Emilio Martínez Garbino recibió a ANÁLISIS en su chacra de Gualeguaychú donde vive con su familia.En el encuentro analizó los primeros meses de gestión del presidente Javier Milei, pero también abordó los desafíos que en la provincia debe afrontar el gobernador Rogelio Frigerio y también observó un nivel de beligerancia inusitado por parte de Mauricio “Palito” Davico en la Municipalidad de Gualeguaychú, al menos nunca vivido por otros ex intendentes.

Por Nahuel Maciel

Emilio Raúl Martínez Garbino es abogado y fue diputado nacional en el período 1993-1999. Fue intendente de Gualeguaychú entre 1999-2003 y nuevamente diputado nacional entre 2005 y 2009.

Es considerado una referencia por su autoridad política para analizar la realidad y por tener un diálogo directo con casi todos los sectores de la política, de la economía y la cultura entrerriana.

Durante su gestión como intendente afrontó la crisis generalizada de diciembre de 2001, donde sin estructura tuvo que afrontar y organizar un sistema de comedores y viandas para asistir a 9.000 familias durante un año y ocho meses. Respecto de la actualidad, observa situaciones muy similares, aunque advierte que hay una diferencia sustancial: en aquel entonces se carecía de una de asistencia por parte del Estado y se carecía de la información que hoy se dispone para articular una red de contención. De todos modos, expresó de manera enfática su preocupación por las realidades hirientes que ofenden la condición humana.

- ¿Cómo estápercibiendo el manejo que hace el presidente Javier Milei y ese estilo de gestionar? Además de que es un maleducado, una persona con clara tendencia política predemocrática.

-El fenómeno Milei, para analizarlo con el mayor realismo posible, debemos poner el cerebro en una congeladora, es decir, despojarnosde todo subjetivismo, del preconcepto… de todo. Y a eso debemos agregarle que uno tiene que despojarse de las valoraciones que un Estado puede hacer con respecto a los valores, a la visión, etcétera, que encarna Milei. Muchas cosas de él no las comparto. Pero, voy a otro plano. Milei, al decir del Chapulín Colorado, “sin quererqueriendo”, está poniendo sobre la mesa una cantidad de problemas que existían en la Argentina o estaban subterráneamente escondidos. La Argentina es un país hoy ya está colonizado por los grandes intereses, digamos, corporativos. Hoy los intereses que están en pugna, permanentemente, no es el interés del individuo, del ciudadano común, sino el de un sector con un gobierno que por ahí acompaña y a ese que acompaña -en buen romance-, se le conceden las ventajas que requiere. Estos años, décadas, evidentemente, son los consensos, los reales consensos que han gobernado la Argentina, que son consensos que hay que romper. En otras palabras, buscar nuevos consensos creo que no será dificultoso a medida que haya honestidad y buena predisposición en la dirigencia política actual. Y con esa dirigencia actual es con la que se va a salir o no se va a salir. No va a haber una dirigencia que va a aparecer de golpe, ni va a aparecer maná del cielo, ni vendrá ningún iluminado. Es apostando al lado bueno de la dirigencia que tenemos, que tan criticada es y cuyas críticas bien merecidas las tiene. Pero, bueno, en la Argentina hay 80.000 regulaciones, entre leyes, decretos, decisiones, etcétera, etcétera y más etcétera, que amparan algo. Y esa decisión, esos decretos, de alguna manera, producen una presión. O sea que el problema de la Argentina no es lo ilícito. El problema de la Argentina es lo lícito, lo que entendemos que es lícito. Cuando un tipo saca ventaja sectorialmente, no la saca a escondidas. La saca porque tiene un amparo legal que lo logró a través de cierta presión. Y eso es el problema argentino, la mal entendida licitud. Milei ha puesto sobre la mesa esto. Quizás, yo no sé en qué va a terminar, francamente, porque es como una bola de nieve.

- ¿Cómo sería eso que es “como una bola de nieve”?

-Acá se ha desencadenado una espiral que no sé dónde va a terminar. Pero, acá se define. Y esto hay que mirarlo con un concepto que es clave para mí: o estamos en un cambio de gobierno o estamos en un cambio de época. Si estamos ante un cambio de gobierno, lo de Milei va a serepisódico. Ahora, si hay un cambio de época, puede ser el disparador de una cantidad de cosas que evidentemente uno no puede vaticinar.

-Pero, para un cambio de época se requieren consensos plurales, no de los sectores poderosos. Por ejemplo, la industria se ha desplomado a niveles históricos. Sin embargo, el silencio de la Unión Industrial es un silencio cómplice y demasiado estruendoso al sostener aquello que lo está destruyendo. Lo mismo pasa con las industrias de la alimentación.

-Lo que pasa es que acá se está apostando mucho a la exportación, que bienvenido sea tener una actitud agresiva exportadora. Pero, también se apuesta a la importación para que de alguna manera sirva para remediar lo que una masiva exportación le va a hacer faltar al mercado interno. Por otro lado, va a alzar los precios. Meparece que apuntan a esas dos cosas y el gobierno hace una fuerte apuesta a eso. Ahora, no sé cuál va a resultar. Yo no soy un economista. Creo que los economistas que hoy hablan son los que hablan lo mismo que hace 30, 40, 50 años y hablan permanentemente por radio y por la televisión de las recetas que hay que implementar.

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1148, del día 14 de marzo de 2024)