Secretismo en los cotos de caza de Entre Ríos

A mediados de mayo, un estadounidense ingresó al Hospital Salaverry de Victoria para ser atendido por heridas de un disparo accidental de escopeta. Se lastimó cuando cazaba en un coto privado de Rincón del Doll. El episodio no pasó a mayores, confirmaron a ANÁLISIS fuentes oficiales, pero el hecho encendió nuevamente los interrogantes sobre lo que sucede puertas adentro de los establecimientos donde se permiten estas actividades. También trajo a la memoria la tragedia del turista mexicano muerto cuando intentaba ultimar a un búfalo de agua en Gualeguaychú. Por este caso que ocurrió en octubre de 2022 sigue abierta una causa judicial, ya que el campo de práctica de tiro no estaba habilitado y la empresa del safari tramitó al visitante un permiso indebido. La Provincia recientemente reabrió la temporada de caza menor y con esto también los cuestionamientos a la actividad.
Por Silvio Méndez
“Fueron heridas leves”, cuenta un testigo que intervino en la atención de Thomas K. Duggan, ciudadano estadounidense de 72 años, domiciliado en Pensilvania, que fuera lacerado “superficialmente” por perdigones de acero producto de un tiro de escopeta. El turista yanqui se encontraba cazando a mediados de mayo pasado en uno de los bañados del coto “Los Ombúes”, en Rincón del Doll, en el departamento Victoria, cuando por causas accidentales recibió el disparo de su amigo de aventuras, Michael Andre Calabrese, también de la mencionada región al noreste de los Estados Unidos. Fe de todo lo que sucedió en el campo privado la dio Juan Pablo Sánchez, quien trasladó a los dos forasteros en un vehículo hasta la guardia del Hospital Fermín Salaverry, donde se presentó como su traductor.
Al ser un hecho de sangre se dio intervención la Policía de Entre Ríos, quien comunicó del estado de situación al fiscal de turno. El funcionario judicial tras recibir el informe evaluó que no ameritaba abrir un expediente para dilucidar el suceso. Esto fue confirmado por el médico que realizó las curaciones pertinentes que, al estudiar las placas de rayos X prescriptas, constató el carácter leve de las lesiones.
De acuerdo lo que pudo averiguar ANÁLISIS, todo fue una “desgracia con suerte”. De los dos estadounidenses nada más se supo, ni tampoco el caso derivó en averiguar si sus papeles y permisos para cazar se encontraban en regla. Se presupone que sí. “Los Ombúes”, a cargo de Carlos Felipe Sánchez, es uno de los 18 cotos de caza habilitados para operar en la provincia según un listado extraoficial que circula entre guías y operadores turísticos del rubro. Se trata de un establecimiento que recibe a extranjeros de alto poder adquisitivo; ofrece “privacidad y proximidad a campos de caza” que se extienden por unas 16.000 hectáreas propias. “Los humedales del Delta del río Paraná ofrecen hábitat para una variedad asombrosa de especies de aves acuáticas, y se caza patos desde aguas poco profundas. Los límites de captura de aves acuáticas en la provincia de Entre Ríos son los mayores de toda Argentina”, se jacta en las publicidades del lugar. En cuanto a servicios, promociona atención de primer nivel en alojamiento, gastronomía, con una “selección de excelentes Malbec” y todo lo que se requiere por los clientes Premium como adicionales a las excursiones: sauna, jacuzzi, piscina y masajista. “Los Ombúes” también posee pista de aterrizaje propia donde llegan directamente los visitantes que arriban a la Argentina a través del aeropuerto de Ezeiza o el de Rosario.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1151, del día 6 de junio de 2024)