Camila Fernández
(Especial para ANÁLISIS)
-Hola, llamo por el aviso que salió en el diario.
-Sí, qué necesitas.
-Quiero saber del servicio, me quiero ofrecer…
El hombre vaciló unos segundos. Hubo un silencio incierto. Hasta que con voz baja el hombre preguntó:
-¿Sos de acá?
-Sí.
-Vamos a la mitad. $200 para nosotros seguro. Si estás bien, físicamente, podés sacarte un poco más. ¿Cómo sos?
-Soy morocha, 1.70, flaca…
-¿Tenés buena cola?
-Mi cola está bien. No soy un camión pero… Decime una cosa: tengo una amiga que no se anima a llamar porque es menor de edad, ella tiene 16, ¿es un problema eso?
-Para nada. Si es menor a los clientes les gusta más. Acá todas las chicas que están quieren trabajar, así que si ella quiere trabajar, no va a haber problema.
-¿Y el lugar? Porque yo no tengo donde atender a nadie y ella tampoco…
-Nosotros tenemos lugares. También nos manejamos con hoteles.
-Mi amiga no es de acá, es del interior.
-Eso se arregla. Pero tendríamos que hacer una entrevista personal con vos y tu amiga.…
Prometí que lo iba a llamar. Que primero tenía que consultarlo con mi amiga, pensarlo mejor. Si quien escribe este artículo estuviese trabajando en un equipo de investigación de la policía hubiese acordado, por lo menos, un lugar de encuentro con el factible proxeneta. Sólo hay que comenzar llamando a los avisos clasificados que aún publica el diario Uno en los rubros de “Ofrecidos” y “Pedidos” de “Hombres y Mujeres”, como lo hizo esta cronista.
El aviso era sutil, decía “Necesito chica con buena presencia, linda, para agencia de acompañantes”. Simulando un verdadero interés, se mantuvo un pobre intercambio de palabras con un hombre que hablaba en voz baja, como si estuviese acompañado de alguien que no quería que lo escuche. No se dijeron cosas demás. Se hablaba de negocios y cuando se habla de negocios hay que ser concretos. Por suerte, los medios de comunicación facilitan el encuentro, el lleve y traiga de mujeres y le dan una oportunidad también a los menores de edad.
No piensa lo mismo el Foro de Periodismo Argentino (Fopea), que en su pronunciamiento del 5 de julio de 2010 declaró “las investigaciones judiciales y de organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y sociales han demostrado que detrás de estas ofertas que aparecen de manera sistemática y organizada en los medios de comunicación, existen vastas redes de captación, circulación y sometimiento de personas, con ramificaciones nacionales, regionales e internacionales de tráfico”.
Lo que sucede es que la trata de personas para su sometimiento sexual y laboral está penada por las legislaciones internacionales y nacionales. Por lo que la actitud de la prensa con respecto a los avisos clasificados que ofrecen a hombres y mujeres como si fueses un auto, una casa o una colección completa de discos de pasta de The Beatles, resulta, cuanto menos y desde una mirada benévola, ambigua.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
