un desafío muy grande. La Editorial tiene leyes que vienen del año ’86 ’87 que regulan el trabajo de la Editorial, en ese sentido tenés cierto esquema para moverte y a partir de ahí hay cosas que tenés que hacer para mejorar un espacio que es público.
-Entre esos desafíos que nombras ¿Cuál fue o es el que tenés más presente?
-Acá hay un equipo de trabajo muy fuerte. Son seis personas las que trabajan conmigo a la par; tengo un equipo que me acompaña. Un desafío que me parecía que estaba bueno era pensar el trabajo con las escuelas, en libros que funcionen para distintos niveles y tratar de federalizar lo más posible la editorial; estar presente en distintas Ferias del libro, simposios, llevando donaciones de libros como hicimos con Chajarí, que llevamos donaciones de libros para todas las escuelas; eso en otros momentos se ha hecho de otras maneras. Lo que más me interesa es eso, pensar en libros que sirvan para la lectura en las escuelas y que no sean sólo atados a la literatura sino lo más inclusivo para todos posible.
- ¿Cuál es la reacción cuando llegan esos libros de autores entrerrianos a las escuelas?
-Es muy relativo eso. El tema de decir: son autores entrerrianos. Por ejemplo, sé que en muchas escuelas trabajan con el libro de Selva Almada “Chicas muertas”, que no sólo trabaja la literatura, sino que trabaja una realidad en la que nos encontramos; también depende de cómo el docente inserta la literatura entrerriana en su currícula. En las universidades no hay una cátedra de literatura entrerriana hoy en día, en algunos Institutos del interior sí, pero es algo que se ha ido sacando y es lo primero que tenés que aprender. Hay excelentes autores, pero por ahí ni los docentes los conocemos entonces tenemos que ir investigando y eso lo vi yo -que me sorprendía y me daba un poco de pena- cuando hicimos en enero el primer “Letras en el patio”; fueron once mujeres poetas leyendo textos propios y de otras autoras entrerrianas. Eligieron las primeras cuatro o cinco: Emma Barrandeguy (Teresa) Fabani… y después el resto empezó a hacer agua; como que dentro de las mismas escritoras desconocían a las poetas que les precedieron u otras actuales que no sean de Paraná. Fue una especie de trabajo antropológico el de descubrir a esas otras escritoras. Nosotros tenemos un gran desconocimiento, pero que me parece que es uno de los grandes desafíos de los docentes incorporar escritores y escritoras entrerrianos dentro de lo que permita el diseño curricular.
- ¿Cuál es la dinámica de “Letras en el patio”?
-Cerca de fin de año le dimos una vuelta de rosca a las lecturas en el patio justamente para suplir esto de que no conocemos nuestros autores y nuestras autoras, entonces decidimos leerlos en este espacio. Empezamos con Emma Barrandeguy luego seguimos con (Juan Manuel) Alfaro; la idea es que no sean todos autores ya fallecidos sino ir mechando con autores y autoras que todavía estén vivos. Es re lindo porque mucha gente conoce a Emma Barrandeguy pero no saben que, por ejemplo, ganó un premio Fray Mocho por una obra de teatro, por una novela; se conocen los poemas o las cosas que trascienden porque fueron publicadas en Buenos Aires o en alguna antología pero lo que es de acá no, entonces vamos leyendo fragmentos; el último que leímos es Isidoro Blaisten (poeta de Concordia) y es uno de los grandes escritores que fue publicado en Buenos Aires pero que mucha gente no lo conoce. Vamos a leer los clásicos también, pero decidimos arrancar lo más variado posible.
(Más información en la edición gráfica número 1110 de la revista ANALISIS del jueves 19 de diciembre de 2019)
