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Aprietes y amenazas de narcos para que vecinos les guarden la droga: una denuncia, allanamientos y detenidos

Secuestraron cocaína, marihuana y dinero en seis allanamientos a integrantes del clan Bonazzola.

Un hombre denunció en la Policía de Concordia que integrantes de un conocido grupo narco del barrio José Hernández le estaban requiriendo que les guardara droga en su casa. Como se negó, le apedrearon la casa y lo apretaron con tiros al aire. Este viernes, hubo varios allanamientos y detuvieron a tres integrantes del clan Bonazzola, les secuestraron cocaína, dinero y celulares.

El hecho denunciado no se trata de un episodio extraordinario: sin distinción de ciudades ni provincias, donde una banda dedicada al narcomenudeo crece en poder económico, territorial y de violencia, utiliza a vecinos para que les guarden droga, armas o balas. Aceptar es meterse en problemas con la Justicia; rechazar es poner en peligro la vida de la familia.

Dos grandes clanes familiares son los que, históricamente, se disputan la mayor parte de la ciudad de Concordia para la venta de drogas, principalmente en la zona sur: barrios José Hernández, El Sapito, Pompeya, 90 Viviendas, entre otros. Los Bonazzola y los Trinidad. Son familias muy numerosas que desde hace muchos años han ido creciendo y se fueron quedando con muchas propiedades. Abastecen de drogas a numerosos kioscos de narcomenudeo y además distribuyen a otras localidades como Federal, Federación y Chajarí.

Los primeros han sido desarticulados y tienen a los padres y algunos de los hijos y primos detenidos, y habían quedado un poco caídos en desgracia. Sobre todo, desde la detención de Maza Bonazzola y su prima Natalia, quienes junto a otros parientes acumulan numerosas causas.

Los segundos estaban en auge hasta que, hace cuatro meses, Gustavo Trinidad fue detenido por la Policía local y quedó preso por narcotráfico: tenía un kilo de cocaína. Había sido condenado en la resonante causa federal de Francia-Brun, pero ya estaba libre. Su hijo Franco había quedado al mando del negocio y hace dos semanas amenazó con un arma a uno de los Bonazzola. Por esta razón, el martes pasado a la noche lo detuvieron y le secuestraron una camioneta VW Amarok nueva que había abandonado en Puerto Yeruá. El vehículo estaba a nombre del dueño de una concesionaria de Federal, con quien solían hacer negocios.

Esta situación intentó ser aprovechada por los hijos de Bonazzola para remontar el negocio y recuperar terreno perdido. Parte de la droga que adquirían al por mayor la guardaban en la casa de una señora mayor, a quien hostigaban para que no les hiciera problemas. Una clásica estrategia de buscar personas sin antecedentes ni que estén metidas en algún problema para que la Policía no allane sus domicilios.

Esta mujer falleció hace un mes y quedó en la vivienda su hijo. Entonces, los narcos fueron a reclamarle a este hombre que les guardara la droga. Se negó, pero se metieron en la casa y se habrían llevado cocaína, armas y balas. Unos días después comenzó a ser apretado para que les aguantara la droga y las armas. Los rechazó nuevamente y comenzó a recibir amenazas, pedradas y disparos al aire con armas de fuego en la puerta de la casa. La Policía se enteró de esta situación, intervino y el muchacho finalmente denunció.

De este modo se inició la investigación que culminó con los seis allanamientos realizados este viernes en horas de la tarde por parte del personal de la Comisaría Segunda de la Jefatura Departamental Concordia.

Los procedimientos fueron realizados en diferentes domicilios ubicados en los barrios José Hernández y Pompeya Sur. Se secuestraron 106 envoltorios de cocaína, cuatro piedras de esta misma sustancia, 94 envoltorios de marihuana, 330.000 pesos, 16 celulares, un cuadro de moto adulterado, una balanza y elementos de corte de la droga. Tres Personas quedaron detenidas por narcomenudeo. Además, había en la casa un sujeto con pedido de captura, que intentó escapar, pero fue arrestado.

Se trata de un caso que se repite en cada lugar de la provincia donde una banda logra algo de poder territorial y mete miedo entre los vecinos. Unas amenazas, una apedreada o un par de tiros al aire pueden pasar como un hecho menor o un conflicto rutinario en un barrio. Pero el trasfondo es una banda que pretende imponerse sobre el resto, ya no solo sobre la salud y la seguridad, sino sobre el techo de familias que no tendrían un lugar mejor donde vivir.

Estas bandas se abastecen sobre todo de la cocaína que logran traer desde el norte o que les llevan bandas narcos de Buenos Aires. Hace una semana fue condenada la mujer peruana que, junto a sus hijos, llevaba ladrillos de droga en colectivo, y dejaron de hacerlo cuando mataron a uno de los jóvenes que utilizaba como mulas un día que llegaba con la mercadería. Ahora se habla de un paraguayo que vende de a kilos a varias bandas de la zona.

Concordia reúne muchos aspectos favorables para el asentamiento y desarrollo de grupos dedicados al narcotráfico regional y trasnacional, tanto factores socioeconómicos y urbanísticos como geográficos, por su lugar de frontera, la ruta del Mercosur, el río Uruguay y su cercanía con Paraguay y Brasil.

Se observa una creciente actividad punitiva en cuanto a allanamientos y detenciones de la Fiscalía local con la Jefatura Departamental de la Policía provincial, donde se apunta contra los eslabones bajos y medios de la cadena del negocio de la droga. Que es donde, a su vez, donde emergen las consecuencias de la violencia retroalimentada por la disputa territorial y las adicciones. Además, hay cuatro fuerzas federales con sede en Concordia: Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria. Desde hace unos años, está en funcionamiento el Juzgado Federal de Concordia, a cargo de Analía Ramponi.

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