Se llevó adelante en Paraná la Ronda número 200 que el colectivo socio ambiental “Basta es Basta” lleva adelante en reclamo de un modelo productivo agrícola libre de agrotóxicos. Fue un encuentro significativo, por la continuidad y modalidad del reclamo, donde se reafirmó el pedido de pensar conjuntamente una transición hacia un modelo no nocivo de producción agrícola. Fue al mismo tiempo la expresión de dos posturas frente a este problema sin resolver. Por un lado la persistencia de una demanda de grupos y víctimas que cuestionan el statu quo, y por otro la apatía del poder político y judicial que no logra dar respuestas a una crisis acallada. El desafío en el futuro inmediato está en romper esta inercia que podría venir de la mano de la creciente incorporación de la ciudadanía en los circuitos de producciones sustentables, planteó en diálogo con ANÁLISIS la referente del Foro Ecologista Paraná, Daniela Verzeñassi.
Silvio Méndez
Este 9 de noviembre se llevó a cabo una nueva marcha alrededor de la Casa de Gobierno de Entre Ríos en la capital provincial. La Ronda de los Martes que impulsa cada semana la Coordinadora por una Vida sin Agrotóxicos en Entre Ríos “Basta es Basta” cumplió su edición 200 en demanda de otro modelo productivo “que proteja la salud y produzca desarrollo local, empleo y alimentos de calidad”, se reiteró en un documento compartido entre los presentes esa noche. El número redondo sirvió para recordar que “hace 1.392 días que fuimos a la Casa Gris en Paraná a decirle a nuestro gobernador Gustavo Bordet y a la Legislatura de la Provincia de Entre Ríos que otro modelo productivo es urgente y necesario”, se señaló desde el colectivo nacido en 2017 y que agrupa a distintas organizaciones de toda la provincia. En el documento se enumeraron las propuestas que desde el movimiento entiende no tienen eco en las autoridades gubernamentales. Esto es que se declare la emergencia ambiental en Entre Ríos, que se realicen programas y monitoreos de salud pública, que se prohíban las pulverizaciones con insumos químicos sobre la población y los cursos de agua. Todas estas demandas, señalaron, “fueron desoídas de manera sistemática por nuestro gobernador Gustavo Bordet”, al mismo tiempo que observaron la recepción siempre abierta a los intereses de la Mesa de Enlace Rural de entidades. Los reproches también alcanzaron a la Legislatura en donde se encuentra pendiente la Ley de Agroquímicos y el Poder Judicial, permeable en sus fallos a permitir las pulverizaciones cercanas a escuelas y caseríos.
Las actividades por la Ronda 200 comenzaron con la muestra de una serie de fotografías denominada «El costo humano de los agrotóxicos», de Pablo Piovano. La exposición estuvo en la sede de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), y luego salió a la calle. El 9 de noviembre al mediodía formó parte de una intervención frente a los Tribunales, el Consejo General de Educación y la Casa de Gobierno; también se exhibió en la Peatonal San Martín, y luego las crudas imágenes en blanco y negro encabezaron la marcha en la noche de ese martes. La Ronda 200 contó con cobertura periodística de medios de alcance nacional, agencias especializadas y periódicos de tirada en Capital Federal. La Ronda cerró con las melodías y letras de Carlos Negro Aguirre, Silvia Rusa Salomone y Luis Barbiero, junto con la promesa de volver a rondar este martes, en la 201, porque las demandas siguen intactas, alentó desde el micrófono Daniela Verzeñassi, integrante del Basta por el Foro Ecologista Paraná.
–¿Qué representa entonces estos centenares de rondas con antorchas y pancartas?, preguntó ANÁLISIS a Verzeñassi.
–Es la ratificación del movimiento socio ambiental del Entre Ríos, de las personas que no lo están, pero que son fumigadas y en silencio intentan resistir un modelo que se está llevando la vida de tantos y tantas entrerrianas. Y por otro lado, esta ronda muestra la continuidad de parte de nuestro gobierno, legisladores y también de la Justicia, en la negación hacia a abrir los espacios necesarios para comenzar un camino de transición hacia otro modelo productivo. Llevamos 200 semanas rondando alrededor de la Casa de Gobierno y no ha habido una sola convocatoria de parte de nuestro gobernador para dialogar sobre el reclamo que nuestra población, no desde un lugar de romanticismo y fundamentalismo que por ahí lo plantean, sino desde la vivencia propia en el territorio del impacto de este modelo de producción y desde el tener en mano los cientos de trabajos científicos que en nuestro país y el mundo entero han demostrado el impacto del uso de venenos para la agricultura en los ecosistemas, los sueldos y la vida de quienes habitamos estos territorios. Entonces esas son las dos cuestiones que se encuentran desde estos lugares que parecen opuestos, pero que están planteados desde sus miradas por opuestos: las miradas y reclamo del pueblo y por otro lado la negación de nuestros representantes. Lo que estamos pidiendo no por nosotros, sino por la vida de ellos y la de sus descendientes de cambiar el rumbo que algunos han elegido para todos nosotros.
–¿Qué se podría decir que falta o todavía se requiere de la sociedad en general para terminar de instalar la problemática sobre los agrotóxicos como algo urgente?
–Creemos que estos años se ha avanzado muchísimo en cuanto a la concientización e incorporación de que los agrotóxicos son venenos. Y que los venenos nos matan. Y si un alimento tiene veneno, no es alimento. Esto creemos que ha calado hondo en la población. Pero no entendemos todavía, no encontramos una explicación al porqué ante esa compresión aún no logramos generar la movilización, en cuanto a movernos internamente, a las mayorías, para que se sumen al reclamo que desde el movimiento socio ambiental estamos llevando adelante hace tantos años, que no son los cuatro años de la Ronda, si no desde que este modelo se implantó en nuestro territorio y comenzamos a ver su secuela.
(La nota completa en la edición gráfica 1126 de la revista ANALISIS del jueves 18 de noviembre de 2021)
