La causa iniciada para esclarecer el crimen de Ruiz, producido por un shock hipovolémico por hemorragia masiva, por lesión de la vena yugular (según el informe forense), ha transitado hasta el momento un fatigoso derrotero, signado por la batalla de la querella por lograr que se investigue a los familiares directos de la víctima.
Nada ha sido fácil para el abogado de la madre del fallecido. Primero, pidió tres veces al juez Vilarrodona que impute y cite a declarar a la viuda de Ruiz, la hija y su novio, y a un hombre que realizó tareas de pintura en la casa de calle Ituzaingó y que estaría probado que mantenía una relación sentimental con Alejandra Clivio.
Luego debió intervenir el procurador general de la Provincia para solicitar por escrito a la agente fiscal que acuse a los cuatro sospechosos y pida la declaración indagatoria.
Así se logró llegar a la citación de Clivio, Villalba y los dos menores. Todos ellos, salvo el novio de la hija de Ruiz, dieron su versión de defensa. Madre e hija sostuvieron que la madrugada del crimen estaban en la casa y oyeron ruidos.
Clivio agregó que escuchó a su marido discutir con alguien, supuestamente conocido de la víctima, ya que éste le recriminó “no podés hacerme esto”, y que se encerró con su hija en una habitación que el asesino (que llevaba guantes en sus manos) intentó abrir, pero no pudo. Clivio refirió que el móvil del delito tendría relación con contratos en el Concejo Deliberante, y que su marido había tenido problemas con alguien que lo presionaba para que devuelva cierta documentación, cuestión que no habría sido contrastada con ninguna prueba aportada hasta ahora.
Después de las indagatorias y antes de que el juez resuelva la situación procesal, el abogado defensor Marciano Martínez pidió la nulidad del secuestro de los teléfonos celulares de la hija de Ruiz y su novio, que fueron aportados por un tío de la chica. El planteo llegó a la Cámara Penal, que a fines del año pasado decidió la validez de esa prueba considerada fundamental por el acusador privado.
De ese modo, el expediente llegó a principios de febrero al Juzgado de Instrucción 4, pero hasta el momento no se produjo otra novedad. Por eso, Rodríguez Allende pidió ayer a Vilarrodona que procese a los sospechosos. En su escrito recordó que no hay dudas de que el homicidio agravado por el vínculo, por alevosía (considera que Ruiz fue atacado mientras dormía) y por el concurso premeditado de dos o más personas, ocurrió en el domicilio de calle Ituzaingó y, si bien no está claro quien ocupó el rol de autor material, los cuatro sospechosos son coautores responsables.
El querellante por la madre de la víctima consideró que no quedan dudas de la conflictiva relación que existía en el grupo familiar, móvil del hecho que encontraría corroboración en un correo electrónico que Ruiz envió a un amigo, en el que le expuso que su mujer atentaba contra la armonía de la casa, y que tenía una “patología” que la llevaba a reaccionar violentamente y de forma “ciclotímica”, al igual que el testimonio de otra amistad, que aseguró que Pedro le confesó que su mujer era “capaz de cualquier cosa”.
También apuntó que los hermanos de la viuda declararon que ésta les indicó que “esto fue hecho” por la hija y su novio, ambos menores de edad al momento del crimen, y que el objetivo del ataque no era la muerte sino asustar a Ruiz, pero que “se les fue la mano”. A ello sumó una serie de pruebas obtenidas por la Policía referentes a un intenso cruce de llamadas entre los celulares de ambos adolescentes, desde las 3 de la mañana hasta las 4.57 del día del crimen.
Del mismo modo resaltó el contenido sugestivo de un mensaje de texto hallado en el celular de la chica donde se da a entender que su madre encargó un “trabajo”, para el cual ya había conseguido “la plata”. También subrayó la importancia de pruebas genéticas que vinculan al supuesto amante de Clivio, Villalba, encontradas en un allanamiento realizado en su casa de calle Alsina. Los cotejos de ADN encontraron compatibilidad entre muestras halladas en un pantalón de Villalba y una manta de la cama donde Ruiz fue sorprendido por el o los homicidas, publicó El Diario.