Tigre superó a Banfield este lunes en la continuidad de la 23ª fecha de la Liga Profesional de Fútbol, con un gol de penal de Nicolás Contín, cuando se jugaban 42 minutos del segundo tiempo en el estadio Florencio Sola. El encuentro no estuvo exento de polémicas y tuvo como árbitro principal a Fernando Espinoza.

El Taladro llegó al partido sin entrenador, debido al ciclo interrumpido del uruguayo Gustavo Munúa, y el Matador se quedó sin su líder antes de la finalización de la etapa inicial debido al expulsión que sufrió Sebastián Domínguez cuando le reclamó al réferi un presunto penal de Luciano Recalde contra Tomás Galván, que el árbitro decidió ignorar. “A mí no me insulta nadie”, le dijo el colegiado al DT después de enseñarle la cartulina colorada.

Bajo el interinato de Miguel Robinson Hernández, con la colaboración del recordado Jorge Flaco Bilos y Julio Barraza, el dueño de casa intentó imponer condiciones en el complemento. Y mientras tanto, desde las tribunas comenzaban a palpitar lo que será el clásico frente a Lanús después del choque con Riestra.

La esencia del juego tuvo un giro inesperado cuando Gabriel Aranda observó la segunda amarilla y dejó a Banfield en inferioridad numérica. Y cuando parecía que la repartición de puntos iba a dejar un sabor amargo en ambos equipos, Espinoza sancionó un polémico penal por una mano de Aranda. A pesar de los reclamos constantes, argumentados en la ubicación del brazo del defensor, las autoridades del VAR confirmaron el fallo de Espinoza y desde los doce pasos Nicolás Contín fusiló a Facundo Sanguinetti para sellar el 1 a 0.

Cuando parecía que no iba haber más tiempo, el Taladro tuvo el empate en la cabeza de Agustín Obando y Emanuel Insúa, pero los reflejos de Felipe Zenobio evitaron la conquista y el triunfo se fue para Victoria. En el sur, el público se retiró con reproches, insultos y un pedido especial: ganar el derby frente al Granate, señala Infobae.