Daniel Tirso Fiorotto
(especial para ANALISIS)
Difícil demostrar, con pruebas, que exista un mínimo de división de poderes, de República, en Entre Ríos, la provincia que más bregó (paradojas) por la existencia de esa República anhelada, en tiempos inaugurales. Así, si el autócrata actual manda salvar al legislador / juez Emilio Castrillón del jury por mal desempeño, lo salvará, como antes salvó a Luis Barrionuevo de la expulsión en el Congreso Nacional. ¿Qué dice la posible futura Presidenta Cristina Fernández de este juego de procedimientos y personajes plagiados?
Récord sobre récord de recaudación, soja en alza cultivada por pocos y foráneos, enfermeras y maestras con salarios en la línea de la pobreza y por eso en estado de protesta permanente, rutas cortadas por la imprevisión oficial y políticos menemistas de largo y hondo desgaste haciendo de jueces: historia repetida en la provincia.
Máquina electoral, presión hombre a hombre en los poderes de la “República” ficticia, y discrecionalidad en el manejo del dinero público son las partes vitales de esta topadora, de la que no puede esperarse sino tierra arrasada.
Como destruye los montes entrerrianos a los cuatro vientos (las denuncias son recurrentes) mientras la autoridades declaman ambientalismo, la topadora destruye también instituciones al tiempo que las autoridades se ufanan de reelecciones.
No sorprende que se caiga el juicio político a Emilio Castrillón, lo notable es que hubiera ciudadanos que aún pensaran que eso podía prosperar en medio del sistema actual. Que caiga el jury es lógica pura, como es lógico que Catrillón sea juez máximo de la provincia.
Aún no fueron escritos los daños que el llamado “menemismo” provocó a los entrerrianos con el autócrata local a la cabeza, el mayor impulsor de la concentración de riquezas que se tenga memoria, con laderos de la talla de Emilio Castrillón en la Legislatura, con dos décadas en la Legislatura, lo mismo que los Orlando Engelman, los Félix Abelardo Pacayut, los José Ángel Allende; y los Domingo Daniel Rossi, los Faustino Schiavoni…
¿Por qué caprichos del destino harían un juicio político a Castrillón sus amigos, con la suma del poder? Es cierto, lo máximo que podía esperarse era una parodia de juicio pero ni siquiera eso fue necesario.
La oposición es, en términos generales, más o menos funcional en Entre Ríos: sirve para legitimar en apariencia al sistema, para que la autocracia sea maquillada de República y aún así le chorreen las cremas. Hace tiempo ya que la oposición, con honrosas excepciones, habla bajo y con rodeos.
Cuando Busti enfrentó a Cristina
El poder es el mismo: había mil y un fundamentos para que Castrillón no fuera juez, y Castrillón fue juez. Había mil y un razones para que fuera juzgado por hacer política partidaria (ordinaria) a través de un supuesto rol periodístico el día de los últimos comicios, y no será juzgado. Pero, ¿por qué el autócrata habría de permitir el juzgamiento de Castrillón en virtud de sus burlas en una radio, cuando antes ese mismo autócrata cometió el atropello de proponerlo y sostenerlo como juez, y antes aún había sido la voz cantante de la defensa de Luis Barrionuevo, cuando el patotero dirigente gastronómico cometió hechos mucho más graves contra la democracia que los de Castrillón?
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
