Nunca más cierto aquello de que “goles errados en un arco se sufren en el propio”. Central Córdoba fue mucho más que el Lobo en la noche del Núñez sin embargo la síntesis final dice que Gimnasia terminó ganando para treparse a lo más alto de la tabla de posiciones tras la derrota de Juventud Antoniana ante Unión de Sunchales.

Gimnasia jugó decididamente mal ante Central Córdoba que, por varios pasajes del partido, casi le perdonó la vida jugando con algo de suficiencia que luego pagaría muy caro. Desde el comienzo mismo se pudo ver que para el local no iba a ser una buena noche: no dio dos pases seguidos, no apareció Matías Padilla y entonces todo se remitía a una suma de voluntades que nunca alcanzaba para vulnerar a un muy buen equipo visitante.

Con 30 minutos jugados ya Rougier había sufrido tres sofocones mientras que Trejo tenía una noche más que tranquila, es que al Lobo le costaba crear algo de peligro cerca del área visitante.

Pero el fútbol tiene esas cosas y en una aproximación de Besel fue parado con la mano por Ramos –a lo largo del partido el único amonestado-. La pelota la colocó Padilla bien el en vértice del área grande y de allí metió una comba perfecta por afuera de la barrera que, con complicidad de Trejo, se convirtió en el primer gol del partido.

Nada más ajeno a la justicia. Pero la visita siguió siendo mejor y en un jugadón entre Argañaraz y Sáez encontró el empate que acercaba el tanteador un poco más a la realidad de lo que acontecía en el campo de juego, señala La Calle.

En el complemento la historia se repitió porque fue la visita el que siguió jugando mejor ante las ganas, la fuerza y la falta de ideas de un Gimnasia que quedó expuesto al muy buen manejo de pelota de los dirigidos por Arsenio Ribeca. Pero el fútbol se juega con arco y esto pareció olvidarlo la visita que terminó, algunas jugadas, con cierta displicencia. Esto le dio vida al local que, a partir de los 30’, comenzó a cambiar la historia.

Matías Padilla tenía mayor preponderancia en el juego y cuando eso ocurre Gimnasia juega a otra cosa. A los 34’ un pelotazo de Vázquez dejó sólo a Conrado Besel con Trejo y entre el empujón de Ramos de atrás y la atajada de Trejo le impidieron el festejo al delantero.

Pero enseguida Padilla robó una pelota por derecha y mandó el centro al área. Atropelló Besel, le erró a la pelota y chocó con Trejo. Allí Pablo Ocampo sorprendió sancionando un penal que no pareció serlo y el goleador lo cambió por gol para el delirio de los hinchas del Lobo en el Núñez.

A partir de ahí la visita perdió toda la elegancia y fue en busca del empate pero ya sin ideas y el equipo de Santiago Losada, que pudo haber ampliados las cifras de haber tenido mayor puntería Juan Ferreyra, terminó ganando un partido impensado de acuerdo a su trámite.

Foto: La Calle.