Gualeguaychú: más de 20 mil espectadores vibraron al ritmo del Carnaval del País

La comparsa Kamarr del Centro Cultural y Social Sirio Libanés, inauguró la tercera noche del Carnaval del País y ratificó su vocación ganadora. Crédito foto: Prensa Carnaval.

La comparsa Kamarr del Centro Cultural y Social Sirio Libanés, inauguró la tercera noche del Carnaval del País y ratificó su vocación ganadora. Crédito foto: Prensa Carnaval.

Por Nahuel Maciel

(De ANÁLISIS)

 

Al igual que el sábado pasado, en esta tercera noche el Carnaval del País marcó el rumbo de la temporada turística en la ciudad y en la provincia y es, de manera indiscutida, la nave insignia de la industria de la hospitalidad.

La tercera noche también tuvo sus particularidades. Por un lado, la lluvia que amenazó con “aguar” la fiesta desde temprano, pero con el correr de las horas se fue disipando y luego se comprobó –una vez más- que la magia del Carnaval ahuyenta los peores nubarrones.

Anoche, de acuerdo a lo informado por la Comisión del Carnaval, presenciaron el espectáculo poco más de 20 mil personas, casi cinco mil más que el sábado anterior (segunda noche con 15 mil personas) y tres mil menos que la noche inaugural (23 mil espectadores).

El carnaval más allá de sus orígenes y fundamentos, es una actividad artística, cultural y social que genera un movimiento económico que se derrama en toda la sociedad y que es una característica que ameritaría una mayor valoración: no sólo por la materialidad del metal circulante, sino por las exteriorizaciones artísticas y culturales que afianzan una identidad colectiva tan indiscutida como admirada más allá de sus fronteras. Incluso hay otro aspecto para su valoración integral: gran parte del producido en estas diez noches del Carnaval del País se destina para solventar las actividades deportivas y especialmente educativas de los cinco clubes que animan el espectáculo y cuya calidad e infraestructura distingue a la ciudad y a la provincia.

Ahora se comprenderá mejor por qué el Carnaval requiere, es decir, demanda y pretende la movilización –a manera de adhesión- del pueblo. No es casualidad que para ello reclame -a través de distintas temáticas- que se pueda vivir mejor. Para ello se vale de propuestas movilizadoras que son al mismo tiempo una denuncia y un anuncio.

Distintas culturas, en las más diversas épocas, en las más remotas tierras, siempre han tenido necesidad de manifestar sus sentimientos, por eso es un acto que se completa cuando se participa. Y es una experiencia que permite aprender que no hay sentimientos sin el ejercicio del compartir. El Carnaval del País da testimonio de ello.

Para algunos, en algún momento de la historia, el carnaval fue y seguirá siendo “el celebrar lo prohibido”; para otros, será la expresión de la cultura a través de los caminos de la trascendencia como el arte y los sentimientos; para todos será una celebración que interpela y se traduce a través de los diferentes lenguajes artísticos.

Como enseña Octavio Paz, cuando el arte se complementa en los sentidos, entonces la trascendencia se percibe de una mejor manera. Y ejemplificaba en uno de sus ensayos que quien lee poesía, su sentido rector será la vista; pero necesariamente debe equilibrar con el sentido auditivo y con ello “despertar” al ritmo. Quien observa una obra plástica, también tendrá a la vista como un sentido capital; pero deberá revalorizarlo a través del tacto y así percibirá colores cálidos y fríos e incluso la rigurosidad de la espátula en el óleo o los trazos que deja –como un rastro- el pincel sobre la tela. Ocurre también con los alimentos, donde el sentido clave es el gusto, pero el olfato se despliega como complemento. La realidad no se percibe con un solo sentido, ni siquiera en un único sentido. He ahí la sabiduría para comprender.

Con el carnaval pasa algo similar: hay un mecanismo fisiológico –y rector- de la sensación que no es único porque en algunos podrá prevalecer la vista, pero en otros será lo auditivo. Lo importante es que esa percepción se enriquezca y se complemente con el despertar de los demás sentidos; incluso movilice otras sensibilidades como el movimiento e involucre a otras energías que permita expresar a la vida misma.

El Carnaval del País –tal como se vive en esta edición 2023- engendra, porque fecunda y reproduce; y permite el encuentro de lo que en principio hasta puede estar disperso. Es integral y distintivo.

Es lo que ocurre en cada noche en el Corsódromo, donde claramente se vive una fiesta popular; donde danza lo lúdico con lo mágico, lo alucinante con lo impresionante; donde la imaginación de sus creadores ancla en la realidad de cada ser que habita un lugar en las tribunas.

Está claro que esta puesta en escena es de características industriales porque es enorme por lo monumental y también por lo formidable. Es una celebración donde nadie queda indiferente, porque cada comparsa invita a dejar de ser testigos del Carnaval para ser protagonistas. Y si la pasarela vibra, el Carnaval también lo hace desde la tribuna que no para de cantar y de bailar.

Estar presentes para vivirlo, y contarlo para que nadie se quede sin experimentar.

 

Apertura

 

Minutos antes de las 22 –a las 21:53 para ser más precisos-, Silvio Solari en su rol de la voz del Corsódromo, anunció lo que se venía y lo hizo con su característico contagio de pasión carnavalera. Con un tono vibrante compartió lo que se iba a vivir. Lo que anunció no defraudó: hubo fiesta en el Corsódromo y todos tuvieron su ritmo y su emoción.

El público no hizo esperar su aprobación y luego del nombre de cada comparsa y su club de pertenencia, los aplausos y la ovación fueron las constantes. Así, el público también expresó su agradecimiento a ese espíritu protagónico que es forjado en base a talentos; pero también reflejó su reconocimiento al trabajo y al esfuerzo que permite experimentar el poder estar frente al mejor espectáculo que se vive a cielo abierto durante el verano en el país.

El orden de desfile de las comparsas fue el siguiente, respetando la rotación ya establecida: Kamarr (Centro Cultural y Social Sirio Libanés, que presenta “Impulso, ¡un grito de conciencia!”), Marí Marí (Club Central Entrerriano con “Enérgica”), O´Bahía (Club de Pescadores, con el tema “O’Bahía Rock”), Papelitos (Club Juventud Unida, propone “León”) y Ará Yeví (Club Tiro Federal con “Indiferentes”).

 

Kamarr es “Impulso” y un grito a la conciencia

 

Dirigida por Mario Martínez, la comparsa Kamarr (Centro Cultural y Social Sirio Libanés) presenta el tema “Impulso, un grito a la conciencia” y narra que la especie humana lleva miles de generaciones habitando el planeta y utilizando sus recursos naturales a un ritmo descontrolado; y que la depredación y la contaminación avanzan. Es notorio cómo en estas tres noches la evolución de Kamarr fue reconocida por todo el público que se dio cita en el Corsódromo.

Se trata de un reconocimiento al talento, pero también a la disciplina. “La Azul y Negro” se mostró compacta a lo largo de los 500 metros de la pasarela, con cuadros coreográficos mejor coordinados. “El canto de mi comparsa cuenta que algo cambiará por un futuro más lindo: Azul y Negro será”, reza una de sus canciones que más corea la tribuna.

Una observación aparte merece su batucada, que logra momentos de embeleso, donde la excitación sube a las tribunas y desde las tribunas baja la exaltación por el arte de la danza.

 

Marí Marí es “Enérgica”

 

La comparsa del Club Central Entrerriano está dirigida por Emanuel Pérez. A las 22:56 justificó por qué la Aplanadora “eriza la piel”.

“Pasajeros a bordo del Expreso Central Entrerriano” se convoca para transitar por un viaje tan mágico como asombroso.

Marí Marí presenta su tema “Enérgica”, y describe que “desde que la humanidad descubrió el fuego las energías naturales dominadas o dormidas bajo la tierra fueron arrancadas para dar luz, calor y velocidad. Una danza de alegría quiere volver a encontrarse, cantará el gallo y llenará de música el silencio. Marí Marí encenderá los motores del Carnaval y explotará con renovada energía desde el corazón litoral. En el viaje evolutivo de inmersiones y conciencias”.

La Aplanadora pareciera que ha logrado madurar en esta tercera noche una propuesta más lograda que en las dos noches anteriores. “Genera pasión”, “enciende la vida”, el carnaval se vive a puro vapor con Marí Marí.

 “El Expreso Central Entrerriano” está muy bien logrado en sus movimientos, en su estética integral y especialmente en sus elementos simbólicos.

La única nota disonante –paradójicamente- la dan la carroza de los músicos y la batucada. Está claro que es una apuesta a ensamblar el ritmo, pero es evidente que una propuesta opaca a la otra y ninguna de las dos luce a pesar del talento desplegado en la pista.

¿El fervor del público es una adhesión a su actual propuesta o es un ritual tradicional por antiguas pasiones? La respuesta se irá asomando con el correr de las demás noches; porque una cosa es ser aplaudida por la historia y otra muy distinta por el presente.

 

O´Bahía es “Rock”

 

O´Bahía (Club de Pescadores) está dirigida por Fabián Scovenna y este año propone el tema “Rock”. En su narrativa se explica que “se oye un estrepitoso sonido que golpea tu pecho haciéndote vibrar. Avanza a paso firme desafiando sentidos y límites; llegando a cada rincón del planeta e invadiendo esta ciudad. Es la fuerza de la guitarra que seduce a la musa del carnaval para que un nuevo estilo musical inicie; se fusionan y emerge desde esta noche el O’Bahía”.

A las 23:42 hizo su aparición en la pasarela y fue evidente el esfuerzo por mejorar que ha tenido, aunque también es innegable que no deja a todos conformes.

Como se ha descripto en otras crónicas en ANÁLISIS, su batucada y especialmente la última carroza con el Punk es lo más distintivo de esta propuesta y sobresale a sus competidoras. La guitarra eléctrica “conviviendo” con la batucada es un logro estético que debe ser reconocido y valorado. El público lo hace con un reconocimiento que lo expresa por momentos con ovación.

 

Papelitos es “León”

 

La comparsa del Club Juventud Unida es dirigida por Juan Villagra y propone una temática titulada “León”.

Ellos mismos explican que “León es un niño curioso y soñador, oriundo del barrio del Oeste, que solía pasar gran parte del día en la Biblioteca López Jordán, perdido en cientos de aventuras conectadas entre sí. Tenía un don muy especial, daba vida a las historias que leía, transformando la biblioteca en su reino maravilloso. Papelitos quiere despertar ese León que nos permite liberar nuestras ganas de soñar”.

La comparsa del Decano se destaca porque su narración no tiene fisuras y es un todo coherente con cada una de sus exhibiciones. Sus carrozas son un logro estético sin igual. Está claro que sus esculturas tienen un mismo gesto, un mismo carácter. Sin embargo, al manifestarse con movimientos, permite descubrir diferentes sensaciones y todas redundan en la emoción de saber que se está frente a un prodigio, a una maravilla del arte.

Para dar dos ejemplos: la carroza del niño con lentes que pestañea y mueve su cabeza o la última que refleja con encanto, es decir, con magia, a Juan Carlos “Juancho” Martínez, y la escultura se muestra hasta dialogando con niños, es de una calidad que trascenderá la edición 2023.

Por último, la batuca “Los Pibes” están en uno de sus mejores momentos. Y si bien es más tradicional que sus pares, logra innovar su propia prestación artística en el repiqueteo de sus cueros y en el vuelo que cobra la danza de su pasista.

No hay que demorar algunas certezas: si bien todas las comparsas tienen vocación ganadora, es evidente que Papelitos, Marí Marí y Kamarr lo expresan en la pasarela mucho más que O´Bahía y Ará Yeví.

 

Ará Yeví: “Indiferentes”

 

Ará Yeví (Club Tiro Federal) fue la cuarta en pisar la pasarela para presentar “Indiferentes”. El reloj marcaba que ya habían transcurrido una hora y 23 minutos de este domingo.

La propuesta de Leandro Rosviar es interesante. Su narrativa explica que, por el afán depredador, ávido de riquezas materiales, todo se ha destruido. “No hubo plantas ni árboles que dejaras en pie. En épocas de indiferencia, todo se acelera. Nuestra indiferencia nos destruyó, nuestra era llegó a su fin. ¿Será este el momento de abrir los ojos, mirar a nuestro alrededor?”.

Con la intención de pisar fuerte el Corsódromo y que “la vida sea una fiesta” como se anima desde la carroza de los músicos, Ará Yeví logró animar a un público que ya comenzaba de dejar de a poco el Corsódromo. Lo que confirma que tal vez sea un acierto el año que viene que desfilen cuatro comparsas y una descanse o atraviese el descenso.

Quienes anoche manifestaron signos de cansancio, tuvieron la última movilización por parte de Ará Yeví que logró lucir su vestuario y ponerles a los corazones el prometido “carnaval”.

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