Héctor Luis Zordán M.SS.CC. (Misionero de los Sagrados Corazones) es el actual obispo de la diócesis de Gualeguaychú. Tiene tres fechas que lo han marcado de por vida: el 30 de noviembre de 1956 (su nacimiento), el 17 de marzo de 1984 (su Ordenación Sacerdotal) y el 28 de mayo de 2017 (su Ordenación Episcopal). Nació en Calchaquí (Santa Fe), y se ordenó sacerdote en la congregación de los Misionero de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, el 17 de marzo de 1984 en Capitán Bermúdez. Si bien fue elegido obispo de Gualeguaychú por el Papa Francisco, el 28 de marzo de 2017; tomó posesión de su cátedra el 28 de mayo de 2017 y desde entonces lleva adelante su ministerio pastoral bajo el lema episcopal: “Nos amó y se entregó por nosotros” (Ef 5,2).
Por Nahuel Maciel
El obispo de Gualeguaychú Héctor Luis Zordán M.SS.CC. (Misionero de los Sagrados Corazones) recibió a ANÁLISIS en la tarde-noche del domingo 17 de diciembre para reflexionar lo vivido este año en parte en términos de Iglesia y también sobre los desafíos afrontados y por asumir en términos sociales o colectivos.
Su diócesis abarca los Departamentos Gualeguaychú, Uruguay, Tala Victoria, Gualeguay e Islas del Ibicuy, cubriendo poco menos de 34 mil kilómetros cuadrados, con una población superior a los 35 mil habitantes.
Con 36 parroquias, 170 iglesias y capillas, 66 centros educativos, además de un seminario, monasterios y casas religiosas, cuenta con 56 sacerdotes, de los cuales 48 son diocesanos y 8 religiosos.
En diálogo con ANÁLISIS compartió cómo vive la experiencia de “caminar juntos” hacia la experiencia sinodal que convocó el Papa Francisco; donde destacó la necesidad de escuchar a los demás para comprender mejor la realidad.
Se mostró preocupado por el agobio de la sociedad en determinados temas que son esenciales para consolidar y fortalecer los proyectos familiares, del mismo modo que marcó los niveles de agresión y violencia que impide el diálogo para vivir la cultura del encuentro.
“Creo que ahora, ya al final del año, como que hay intenciones de encauzar las cosas. Hay una expectativa nueva, una expectativa distinta. Creo que también hay que dar un voto de confianza. Esto es lo que veo, un voto de confianza a quien recién asume. Y por lo menos estar atentos a ver para dónde se encauza el camino, la conducción de nuestra Patria”, destacó.
Zordán también señaló como preocupante la realidad de los resultados en los distintos procesos educativos, donde marcó –y lamentó- que, a pesar de los avances tecnológicos, la educación no experimente ese mismo desarrollo.
En términos colectivos, llamó a atender con mayor responsabilidad los dos extremos de una comunidad: la niñez y la ancianidad. Del mismo modo de no perder la vocación por el bien común. Y enfatizó –tal como lo enseña el Papa Francisco- que “La verdadera libertad se expresa plenamente en la caridad. No hay libertad sin amor”.
- ¿Cómo vivió este año tan marcado por el llamado al Sínodo y siya puede referenciar desafíos y logros?
-Hace ya dos años que el Papa Francisco nos ha convocado a vivir como Iglesia la preparación para el Sínodo 2023-2024. A medida que fue pasando el año pasado y durante el curso de este año, esta idea de la sinodalidad se ha ido profundizando. Sobre todo, como reflexión que implica una actitud –llamémosle- nueva o muy antigua en el seno del pueblo de Dios. La palabra “sínodo” significa caminar o hacer camino juntos. La partícula “sin” significa “con”. Por ejemplo, sintonía con el mismo tono, sinfonía con el mismo sonido. Bueno, la “sinodalidad” es hacer camino juntos. Significa eso, en definitiva: en el pueblo de Dios tenemos que hacer camino juntos; los que somos pastores y todo el pueblo de Dios. Y en esto la clave es el escucharnos unos a otros para ver por dónde pasa el camino del otro y de los otros. En cuanto a logros, diría que se ha avanzado mucho en la reflexión, sobre todo. Cuando se avanza en la reflexión, algunas actitudes van cambiando porque van cambiando criterios, van cambiando modos de ver la realidad. Y, por lo tanto, van cambiando también modos de actuar.
- ¿Lo ayuda para el gobierno de la Iglesia escuchar esas voces o le es indiferente?
-Indudablemente ayuda, sin lugar a dudas. Las voces se escuchan de diversas maneras. Las voces se escuchan en el encuentro personal con la gente; se escuchan en los encuentros organizados. Por ejemplo, en nuestra diócesis, de la asamblea diocesana -que se realizó en varias etapas hace algunos años-, derivaron algunos encuentros… encuentros de Consejos Económicos parroquiales, encuentros de Consejos Pastorales parroquiales.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1147, del día 20 de diciembre de 2023)
