Cobrar sin trabajar
Los tiempos de la Justicia, como se sabe, no suelen ser los tiempos de los otros poderes, ni los del periodismo, ni mucho menos del de los ciudadanos. De allí que la escandalosa causa de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la fundación Aciser, aquella que involucró al ex funcionario bustista Oscar Pacha Mori y a la ex concejal de Paraná Liliana Morard, entre otros, sigue aguardando una fecha para su elevación a juicio; y en el Poder Ejecutivo ya casi nadie se acuerda del episodio. Y no es que hayan pasado demasiados años ni que se haya horadado la memoria de varios de los protagonistas que vivieron de cerca la misteriosa desaparición de casi un millón de dólares. Pero por lo visto, la lentitud y lasitud de la Justicia es correspondida con la misma actitud por la Fiscalía de Estado, donde duerme sin registrar novedades desde hace años otro expediente administrativo vinculado con esa causa.
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Participación
Aunque la relación que mantienen es muy antigua y de público conocimiento, en el mundillo judicial y político de la provincia hay quienes creen que, al menos en público, ciertas formas que hacen a la calidad institucional de la provincia deberían guardarse. El afecto personal que se prodigan entre sí el gobernador Jorge Busti y el presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ) Daniel Carubia no representa ninguna novedad para nadie, pero no deja de ser llamativo que ambos aprovechen cualquier oportunidad para recordárselo al resto de los entrerrianos. Se trata de un vínculo que comenzó a forjarse a mediados de 1977 cuando al salir de prisión tras varios meses de estar detenido sin causa, Busti consiguió trabajo en el estudio particular del por entonces joven abogado Carubia. Desde entonces comparten una estrecha amistad que pronto se hizo extensiva a sus propias familias pero que quedó en evidencia ante la opinión pública cuando, durante su primera gestión como gobernador, Busti nombró a su amigo en la Sala Penal del STJ.
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Chalecos vulnerables
A pocas horas del amplio triunfo del Partido Justicialista entrerriano en las elecciones para diputados nacionales, los rumores acerca de posibles remociones en el Poder Ejecutivo se han intensificado sin que por el momento nadie las desmienta. Antes de los comicios del domingo el nombre del jefe de la Policía, Ernesto Geuna, era uno de los que más sonaba para ser reemplazado, habida cuenta de las dificultades manifiestas del comisario para dar respuestas a ciertos hechos resonantes acaecidos en los últimos tiempos. Sin embargo, un vocero oficioso del Ministerio de Gobierno dejó entrever este martes que las devaluadas acciones de Geuna cayeron en picada en la consideración del gobernador por un episodio relacionado con la compra de pertrechos para la fuerza. Al parecer, un reciente aprovisionamiento de chalecos antibalas que se hizo desde la Jefatura estuvo rodeado de sospechas y cuestionamientos.
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Llamada eufórica
Al margen de la euforia que rodeaba al grupo de amigos y funcionarios que lo acompañaban, el gobernador Jorge Busti seguía con atención los primeros resultados que los fiscales de mesas le hacían llegar por teléfono, sin exteriorizar la confianza que lo embargaba. Eran poco más de las 20 y aunque la tendencia que mostraba el escrutinio pronosticaba un triunfo contundente del Partido Justicialista, el mandatario aguardaba tranquilo conocer el resto de los guarismos, mientras a duras penas contenía la impaciencia exultante de sus allegados. En esa tesitura se mantuvo, incluso, durante la conferencia de prensa que brindó una hora y media después en el Salón de los Gobernadores, adonde ingresó escoltado por una salva de aplausos de la que no se mantuvieron ajenos algunos de los periodistas que lo aguardaban desde muy temprano. Pero hubo un momento del domingo en que su compostura exterior estuvo a punto de salírsele de madre: fue cuando habló por teléfono con el vicegobernador Pedro Guillermo Gustavino para felicitarlo por “la gran victoria de Gualeguaychú”.
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Resolución tardía
Una enorme indignación causó entre los pescadores, grupos ecologistas, biólogos e investigadores la Resolución Número 326 firmada el lunes por el subsecretario de Asuntos Agrarios y Recursos Naturales de la provincia, Ricardo Amavet. La norma estableció, por fin, la prohibición para todo el ámbito provincial “la extracción, comercialización, industrialización y consumo del armado”, algo que con excepción de los frigoríficos era solicitado por todos los sectores desde que se observaron los primeros ejemplares flotando moribundos en la costa. Según el funcionario, la medida se fundó en la detección de la bacteria denominada Edwardsiella tarda, responsable -según los estudios preliminares- de la gran mortandad de las dos especies de armado que ha tornado crítica su población. Aunque la veda será temporal, “hasta tanto se modifiquen las actuales circunstancias”, lo cierto es que contradice el dictamen de la Secretaría de Pesca y Acuicultura de la Nación, que previamente había indicado que su consumo no representaba riesgo alguno para los seres humanos en la medida en que su cocción fuese eficiente. Para los ambientalistas habría elementos suficientes para denunciar penalmente a los funcionarios provinciales que “esperaron cinco meses para actuar”, sometiendo a la población, especialmente a la ribereña, a severos riesgos de salud.
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Ambientalista por casualidad
Mientras el gobierno se apresta a concurrir a la audiencia concertada con las autoridades de la Embajada de Finlandia en Buenos Aires, donde presentará su formal rechazo a la construcción de la papelera Botnia en Fray Bentos, algunos miembros de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, han comenzado a dudar de los mentados conocimientos del ingeniero Gabriel Moguilner en la problemática ecológica. El director de Medio Ambiente de la provincia, es presentado frecuentemente por el propio gobernador como “un experto en la materia” pero los asambleístas, que fueron con su militancia contra las celulosas contaminantes los verdaderos artífices de las publicitadas y posteriores acciones del gobierno, se preguntan por qué razón Moguilner tardó tanto antes de montarse en la campaña. Más allá de que celebran que las máximas autoridades se hayan involucrado en la campaña que moviliza a miles de personas en la costa del río Uruguay, a los ambientalistas les preocupa la ausencia de antecedentes en la materia de que adolece el funcionario.
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Levante aplazado
Las reuniones de gabinete que encabeza el intendente de Paraná Julio Solanas (PJ) todos los lunes suelen extenderse hasta bien pasado el mediodía y, aunque la agenda es coordinada con bastante antelación, siempre surgen temas espontáneos de último momento que merecen el mismo tratamiento que los pautados. Al presidente municipal pocas cosas le molestan más que esos contratiempos, de manera que el jefe de Gabinete, Jorge González, no se cansa de solicitarle al resto de los funcionarios que circunscriban sus intervenciones durante las extenuantes reuniones a los temas acordados. Sin embargo, este lunes, el triunfo electoral conseguido pocas horas antes aplazó todas las temáticas previstas. El cambio de rutina significó para algunos funcionarios un verdadero alivio, ya que el intendente no parece estar muy conforme con el estado de algunas de las calles de Paraná y tenía en mente apretar algunas clavijas en la Dirección de Conservación Vial.
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Boletas
La imponente victoria del Partido Justicialista en toda la provincia, o la estrepitosa caída de la Unión Cívica Radical y del Nuevo Espacio, si se quiere, opacó algunas irregularidades y situaciones tramposas que se vivieron en algunas de las escuelas habilitadas para votar, que parecían arrancadas de otras épocas. Muchos ciudadanos debieron solicitar a las autoridades de mesa que repusieran las boletas del “Sí” de la consulta popular por la reforma de la Constitución, que por alguna razón desaparecían sin dejar rastros de arriba de los pupitres. En realidad, los fiscales pudieron elaborar su propia teoría acerca de lo que sucedió: hubo una suerte de operación sincronizada para que dichas papeletas fueran eliminadas por algunos votantes amparados en la tranquilidad de los cuartos oscuros.
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