
Ernesto Cardenal.
Por J.C.E. (*)
Perdimos todos, Ernesto, no nos conformamos con los 95 años de vida que nos regalaste. Esperábamos más. Sí, somos pretenciosos, pero ¿de dónde sacamos otro Cardenal?
Tu vida fue un caudal interminable de manos extendidas, de consuelos. Supiste de la vida ornamentada en toda la pobreza acumulada, en todos los olvidos y en la muerte como acorde final de la condena de pueblos sometidos sin mañana.
Decía Hamlet Lima Quintana que no alcanzaba con ser poeta, que de lo que se trata es de vivir poéticamente, y esa fue tu vida, un aluvión poético que insertaste en la Teología de la Liberación.
Hay gente que vive haciendo la historia, vos viviste siendo historia, cada día, con cada gesto, con cada palabra y con la firme convicción del compromiso que definió tu tiempo.
Perdón por lo autorreferencial, pero yo te consideraba eterno, no tengo memoria del día que te descubrí a través de la poesía, pero tengo claro que aún en la distancia, junto a la boina y a la barba había un espacio a compartir con innumerables jóvenes portadores de tu prédica que la hicieron trascender allende los límites de esta Latinoamérica que sufriste hasta en lo más recóndito del dolor.
Lo he dicho algunas veces: cuando muere un poeta la palabra resigna su mensaje, por eso no mueren los poetas, porque la palabra cobra vida propia y levanta vuelo más allá de los cielos y los soles para reverdecer en la consigna de libertad, de fe y de testimonio.
Tu testimonio más claro fue tu vida, los días y los años de tu vida con la muerte acodada a tu costado, agazapada esperando el día que los que mandan decidan tu destino.
Recién recibí un mensaje de Carlos Bergesio, mi hermano lejos como decía Armando, con la grabación original de tu Epigrama en las voces del ya mítico Cantoral. Es lo que te decía, los poetas no mueren, viven en los chicos, en los enamorados que se los apropian, y en tu caso, en los que amamos tu poesía y el alto compromiso del que te hiciste cargo.
Podés descansar en paz, Ernesto Cardenal, los libres del mundo velamos tu sueño.
(*) Especial para ANÁLISIS