Los dirigentes de las Ligas Agrarias fueron perseguidos y reprimidos entre 1974 y 1980.
El Tribunal Oral Federal de Resistencia condenó, en el marco del juicio conocido como Ligas Agrarias, a cuatro policías y militares por asesinatos, secuestros y torturas perpetrados durante la última dictadura militar en la provincia de Chaco. Los delitos de lesa humanidad se cometieron contra pobladores rurales y militantes campesinos.
Tadeo Bettolli, teniente coronel del Ejército, fue condenado a prisión perpetua por el homicidio agravado del dirigente campesino Raúl Eduardo Gómez Estigarribia y la misma pena fue impuesta al agente policial Alcides Safenraiter, por el homicidio agravado por alevosía del militante rural Carlos Picolli. Los comisarios José Rodríguez Valiente y Eduardo Wischnivetzky recibieron penas de cuatro y dieciocho años por encubrimiento, privación ilegítima de la libertad y tormentos. Miguel González, policía que estaba acusado de homicidio, fue absuelto.
Las Ligas Agrarias fueron un movimiento que agrupó a miles de familias de agricultores y de obreros rurales, y estuvieron ligadas también con Entre Ríos. Tuvieron un gran nivel de organización y desarrollo que les permitió cambiar la lógica de producción planteando una redistribución más equitativa de los recursos que generaban y el mejoramiento de la calidad de vida rural. Fueron una herramienta de organización entre pequeños y medianos agricultores que enfrentaban la lógica de los monopolios, comercializadores y latifundios.
En el Chaco los militantes de las Ligas Agrarias fueron reprimidos entre 1974 y 1980 y uno de los nudos de la represión en el norte argentino. En el movimiento confluyeron dirigentes y militantes de bases campesinas, pero también integrantes de distintas organizaciones armadas y movimientos de curas y de monjas comprometidos con la opción por los pobres. Entre ellos estuvo Alice Domon, la monja francesa que trabajó en el pueblo correntino de Perugorría y años después fue asesinada en la Escuela de Mecánica de la Armada.
Carlos Piccoli estaba siendo perseguido desde 1975 por las Fuerzas Armadas y de seguridad por su participación en la organización de las Ligas Agrarias. Debió exiliarse en España y regresó a la provincia en 1979. La madrugada del 22 de abril de ese año, en el paraje Pampa Florida, de la zona rural de la ciudad de Sáenz Peña, según la acusación, fue “sorprendido por un retén policial constituido por los agentes Carlos Chávez y Alcides Roberto Safenraiter”. Ambos se escondieron “a un lado del camino, ocultos en la oscuridad y entre matorrales esperando el paso de Piccoli para dispararle a mansalva”.
Gómez Estigarribia era docente rural y dirigente de las Ligas Agrarias. Fue acribillado el 12 de febrero de 1977 en la localidad de Corzuela por un grupo de fuerzas conjuntas comandado por Bettolli e integrado por cuatro efectivos de la Dirección de Investigaciones de la Policía del Chaco que, según la acusación, se encontraban “fuertemente armados”. La patota de militares y policías esperó a Estigarribia en una casa donde tenía pautada una reunión “tendiéndole una emboscada”, y convirtiéndolo en “un blanco fácil” para sus victimarios.
El comisario retirado Rodríguez Valiente fue condenado por el encubrimiento de los asesinatos de Piccoli y Estigarribia y por la elaboración de falsos informes en los que hizo fraguar los fusilamientos como supuestos enfrentamientos. Wischnivetzky, en cambio, fue juzgado y condenado por los delitos de privación ilegítima de la libertad y tormentos perpetrados contra tres trabajadores rurales, ocurridos el 30 de agosto de 1976, en la localidad de Villa Berthet con el fin de obtener información vinculada a su participación en las Ligas Agrarias y al paradero de dirigentes que eran buscados.
Fuente y foto: Página/12