Hija de franceses, es una de las docentes de más larga trayectoria en el ámbito universitario. Referente de la Alianza Francesa, fue fundadora de la Facultad de la Mediana y Tercera Edad. Para Yolanda, no hay que tenerle miedo a empezar a estudiar en cualquier momento de la vida. Y lo dice ella… a los 92 años. 

Por Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)

Es muy inquieta, gran docente y coqueta. Yolanda Darrieux de Nux hasta el día de hoy tiene alumnos y alumnas que la saludan con un educado “Bonjour Madame”, recordando las viejas épocas que dictaba clases en la Facultad de Ciencias de la Educación. 

Yolanda recibe a ANÁLISIS en su casa de calle Urquiza de Paraná, de rejas altas y seguras, donde alguna vez colgaba la Bandera Argentina, pero que desistió de hacerlo porque la arrancaban. 

Yolanda recorre la casa llena de recuerdos, de cuadros, esculturas, libros, fotos e historias. Y lentamente las va contando y desgranando. 

También se asombra, se ríe cuando se entera que no hay una biografía suya en ninguna parte a pesar de los años de enseñanza, viajes y congresos en su haber.
“Algo le pasó a un hijo mío que se fue muy joven a Francia, y cuando llegó trabajó de cualquier cosa. Pero, como era fanático de Daniel Darrieux, buscó en internet.

Y me habló y me dijo que encontró poco de Daniel y mucho mío”, cuenta divertida. 

Yolanda es incansable, recibió muchos premios, y fue la fundadora de la Facultad para la Mediana y Tercera Edad. Y estuvo casada con una gran personalidad para la cultura y el arte de la provincia: Augusto Nux, que vive en cada cuadro, en cada historia y en cada recuerdo de Yolanda.

“En dos ocasiones regalamos cuadros de Augusto, porque primeramente Augusto lo conoció a (Bernardo) Quirós trabajando porque fue empleado municipal. Alfredo Nux trabajó con (Francisco) Bertozzi y junto con él construyeron el Parque Urquiza. Allí en la bajada detrás del Rosedal, frente a la estatua de Bertozzi pusieron una imagen en homenaje a Alfredo Nux, pero como era de bronce se la robaron”, cuenta.

“Respecto a mí, soy hija de padre y madre francés. Mi padre hizo la guerra del ´14 y no vino como inmigrante vino con un trabajo que le dio su hermano mayor. Soy hija de campesinos pobres del Sur de Francia, del Bearne, pegado a los vascos. Una vez un amigo relativamente reciente, hablando de eso me dijo, ´pero vos no sos hija de pobre campesinos. Sos hija de campesinos pobres del Bearn´.  Los bearneses, él me lo hizo saber porque estudió libros de Pierre Félix Bourdieu y además era etnógrafo, era originario de una aldea donde empezó haciendo su investigación muy vecina a la aldea de mis padres”, relata Yolanda con un dejo de emoción y pintando su pequeña aldea.

“Ahora te digo soy de origen Bearnes, donde hay un idioma especial que nunca nos permitieron hablar nuestros padres. En la casa era el francés y el castellano para el estudio y nosotros lo entendíamos… siempre nos causó mucha gracia. Porque mi madre, siempre que hacía un cálculo en el comercio lo hacía en Bearnes”, agrega. 

La charla siguió en la mesa enclavada en el centro de la casa, cerca del piano sobre el que se cuenta la historia de su familia en fotos. Una casa luminosa, antigua y bella, cálida y llena de historias. 

El café servido a tiempo, con unas pequeñas galletas, amenizó la conversación.

Contrariamente a lo que muchos podrían creer por su perfecto francés, madame Darrieux no nació en Francia sino en Concordia.  

“Nací en Concordia por puro azar. Tengo 92 y medio, soy del 12 de septiembre de 1929”, detalla.

Yolanda habla de la aldea de sus padres: Bearnes-ó Salies-de-Béarn, a juzgar por el mapa, aldea que mencionó alguna vez el sociólogo francés (Pierre Félix) Bourdieu donde empezó entrevistando a la gente de su propia aldea y según las edades cuando veían que se trababan los interrogaba en bearnés.

“Mis padres cuando llegamos nos inscribieron en el Consulado francés. Como yo hice con mis hijos. Mis hijos tienen la doble nacionalidad. Tengo 3 hijos, dos de un primer matrimonio y otra con Augusto. Las primeras palabras de amor que tengo que haber recibido fueron de mi madre porque la partera no entendía francés. Para agradecerle a mi mamá, las primeras palabras de amor debo haberlo hecho con mi profesión”, comenta emocionada.

“Cuando mi padre y mi tío compraron el fondo del hotel Las Colonias yo tenía 3 años. Tenía unos moños grandes con la ilusión de que podría tener un pelo mejor. Y empecé a trabajar en el huerto”.

Habla de su padre con ternura y emoción. “Mi papá trabajaba con su hermano en Concordia, mi madre era de 1910 y mi papá le llevaba 4 o 5 años. Mi papá cuando trabajó no vivieron como inmigrantes, a veces cuando la gente compadrea con eso, yo digo que somos originarios del barco que los trajo a mis padres. Mi padre buscó a mi madre en una aldea para traerla. En ese entonces llegaron con casi 30 años a la Argentina”. 

El papá de Yolanda se llamaba Marcelline. O Marcelino Darrieux como lo tradujeron aquí y su mamá María Juana Carrére.

“¿Pero porque me llamo Yolanda? Al haber nacido en Concordia, mi tío estaba casado con una señora de apellido Malvasio. ¿Qué nombre se le ocurrió a la madrina? Yolanda que en ese entonces era el nombre de una princesa. Mis padres decidieron la carrera, acá no había profesorado ni nada. Ellos eran de muy modesta condición. Mi padre leía en francés: era un hombre muy culto. Él había hecho nada más que primer grado y mi mamá la primaria completa, pero el maestro de escuela en una carta mandó a pedirles a los padres que los mandaran más. ¿Cuál era el sueño de ellos? Que las hijas estudiaran y que llegaran a los niveles que ellos no pudieron como la universidad. En la Universidad de Córdoba se inauguró una escuela de idiomas y allí mi hermana alcanzó a hacer un año y yo hice libre la carrera. Empecé a enseñar en el Huerto y trabajando allí. En mi época no era posible elegir la profesión, por eso digo que tuve muchísima suerte”, reconoce. 

Madame Darrieux, es una de las que motorizó la Alianza Francesa en Paraná. Una placa de mármol de la Alianza tiene el nombre de Yolanda como una de sus fundadoras. 

Habla lento, desgranando cada palabra. Y a la hora de hablar de su otra patria Francia, no deja de lado las recientes elecciones.

(La nota completa en la edición gráfica número 1130 de la revista ANALISIS del viernes 27 de mayo de 2022)