Sofía Arnaudín
La Biblioteca “Pedro Lemebel” de Barrio del Sol, desde 2018 realiza un trabajo de rescate de la historia del carnaval paranaense que derivó en la creación del Museo del Carnaval. Hoy, ese registro vivo recorre los barrios y diferentes lugares de la ciudad bajo el nombre Muestra Itinerante Museo del Carnaval “Claudio Galeano”. ANÁLISIS dialogó con referentes del Museo para conocer cómo se desarrolla en la ciudad una de las fiestas populares más antiguas de la humanidad.
Al nombrarlo lo primero que se viene a la cabeza es, sin repetir y sin soplar, Gualeguaychú, el exitoso Carnaval del País. Luego, Hasenkamp, Concordia, Gualeguay, Corrientes; por enumerar algunas ciudades reconocidas por llevarlo a cabo como un producto cultural, pero también económico y turístico.
El carnaval es de las fiestas populares la más antiquísima. En 1444 se incorpora al culto católico “Así como los toneles de vino explotan si no se los destapa una vez al año, el hombre debe liberar la carne para volver con renovado celo a la adoración del señor”, cita, a modo ilustrativo, Nora Aracil, una de las impulsoras del Museo del Carnaval Paranaense.
Como toda práctica que nace desde en el corazón de los pueblos, con el correr del tiempo, también es absorbida por las grandes industrias. Paraná lo tiene -o lo tuvo- con periodos más o menos álgidos que otros; con momentos donde ese proceso de industrialización atentó contra su propio espíritu, al punto tal de dejarlo en crisis, pero que no deja de acompañar los procesos políticos y sociales, porque, en definitiva, el carnaval es eso: un reflejo de nuestra idiosincrasia.
Todo eso se puede corroborar en el trabajo que lleva adelante la Biblioteca “Pedro Lemebel” de Barrio El Sol, la primera entidad en poner la lupa sobre esta parte de la historia. “Nosotros somos carnavaleros de toda la vida. En el barrio habíamos tenido comparsa en el 2000 y cuando empezamos con el rescate con el Carnaval del Sol, empezamos a juntar la memoria con los viejos actores del carnaval: Claudio Galeano, Alfredo Monzón, Coco Monzón (que no son parientes); la Lobita... con un trabajo sistematizado para poner en valor nuestra memoria carnavalera. En 2018 empezamos a trabajar todo lo que tenía que ver con técnicas carnavalescas, coser, bordar, reciclar, hacer alambre, tocar la batucada, bailar, pero lo más importante era saber para qué y de dónde porque algunos, hasta el día de hoy, dicen que el carnaval no existe desde el ’73 en Paraná. Sostienen que cuando no hay propuesta oficial, desaparece, y es todo lo contrario; cuando no hay propuesta oficial, más vive”, puntualiza Nora Aracil, bailarina, coreógrafa, presidenta de la Biblioteca, investigadora, carnavalera de toda la vida. “Hace 20 años que soy jurado de carnaval. De muy chica empecé a bailar en Gualeguaychú y desarrollé mi historiografía de carnaval allí. José Luis Gestro (artista, innovador, referente carnavalero de esa ciudad) decía: “¿Ustedes quieren un carnaval mejor? Vayan a su pueblo y hagan un corso”, entonces nosotros empezamos a trabajar con la costa del Paraná”, cuenta en diálogo con ANÁLISIS, Nora Aracil.
(Más información en la nota de la edición gráfica número 1124 de la revista ANALISIS del jueves 16 de septiembre de 2021)
