El abogado de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, Osvaldo Fernández, dialogó con la Revista ANÁLISIS donde realizó un repaso sobre a lucha jurídica contra la pastera UPM (ex Botnia), la última acción vinculada con la Audiencia Informativa que convocó el jueves 16 de junio juez Federal, Hernán Viri; y contextualizó otros aspectos ambientales como la aplicación de la Ley de Humedales que en la provincia es su autor y otros temas vinculantes con la defensa de la casa en común.

Por Nahuel Maciel

Osvaldo Daniel Fernández nació el 18 de febrero de 1963 en Gualeguaychú. Es padre de dos hijos: uno abogado que vive en La Plata y otro que es estudiante de sociología en la UBA. Es de profesión abogado; docente universitario en la cátedra de Bromatología Legal y Ética Profesional de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER); además de haber sido durante dos gestiones Consejero Directivo en el gobierno de la Facultad de Bromatología y miembro del Consejo Superior de esa casa de altos estudios.

De raigambre radical, fue concejal en la Municipalidad de Gualeguaychú (1995-1999); director de la Asesoría Legal del Senado provincial bajo la gestión del vicegobernador Edelmiro Pauletti; fue diputado provincial (2003-2007); y director de Recursos Hídricos y Acuáticos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación en la gestión de la presidencia de Mauricio Macri.

En la actualidad es presidente electo a nivel provincial de Generación para un Encuentro Nacional (GEN), el partido político de ideología socialdemócrata fundado en 2007 bajo el liderazgo de Margarita Stolbizer.

A raíz del conflicto suscitado por la instalación de la pastera del proyecto Orión (primero Botnia, hoy UPM), la comunidad de Gualeguaychú convocó a todos sus profesionales de las más variadas disciplinas y ciencias para analizar la amenaza ambiental que se iba a generar (y que finalmente se concretó) y entre ellos, fueron llamados los abogados para establecer las líneas directrices de la defensa en materia de Derecho. Entre ellos, Osvaldo Fernández fue integrante del llamado equipo técnico- que sostuvo el reclamo del NO a las papeleras y el SI a la vida desde conceptos científicos, pero también históricos, sociales, culturales y –claro está- ambientales en la comprensión de que la Madre Tierra tiene que concebida como una casa en común.

-El equipo jurídico no sólo impulsó gestiones a nivel provincial y nacional, sino que brindó elementos para que Argentina –en un hecho histórico- dirimiera este conflicto en la Corte Internacional de La Haya. ¿Cómo fue esa experiencia, teniendo en cuenta que en el equipo había abogados con marcada militancia partidaria muy diferentes entre sí e incluso de distintas especialidades?

-Fue un entramado de apoyos que dieron sustento a muchas acciones. Mi primera acción o mi primer compromiso con la Asamblea fue como vecino, y luego en la divulgación del conflicto me convocaron para aportar desde el Derecho, como a tantos otros. En rigor, cada vecino fuimos aportando desde nuestro lugar. En mi caso, en alguna etapa como legislador porque pudimos sancionar y aprobar la Ley de Protección de Humedales (la Ley 9718) que está vigente en la actualidad y a través de esa norma se estableció el área natural protegida más grande de Entre Ríos: son 680 mil hectáreas que contemplan los humedales de los Departamentos Islas del Ibicuy, Gualeguaychú y Uruguay. También logramos sancionar y aprobar la llamada Ley de la Madera, que tuvo una relación directa con este conflicto con la pastera. Se trató de una norma que no se sostenía únicamente por la prohibición de abastecer con madera entrerriana a la pastera como materia prima; sino que su razón de ser era una lógica productiva desde el punto de vista del apoyo a la industria de la madera entrerriana. Es decir, se establecía que no podía salir madera en pie de la provincia, salvo con la incorporación de valor agregado.

-La Ley de la Madera no dejaba huérfano al sector forestal entrerriano.

-Al contrario. Esa ley surgió no solo por el trabajo de las organizaciones ambientales, sino fundamentalmente por el trabajo de los grupos forestales y de los aserraderos, especialmente las pequeñas y medianas empresas. Creo que fue un error (del actual gobernador Gustavo Bordet) de derogar la Ley de la Madera. Entiendo que toda ley puede requerir actualizaciones e incluso volvimos a redactar un proyecto al respecto que incluso lo presentamos en la Legislatura, pero no tuvo adhesión. Esa Ley tenía una lógica de protección a la industria de la madera, a la forestación entrerriana y a la creación de puestos de trabajo. Hoy tenemos que la madera sale en pie de la provincia, es decir, sin valor agregado. Es decir, Entre Ríos ha profundizado su perfil de provincia que genera materias primas con destino a otros centros que la procesan y se quedan con la mayor ganancia de esa actividad económica. Nosotros hoy exportamos maderas en pie, se nos llevan las arenas silíceas para Vaca Muerta, la producción primaria agro ganadera; pero la industria languidece y esto repercute en la falta de horizontes laborales para nuestra gente.

-Quisiéramos volver a la convocatoria asamblearia. Usted se encontró con otros profesionales de distintos partidos políticos e incluso otros que eran independientes. Pero, en síntesis, la experiencia de Gualeguaychú demostró que es posible pensar desde diferentes concepciones un mismo problema colectivo para llegar a una solución consensuada. Es decir, hacer de la pluralidad una síntesis.

-Eso fue una experiencia absolutamente positiva. Y la experiencia en la Asamblea demuestra eso, la horizontalidad; y el hecho que cada uno tiene su identidad política partidaria e incluso otros que no la tienen de manera pudimos trabajar juntos y de hecho lo seguimos haciendo. Efectivamente, esta perspectiva de diversidad nos permitió concretar hechos muy importantes. La lucha de la Asamblea Ciudadana Ambiental es un ejemplo a nivel mundial, se lograron muchos avances y por eso es muy positivo. Por supuesto, es una lucha larga y permanente, como es toda lucha en materia ambiental y esto es así en la historia del mundo. Hoy tenemos incorporadas muchísimas herramientas como consecuencia de esa lucha ambiental y vienen precedidas de debates en los ámbitos académicos y científicos; y, fundamentalmente, la incorporación de la mirada ambiental en la lucha social. Hago mucho hincapié en esa cuestión de la lucha social, sin soslayar los aportes académicos, científicos y técnicos; pero, es central la participación del ciudadano, de la sociedad, de las comunidades en las luchas ambientales. El cambio de paradigma que el mundo necesita se va a lograr más que nada por la convicción de las sociedades. A partir de entender lo que significa otro tipo de producción, otro tipo de generación de energía, otro tipo en el manejo de los residuos y la correcta gestión en los distintos efluentes, en definitiva, otra manera de vivir. Seguramente así vamos a lograr a preservar la casa en común que es el planeta.

(La nota completa en la edición gráfica número 1131 de la revista ANALISIS del jueves 23 de junio de 2022)