Luciana Dalmagro
—¿Qué opina del proyecto de reforma electoral que impulsa el gobernador?
—El sistema electoral se tendría que perfeccionar, pero la boleta única no es un avance y menos el sistema santafesino, que es el que se quiere implementar. La boleta única personaliza y cuando en política se personaliza, se ataca a la política. Es bueno que se incorporen las minorías, pero no es necesario hacerlo con una ley sino, en el caso del justicialismo, con una modificación a la carta orgánica. Respecto a la paridad, el proyecto la garantiza en las PASO, pero no en la confección de las listas definitivas y no es ése el espíritu de la lucha que el colectivo de mujeres ha dado históricamente. Otra cuestión es que en las boletas figurarían solamente los primeros tres nombres de los candidatos a diputados. Nos quejamos de la boleta sábana y acá ni siquiera figurarían, sino que irían pegados en carteles que no lee nadie en los cuartos oscuros. El proyecto también habilita el voto electrónico cuando está demostrado que no es infalible y muchos países dieron marcha atrás. Otro punto es que entiendo que, si se quiere plantear una reforma electoral, debería hacerse al inicio de una gestión para que no se preste a especulaciones de que se va a hacer algo a medida de uno u otro. Serán los legisladores de la provincia quienes determinen, pero al 90 por ciento de los entrerrianos este tema hoy no le resulta prioritario. El problema es cómo pagar las facturas, la inflación, la desocupación. Esos son los temas que afectan la vida de la sociedad.
—¿Cómo se lee el inicio del trámite para conformar el Partido para la Victoria?
—Yo sigo siendo afiliado al Partido Justicialista, pero está bien que haya una herramienta electoral que contenga a todos aquellos que se reconocen en la conducción de Cristina. No me gusta hablar de kirchnerismo porque es reducir, acotar y hacer el juego de sectorizar. Nosotros hablamos del campo nacional y popular, dentro del cual hay compañeros como los del Partido Comunista, radicales y otros, que tienen sus partidos. Pero hay otros que, al menos en la provincia de Entre Ríos, no tienen esa herramienta y está bien que la tengan. Eso es el Partido para la Victoria.
Consignas y estudiantina
—¿Cómo quedó su relación con el gobernador desde que los trató a usted y a otros diputados de “estudiantina”?
—Esa frase surgió porque nosotros planteábamos “Patria o buitres”. Entonces nos tildaron de estudiantina, por sostener una consigna así expresada. No imagino a los compañeros en 1945 pintando “Braden o Perón” y que alguno les dijera “estudiantina”. Es no entender que a veces hay grandes consignas que son complicadas de explicar.
—¿Tuvo un costo para usted no votar como el gobernador hubiera querido?
—Toda mi vida fui a las marchas del 24 de Marzo y por no haber votado a favor de los fondos buitre me invitaron a encabezarla. Eso para mí no supone ningún costo, todo lo contrario. Como diputado nacional tengo la conciencia tranquila de intentar defender los intereses de los entrerrianos. Entiendo que el gobernador tenga que pagar sueldos, pero por este camino se va a generar más dependencia. Esto no tiene sustentabilidad. Ahora achican la obra pública. Es la profecía autocumplida. Hay que discutir conceptos. ¿Qué es la gobernabilidad? ¿Decirle que sí en todo al Presidente o marcarle, desde la oposición, que se está equivocando? Néstor Kirchner subió con el 22 por ciento de los votos y no necesitó acuerdos espurios, látigo ni billetera para ganar gobernabilidad, porque las medidas que tomaba contenían a las mayorías. Si gobernás a favor de las mayorías, tenés que estar tranquilo de que vas a tener gobernabilidad.
—¿Tiene relación con Bordet?
—No. Ni buena ni mala. No tengo relación.
—¿Y cómo se siente con eso?
—Me duele, claramente. Militamos juntos, fuimos juntos en la misma boleta y supuestamente queríamos lo mismo. La reforma previsional es pésima y lo digo desde la concepción ideológica que significa ser duro con los más débiles, con los jubilados, con los beneficiarios de la AUH, con los veteranos de Malvinas. Si tengo que votar algo así, que afectó a 180.000 entrerrianos, más del 10 por ciento de la población de la provincia, prefiero volverme a mi casa. La historia es implacable y si esto termina mal va a quedar que Macri gobernó con el apoyo de un amplio sector del peronismo. Si terminamos en un “que se vayan todos” no va a ser la crisis del radicalismo, que ya están prendidos fuego y son un sello que se presta al mejor postor a cambio de un par de cargos.
(Más información en la edición gráfica número 1079 de la revista ANALISIS del jueves 7 de junio de 2018)
