Pablo Rochi
Lejos está de ser una de las actividades de mayor cantidad de adeptos, es más, poco se conoce de ella. No obstante, para Federico Rodríguez Aréstico el parapente es “un estilo de vida”. Este paranaense heredó de su padre la pasión de volar. A los 13 años comenzó a involucrarse en una disciplina que desde hace tiempo lo tiene como uno de los grandes referentes del país.
Rodríguez Aréstico practica y compite en Parapente a nivel nacional e internacional. Es el último campeón en la modalidad distancia, además de haber participado en el último Mundial realizado en Macedonia.
Representante del club Paratuyango, del club de Planeadores de Paraná, este piloto contó detalles sobre el parapente: “Se trata de una aeronave flexible que se infla y permite volar y movernos con el aire. De las aeronaves es la más económica de todas y la más rápida. La característica es que nos permite practicar la actividad de manera simple, llevando el equipo en el auto, sin muchas complicaciones”.
- El parapente se asocia más con una actividad de montaña.
- Sí, pero se puede practicar igual en cualquier tipo de escenario. El vuelo de montaña se despega corriendo para lanzarse al vacío. Para quienes no tenemos esa posibilidad lo que hacemos para elevarnos es usar un carretel con soga para ser remolcado al estilo barrilete. Una vez que estamos bien alto, esa soga se suelta y volamos en forma libre. Allá arriba, el vuelo es el mismo que el de montaña, usando las corrientes del aire para desplazarnos.
-¿El tiempo de vuelo depende del piloto, o allá arriba hay un límite para empezar el descenso?
-Depende de las condiciones climáticas. Nosotros lo que intentamos buscar es usar las corrientes ascendentes, las mismas corrientes que utilizan los pájaros para tomar altura y volar. Entonces, todo depende del clima. Días atrás estuve volando y llegue a estar 6 horas de vuelo. Hice 280 kilómetros. Este es un dato para demostrar lo que se puede lograr con esta aeronave.
- Y en esas 6 horas de vuelo, ¿desde qué lugar partiste y hasta dónde fuiste?.
- Despegué desde Santa Fe y llegué hasta Río Primero, a unos 50 kilómetros de Córdoba. Por supuesto, cada salida debe tener una planificación previa. Uno ya sabe cómo va a estar el viento en altura, entonces se planifica una ruta. Ese día las condiciones estaban ideales para volar hacia Córdoba, siempre por ruta. Desde ya, tuve la posibilidad de que un amigo pueda tornearme, es decir, remolcarme para hacer el despegue, después hice el vuelo hasta Córdoba para luego contar con él para realizar el rescate y el regreso.
- ¿Y cuál fue tu record de permanencia en el aire?.
- Ronda entre las 6 y 7 horas de vuelo. Desde ya que es todo un tema estar allá arriba porque tenés que tomar agua y alimentarte. Es fundamental hidratarte porque si no lo hacés, la deshidratación te quita lucidez y eso es peligroso. Esta es una actividad que no podes parar y arrancar de vuelta. Una vez que tomaste altura ya no bajás. A pesar de estar tanto tiempo en el parapente uno está cómodo porque va sentado, pero la hidratación es muy importante.
- ¿Cuánto hay de temor en cada salida?. Es una disciplina que también tiene sus riesgos.
- Personalmente lo tengo naturalizado, pero el que te dice que no tiene miedo, miente. Es así. Ésta es una actividad que debe tener sus cuidados al extremo y mucho respeto. Hay mucha adrenalina y mucha paz cuando estás allá arriba.
(La nota completa en la edición 1117 de la revista ANALISIS del jueves 17 de diciembre de 2020)