Memoria Frágil y el crimen impune del locutor

Gabriel Insaurralde

El crimen de Gabriel Insaurralde nunca se resolvió.

De ANÁLISIS

Ese lunes 19 de octubre de 2009, Gabriel Insaurralde fue a trabajar en el turno de trasnoche que cubría en la emisora estatal LT14, pero nunca llegó a la radio. Fue como que se lo tragó la tierra. Sus amigos no entendían muy bien lo que había sucedido, pero estimaban que algo malo aparecería en esta historia. Con sus 41 años, Gabriel era un ser muy querido, comunicativo y transitaba su vida con alegría y pasión por lo que hacía como locutor. Pasaron siete días en ese octubre, hasta que lo encontraron sin vida en un aljibe ubicado a 205 metros de distancia de su vivienda de calle Balbín, en la zona este de la capital entrerriana.

“Tenía a cargo la Jefatura de Locutores en turno suplentes. El jefe actual de ese momento estaba de licencia, yo tenía la Jefatura. Con lo cual a veces solucionaba algunos problemas. Me llamó la locutora de turno, a las  0.10 minutos que Gabriel no había ido. Entonces yo la atiendo y lo primero que pensé es que debe haber un error de quién tiene que hacer el trasnoche. Él hacía de 0 a 6 y sábados y domingos y estaba siempre bien predispuesto a cubrir el día y horario que fuera necesario. Entonces traté de calmarla y solucionar el problema del turno. Entonces le dije que si se podía quedar hasta las 6, o un rato a esperarlo. Hay alguien que se puede comunicar, entonces un amigo de él se acercó a la radio a buscarlo porque no lo encontraba. Gabriel llegaba a veces hasta una hora antes del turno, del sentido de la responsabilidad que tenía. Era muy puntual, no faltó jamás, entonces llamó mucho la atención. Y mi compañera estaba asustaba. Entonces me quedé un poco, no podía dormir y a la mañana me fui temprano a la radio, a las 7. Cuando llego el clima era de angustia total porque era Gabriel que si le hubiera pasado algo, hubiera avisado a su compañera de turno. Era muy respetuoso   de los compañeros. Empezamos y me entero que también había, su hermana había avisado. Se comunicaba uno u otro pero siempre esperando que no hubiera pasado nada”, relató Fernanda Dambrine.

Silvina Ríos, amiga de Insaurralde y actual directora de LT14  también recordó en qué situación estaba cuando se enteró la desaparición del locutor. “Quedamos todos en alerta. Lo que pensé no era bueno, porque no era de desaparecer. No me equivoqué lamentablemente. Después estaba acá trabajando cuando informan que lo habían encontrado. Jorgelina duarte desde el móvil contó en vivo. Fue muy triste”.

La periodista Claudia Martínez contó: “Cuando me contaron que no fue a trabajar y nadie sabía dónde estaba tuve una percepción de que algo malo estaba pasando. Un criminólogo francés dijo: el tiempo es la verdad que huye. Y tal cual, en lo de Gabriel no quedó nada. Cuando desapareció, me contó un colega o la Policía que lo encontraron muerto. Hacía poco habíamos estado con él. Un tipo súper macanudo, cálido, amoroso, un tipo muy dispuesto para el laburo. Me acuerdo cuando lo encontraron fui a hablar con el primer juez y le pedí por favor que hagan algo. Pero todo desapareció. Y la policía se jacta que pueden descubrir cualquier tipo de homicidio, mentira porque este no lo pudieron aclarar”.

“Había como una demora o tranquilidad que no correspondía. La familia hizo la denuncia. Yo estaba casado con Alberto Campos que era director de la radio y ya falleció. En mi casa fue doblemente doloroso. Él se movilizó bastante y creo que movilizó a nivel nacional para que se empiece a buscar de otra manera, más rápido. Gabriel me había hablado tres días antes a mí, de tan buen humor y tanto respeto. Esas pérdidas que no tienen sentido”, agregó Dambrine.

Si bien en un principio se informó que la causa de la muerte de Gabriel Insaurralde era asfixia por estrangulamiento, ello luego fue desestimado por uno de los médicos forenses de la causa que llevó adelante inicialmente el juez Carlos Ríos. El citado profesional, al declarar, dijo que a su entender podría haber muerto por la inmersión en el pozo de agua, tras ser arrojado violentamente por sus asesinos. Sucede que en su estómago se encontraron  restos de vegetales y barro. Es decir que habría estado vivo cuando lo tiraron al aljibe.

El comisario Ángel Ricle, a cargo de la investigación policial, contó que los trabajos comenzaron el día 21 de octubre. “Homicidios tomó intervención el 26 de octubre. De acuerdo a los rastrillajes, en un aljibe, en zona descampada fue localizado. Se extrajo del pozo el cuerpo de Gabriel. No estaba identificado. Se trabajó, se tomaron muchas declaraciones testimoniales. se reunieron elementos y después hubo varias líneas investigativas. No tenemos un resultado satisfactorio hasta el día de hoy”, aseveró.

Claudia Martínez recordó que antes del asesinato de Gabriel habían quedado en juntarse a comer. “Nuestro lugar de encuentro era la radio. Aparte era muy laburador, siempre dispuestos al trabajo. Él tenía espíritu para sostener la madrugada en la radio. No puedo creer que nos haya tocado a nosotros estar del otro lado y no se haya podido encontrar la forma de esclarecer el crimen. Me acuerdo perfecto la conversación que tuve con Ríos”.

“Apenas se tomó conocimiento de la falta de Gabriel, intentamos establecer sus últimos contactos. Cuando dejaron de verlo se preocuparon. De ahí en más, la hermana tomó la decisión de ir a la comisaría y tomar la denuncia. Lamentablemente llegamos el 26 y lo encuentran en el aljibe. Recuerdo que tenía varios golpes y murió por asfixia. Pero bueno, todo está en etapa de investigación. En su casa no había alteraciones, las cosas estaban como tenían que estar”, agregó Ricle.

Desde el inicio de la investigación existieron varias hipótesis, pero ninguna se pudo corroborar. Los sospechosos que fueron apareciendo quedaban descartados al resultar negativos los cotejos de ADN. Se desestimó el robo como móvil del crimen, ya que había dinero en su casa. 

En la causa -iniciada por el juez Ríos, aunque luego pasó a manos de Mauricio Mayer, Gabriela Garbarino y el juez de Transición Gustavo Maldonado, y ahora está en manos de Juan Carlín- hubo demasiados errores. Se perdieron miles de archivos de su computadora que nunca llegaron a ser peritados y lo mismo pasó con el contenido que estaba en la máquina de fotos que tenía la víctima.

“En los días que no se encontraba. La primera noche lo soñé a él sólo con una bermuda, con el torso desnudo, mojado. Él abre los brazos y me dice ‘Fer, mirá lo que me hicieron’. Fui a la radio y a los chicos del informativo les conté lo que había soñado. Cuando lo encontraron Jorgelina Duarte, que era uno de sus primeros móviles, lo tuvo que cubrir. Por días no pude hacer la tanda. Sentía el dolor de un amigo, un compañero, me parecía un sueño. Cómo y por qué”, recordó  Dambrine.

Silvina Ríos agregó que Gabriel era “un tipo espectacular, una persona muy confiable, con una calidad impresionante”. “A donde llegaba transmitía  alegría. Siempre andaba con un manojo de llaves grande y donde llegaba hacía ruido. Así lo recordamos”.

Su hermana, María Elena Insaurralde contó detalló irregularidades en la investigación. “Se llamó a un buzo que lo sacó del agua. Se volvió a llamar a un forense. Tuve que ver a mi hermano en pedazos para sacarme dudas y saltaron cosas. Qué se investigó, no podía ver las investigaciones. Pregunté cuándo desapareció. No he podido leer sus chats. Hay analizado en expediente pero los contenidos no están. Apareció un solo CD. Si alguien lo vio, por favor está a nombre de Gabriel Insaurralde. Cuatro mudanzas tuvo ese juzgado. Quise ver la computadora secuestrada, como no aparecía estaba por hacer la denuncia en Fiscalía. Pedí que la analicen, me dijeron que no se podía sacar nada porque el disco está totalmente dañado. No he leído nada de él, ni un chat, ni un correo electrónico, nada”.

Prueba desaparecida e inconvenientes tecnológicos

Según revelara el periodista José Amado, en un informe del diario Uno, fue muy extraño lo ocurrido con computadoras que debían ser analizadas para encontrar información en torno al locutor Gabriel Insaurralde. Se eliminaron las ocho cuentas de Hotmail con las que la víctima se había comunicado de modo continuo, según lo informó la propia empresa en 2017 y una situación similar sucedió con la cuenta de Facebook, donde después de su muerte fueron borrados álbumes enteros de fotos. Luego, también fue eliminada la cuenta de esa red social. Tampoco se pudo acceder al movimiento de llamadas entrantes y salientes de su celular –que nunca fue hallado-, un mes antes de su muerte, según informó la empresa Personal.

“Cuando se trabajó en su momento, toda información que se iba logrando se comunicaba al juez Ríos y el juez decidía si convenía o no tomar declaraciones testimoniales. De acuerdo a prestatarias de telefonía se llamó a personas a declarar pero no surgió nada concreto. Un montón de comentarios y cosas que surgieron pero nada tomó cuerpo en la investigación”, dijo el comisario Ricle.

El querellante Miguel Cullen señaló que fue una causa “muy compleja”. “Pasaron distintos jueces, fiscales, investigadores. Todos pusieron lo mejor de sí, pero al día de hoy la investigación está estancada. El gobierno ofreció recompensas. Más allá de cuestiones que tienen que ver con problemas técnicos, lo más importante que fue la posibilidad que a través de un incentivo económico para que aparezca alguien que aporte algo que permita avanzar. Acaba de ingresar un nuevo juez de Transición, Juan Carlín y se comprometió a aportar lo más que pueda. Aprovecho para solicitar si alguien tiene algún dato, que lo aporte. Hay cosas que no pueden decirse porque pueden ser avisos, porque hay alguien culpable que está dando vueltas. Se plantearon varias líneas investigativas. Lo concreto que sabemos es que no había indicio que nos hiciera presumir este final trágico. A partir de ahí se realizaron trabajos sobre todo en cuanto a testimoniales porque del examen del cuerpo surgieron muchas hipótesis. Se trató de encontrar un anclaje con la realidad de Gabriel. Se pudo saber que algunos días previos hubo unos movimientos extraños en la casa, pero se estancó esa línea y no se pudo avanzar más”.   

Los tejidos extraídos del cuerpo de la víctima en la autopsia no se pudieron analizar para saber si había ingerido o le habrían suministrado alguna sustancia tóxica. Resulta que el aparato para realizar los análisis toxicológicos, aunque resulte increíble, estaba roto. Poco después se pidió un examen de las muestras para la "búsqueda de psicofármacos, drogas de abuso y tóxicos de interés médico legal". Pero cuando fueron a buscar esos tejidos para tales estudios, se informó que habían sido destruidos, a partir de una resolución del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, que comprendía a todas aquellas muestras con antigüedad mayor a dos años. Tampoco se pudo avanzar respecto a algunas pruebas genéticas ni en situaciones de amenazas que habrían existido, donde podría haberse visto involucrado un hombre de la Policía de Entre Ríos que nadie pudo ni quiso identificar.

“Esto tiene que ver con una realidad de la prueba que nos permite elaborar nuevas hipótesis de trabajo. Es cierto que algunos CD’s se quemaron o les entró un hongo y no pudieron ser vueltos a analizar. Pero la realidad es que nosotros vimos esa prueba y la analizamos. Acá pasó algo muy común pero no querido. Hablamos de un locutor con mucha llegada, muchas personas se presentaron diciendo que tenían algún dato, cuestión clave para aportar. Eso se investiga y llega a un punto muerto porque se elabora en base a comentarios sin sustento. Muchos periodistas decían algo al aire, pero no se podía llegar a buen puerto. Eso genera en familia doble sensación de vacío, pareciera que alguien sabe la verdad, lo comenta y luego cuando va a Juzgado uno se da cuenta que querían generar rating. Nos encontramos con estos inconvenientes por la particularidad de quien era Gabriel”, sostuvo Cullen.

“Escuchaba que se llega a la sentencia mediante pruebas. ¿Y qué me queda a mí? ¿Con qué pruebas voy a llegar? Y pensás ¿qué pasó? No tengo nada para saber qué pasó. Es triste. Me tocó esto y lo contaré por el resto de mi vida. Hace 11 años que todos los meses escribo en Justa Justicia, en Facebook todo lo que pasa”, lamentó María Elena Insaurralde. “Esto no puede pasar”.   

Siempre es como que existieron demasiados contratiempos, desidia, falta de profesionalismo y errores continuos alrededor de la investigación judicial y policial por la muerte del locutor Gabriel Insaurralde. Pocas veces, en una misma causa, se perdieron tantas pruebas, como por arte de magia. Pero está visto que nada sucede al azar, por más que se quiera demostrar lo contrario.

“Es llamativo por la cantidad de tiempo que ha pasado. Parece el crimen perfecto. Lamentablemente pasó mucho tiempo, ojalá la Justicia pueda llegar a algo para que la familia  quede más tranquila, que se investigue, que se busque a quién o quiénes mataron a Gabriel. Ojalá se llegue a la verdad”, pidió Silvina Ríos.

Fernanda Dambrine lo recordó la despedida de Gabriel Insaurralde. “La cantidad de gente fue impresionante. Eran todos oyentes, cómo lo querían y él los amaba. Era alguien muy querible. Los medios de comunicación necesitan gente así, que se entregue. Queda mucha tristeza que no se sepa qué fue lo  que pasó. Si pudiera decirle algo a él, le diría que lo quiero mucho todavía”.

“Que le digan a la familia, a nosotros, a la sociedad qué pasó con ese chico. Lo encontraron muerto y listo chau, se terminó la historia. La forma en la que pasó todo, tan doloroso para compañeros, familia, amigos, oyentes, era un tipo muy querido. Ahora tenemos los avances, cuestiones técnicas necesarias para poder saber qué fue lo que pasó con Gabriel. De pronto se olvidaron. El tiempo es la verdad que huye”, reafirmó Claudia Martínez.

Su hermana lo recordó como “el fuerte, el tren que iba adelante, él no me hubiera dejado hacer todo esto. Pero el dolor me llevó. Nunca pensé encontrarme a los 11 años con esta situación. y que me diga cada uno que cumplió la función qué pasó. Estoy cansada pero no derrotada, porque él se merece mi lucha y más”.

Los familiares, los amigos y compañeros de Gabriel Insaurralde siguen esperando una respuesta. Pasaron 11 años de un crimen, sobre el que nunca se avanzó. Quizás el caso Insaurralde ya forma parte de la larga historia de muertes violentas sin resolver. Quizás ya no existan más respuestas. Porque pareciera que para algunos es mejor que quede todo así: en el olvido impune y en silencio.

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