Por Lilia Moyano (*)
Este mundo es completamente exótico. Pasan cosas que, no pueden ingresar en mi sistema de creencias. Dicho de otro modo, no la puedo creer.
Yo no sé si en la hora de la siesta nos llevó a todos juntos La Solapa y estamos en una película de terror o qué.
Parece que hubiera una gran conspiración en amargarnos la vida. Esta vida tan preciosa y sagrada que quiere avinagrarse con las malas decisiones, las mezquindades, la ignorancia de quienes, elegidos por nosotros, tienen que velar por lo que es de todos.
Y no solo se trata de economía, ahora estoy hablando de naturaleza.
Resulta que además de que el gobierno argentino firmó un tratado con los yankees para “manejar” el bello rio Paraná con sus ecosistemas en conjunto con nosotros- en realidad no con nosotros, sino con los que dicen representarnos- llevándose puesta todas las legislaciones provinciales vigentes; a los rusos se le da no solo por destruir pueblos enteros sino también naturaleza, destinando recursos para hallar petróleo en la Antártida (como si el calentamiento global no existiera gracias a la emisión de petróleo, gas y carbón a la atmósfera)
Ahora nos enteramos que en nuestra magnífica provincia se les ocurrió desde hace 10 días y hasta el 23 de agosto la caza deportiva de diferentes patos que son el patrimonio natural de estas tierras.
¿En qué cabeza cabe, alguien me lo puede explicar?
La resolución 997 de la Dirección de Recursos Naturales de la provincia dice que la finalidad altruista es la caza deportiva. Si ponemos los significados en su lugar, todos sabemos que matar no es deportivo. Porque los patos y otras especies que se permiten cazar son para matarlos o para llevarlos cautivos y venderlos.
¿Qué tiene todo eso de deportivo?
Hay cosas que tenemos que poner un límite como sociedad. Oponernos, decir no. Manifestar nuestro descontento como sea, pero no callarnos. Porque callarnos ante la injusticia, nos enferma.
Busquemos las formas en hacernos oír, todos somos un mundo de creatividad y esperanza. Unamos lazos entre nosotros, que se enteren los que toman decisiones nuestro desacuerdo. Nuestras vidas cambian si nosotros cambiamos.
Y nosotros cambiamos cuando hablamos de lo que nos duele.
(*) Lilia Moyano es música y escritora.
En mayo se reunieron en Paraná seis gobernadores: Rogelio Frigerio, de Entre Ríos; Maximiliano Pullaro (Santa Fe); Raúl Jalil (Catamarca); Axel Kicillof (Buenos Aires); Ignacio Torres (Chubut) y Sergio Raúl Ziliotto (La Pampa). Ahora volverán a hacerlo durante esta semana en el Consejo Federal de Inversiones (CFI).