Era  una de las voces que más aire tenía en la LT14 “Radio General Urquiza”. Animador, locutor, de un día para el otro decidió dejar la radio para encarar sus propios proyectos, que la pandemia truncó.  Hoy trabaja de forma independiente, despunta el vicio de la radio con Santiago Rinaldi en Caminata Sabatina, pero no pierde las esperanzas  de concretar sus propios sueños.

Claudia Martínez

(Especial para Análisis)

Hablar con él, es escuchar un sinfín de anécdotas. Miles. Graciosas, divertidas, conmovedoras, e interminables. Tomás Ojeda tiene una risa contagiosa y cuando se sienta para hablar de su vida, no deja de contar una y miles de historias que se entretejen con carcajadas y pinturas de época. Ni hablar de aquellas que se generaron durante sus más de 20 años en LT14.

Este locutor-que a pesar de que no ejerce cotidianamente-hoy pasa por otra historia que eligió.

Tomás Romeo Ojeda habla siempre de San Benito, pero en realidad nació en Maciá, el 22 de diciembre de 1960, donde su papá era maestro de una escuela.

-¿Siempre viviste en San Benito?

- En realidad mi papá trabajaba en una escuela de Durazno, cerca de Raíces. Y mi mamá vivía en Guardamonte, entre Durazno y Maciá. Y cuando recién se casaron vivieron cerca de Villaguay.  Después de otros lados, terminamos viviendo en San Benito. 

Racedo, Villaguay, San Benito, fueron algunos de los lugares donde pasó su vida, como hijo de director de escuela, que a la larga, sería fundamental en su formación. Tantas horas dentro de las aulas -que eran su casa- hacía que pasara largos ratos para matar el aburrimiento, en la biblioteca, que lo ayudó a desarrollar una memoria donde atesora datos que desgrana cada vez que enfrenta un micrófono.

Y ahí comienzan las anécdotas.  “Cuando mis viejos se casan, papá no tenía auto y le pide a Víctor Velázquez, de quien era amigo, que hable con el cuñado, Macho Berazagá, para que le preste el auto para que se case. Y creo que Víctor le manejó el auto a mi viejo cuando se casaron. Mi mamá... Había dos personas que ella no quería: Albertito, un tipo que hacía bailes en el campo, y Víctor, porque lo iba a buscar a mi papá un viernes y lo devolvía un lunes!!! Mi mamá le decía: ‘¡Pero sos el director de la escuela! Irresponsable, como te vas a ir así‘”, cuenta Tomás ahogado de la risa.

LT14, la casa

Cuando Sergio Chirola Rinaldi fue jefe de locutores, Tomás tuvo la osadía de querer trabajar en la radio de AM. Pero lo tuvieron en espera varias semanas hasta que finalmente le dieron aire.

“Larrea, Cacho Fontana y Carrizo era lo que se escuchaba en casa- cuenta- más LT14 que era todo. Y  que alguien te diga, ‘vení a trabajar conmigo a la radio ́, era algo increíble,”, dice recordando a Ana María quien lo llevó a ser su locutor. 

“Yo jamás busqué trabajar en LT14 para salvarme económicamente, nada que ver, como mucha gente busca hacerlo con algún organismo del estado. Yo quería ir a demostrar lo que yo sabía hacer que es lo que yo supe hacer toda mi vida. Un día Ana María, -quien fue la que me dio trabajo como locutor-, le dijo a mi hijo en su consultorio (mi hijo es kinesiólogo): Saludos  a tu papá que fue el mejor humorista que tuve. Para mí eso es un halago importantísimo. Si hubiera ido por ese camino tampoco me hubiera ido mal”, reflexiona.

(Más información en la nota de la edición gráfica número 1123 de la revista ANALISIS del jueves 5 de agosto de 2021)