El Juzgado Federal y la Fiscalía Federal de Gualeguaychú, en conjunto con el Escuadrón de Operaciones Antidrogas y la Unidad de Inteligencia Criminal de Gendarmería y la Procuraduría de Narco Criminalidad (Procunar), lograron un avance en la investigación que se inició en enero pasado cuando se descubrieron los 359 kilos de cocaína de una aeronave que aterrizó en un campo en el departamento Islas del Ibicuy.

En las últimas horas, personal de Gendarmería realizó seis allanamientos entre la localidad bonaerense de Carlos Casares y los barrios porteños de Villa Devoto y Flores. En estos procedimientos se detuvo a un peruano de 35 años, y aún permanece prófugo un sujeto de 50 años, de la misma nacionalidad. Además, se extendió una orden de captura internacional para un tercer sospechoso, del cual se sabía que se encuentra fuera del país.

Después de haber hallado la avioneta en el sur entrerriano, tanto la justicia como la fuerza federal iniciaron una investigación paralela para saber de dónde venía la droga y a quién pertenecía.

La avioneta que cayó con los 359 kilos de cocaína portaba una matrícula falsa y el motor pertenecía a otra aeronave. Si bien tenía composiciones de diferentes avionetas, igualmente se logró identificar una numeración y se estableció que tenía origen en los Estados Unidos.

Se descubrió quién es su dueño y fue la detenido este martes en los allanamientos ordenados por el fiscal federal Pedro Rebollo, concedidos por el juez federal Hernán Viri. A este hombre le encontraron cinco kilos de cocaína fraccionada y en panes con el dibujo de un halcón, documentación de la avioneta y partes de la avioneta original.

Los allanamientos que se hicieron estaban todos relacionados con la documentación de la avioneta original y los domicilios tenían un nexo directo con la compra venta de esa aeronave. Además, en estos allanamientos, secuestraron más de 600 mil dólares en efectivo, más de 30 monedas de oro, un lingote de 1 kilo de oro y otros lingotes de aproximadamente 700 gramos, 3500 municiones de distintos calibres. Lo más llamativo es que había un simulador de vuelo profesional, con su tablero y pedales como si fuera una avioneta real, e incluso con partes de una avioneta real, el cual se utilizaba para la práctica de vuelos clandestinos.

(Fuente: El Argentino)