Consecuencias de las políticas israelíes

Tampoco en su nombre: qué dirían Einsteiny Arendt sobre el genocidio en Gaza

Edición
1164

Algunas de las más destacadas figuras judías del siglo XX advirtieron sobre la deriva nacionalista de ultraderecha del Estado de Israel. Aquí se rescatan textos de Albert Einstein y Hannah Arendt, de poderosa y llamativa actualidad, que permiten pensar cuál sería su posición frente a las políticas criminales que el gobierno de Netanyahu lleva adelante en Gaza y Cisjordania contra el pueblo palestino.

 

Por Américo Schvartzman

Albert Einstein y Hannah Arendt estuvieron entre quienes expresaron su preocupación de que, como tantas veces ha sucedido en la historia, el otrora pueblo oprimido y humillado, se convirtiera en opresor humillante. Estas destacadas figuras judías del siglo XX advirtieron sobre la deriva nacionalista de ultraderecha del sionismoal que, sin embargo, en principio, adherían y apoyaban.

Ambos escribieron párrafos de poderosa y llamativa actualidad, que no dejan dudas respecto de cuál sería su posición frente a las políticas criminales que el gobierno que encabeza Benjamín Netanyahu lleva adelante en Gaza y en Cisjordania contra el pueblo palestino.

En particular destacaré en las líneas que siguen, cómo estas dos grandes referencias judías no solo advirtieron sobre el riesgo de un nacionalismo israelí, sino que también repudiaron acciones genocidas producidas por sionistas de ultraderecha en aquel momento.

Einstein y Arendt contra el “Partido de la Libertad”

No es nuevo el uso de la palabra “libertad” por quienes están dispuestos a destruirla. Ni siquiera en eso es original el penoso sujeto que encabeza el Poder Ejecutivo en nuestro país.

En diciembre de 1948 –el mismo año de la creación del Estado de Israel– Hannah Arendt, Albert Einstein y otras figuras judías de prestigio de la época, firmaron en Nueva York una enérgica carta repudiando a los sionistas de extrema derecha enrolados en el “Partido de la Libertad” encabezado por Menahem Begin (quien muchos años después sería premier israelí). Los caracterizaban abiertamente como de ideología “nazi y fascista” y denunciaban, sin vueltas, una de las masacres cometidas en Palestina por sus seguidores: la de la aldea palestina Deir Yassin.

La carta fue publicada por The New York Times el 4 de diciembre de 1948. En ella, los firmantes explicaban que, en el recién creado Estado de Israel, se había formado un “Partido de la Libertad” (Tnuat Haherut), “estrechamente emparentado, en su organización, métodos, filosofía política y atractivo social, con los partidos nazi y fascista”. La base del partido era el antiguo Irgun, una organización judía “terrorista, de derecha y chovinista en Palestina”.

En la carta señalaban su rechazo a la visita de Begin, “líder de este partido”, que buscaba “afianzar lazos políticos con los sectores sionistas conservadores de este país”. Y denunciaban como “inconcebible” que “quienes se oponen al fascismo puedan sumar su nombre y su apoyo” a ese grupo. Para ello pretendían dar a conocer a “los antecedentes y objetivos del señor Begin y su movimiento fascista”.

Luego denunciaban “un ejemplo impactante de su comportamiento”: la masacre cometida en la aldea árabe de Deir Yassin:

“El 9 de abril (de 1948) bandas terroristas atacaron esta pacífica aldea, que no constituía un objetivo militar en los combates, mataron a la mayoría de sus habitantes (240 hombres, mujeres y niños) y mantuvieron a algunos con vida para exhibirlos como prisioneros por las calles de Jerusalén. La mayor parte de la comunidad judía se horrorizó ante este hecho, y la Agencia Judía envió un telegrama de disculpas al rey Abdullah de Transjordania. Pero los terroristas, lejos de avergonzarse de su acto, se enorgullecieron de aquella masacre, la publicitaron ampliamente e invitaron a todos los corresponsales extranjeros presentes en el país a contemplar los cadáveres amontonados y la devastación general en Deir Yassin”.

La carta de Einstein, Arendt y otros aseguraba que “el incidente de Deir Yassin ejemplifica el carácter y las acciones del Partido de la Libertad” y lo acusaban de predicar “una mezcla de ultranacionalismo, misticismo religioso y sentimiento de superioridad racial”. Exactamente lo que expresa el gobierno actual de Israel sin tapujo alguno.

Además, “como otros partidos fascistas, han sido utilizados para romper huelgas y ellos mismos han impulsado la destrucción de los sindicatos libres. En su lugar han propuesto sindicatos corporativos, al estilo del fascismo italiano”.

Concluían la carta señalando como “imperativo” que se conozca “la verdad sobre el señor Begin y su movimiento”, y sobre “el peligro que supone para Israel el apoyo a Begin”.

El partido de Begin (Harut) fue con el tiempo el eje de la coalición de derecha Likud. El actual presidente del Likud israelí es Benjamín Netanyahu, acusado de crímenes de guerra, delitos de lesa humanidad y de genocidio. No es difícil imaginar con qué duras palabras Einstein y Arendt se referirían a sus políticas actuales. Creo que no dudarían en utilizar, como en su carta, la expresión “nazi fascista” para definirlas.

 

(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1164, del día 18 de septiembre de 2025)

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