Ezequiel Unsain se caracterizó por no desaprovechar las oportunidades que se le presentaron en el camino. Antes de cumplir 14 años emigró de Villa Alcaraz a Rosario para sumarse a las divisiones inferiores de Newell’s. Transitó en todas las categorías formativas de la Lepra y en este proceso no solo fue proyectando su sueño de ser jugador profesional. Fue adquiriendo sentido de pertenencia, creciendo y madurando como futbolista.
Unsa, como lo bautizaron cuando arribó a la entidad rosarina, comenzó la temporada 2015 como tercera opción en la valla. Oscar Ustari, en mayor proporción, y Luciano Pocrnicj, alternaron la posición custodiando la valla.
Pero el 17 de agosto el entrenador Lucas Bernardi decidió darle espacio al entrerriano. Ezequiel conservó la valla en cero en un empate cerrado ante Temperley y a pesar de su juventud, mostró personalidad.
Entonces tuvo un comienzo soñado en el ámbito profesional, aunque no lo pudo disfrutar del todo por la irregular campaña del elenco. “Al no conseguir objetivos grupales. No tuve tanta capacidad de disfrutar a pleno lo que me tocó vivir. En lo personal no me puedo quejar. De mitad de año para adelante viví momentos únicos, momentos muy buenos y eso es muy positivo”, describió en declaraciones a Uno Entre Ríos.
—¿Fue difícil dejar Alcaraz para llegar a Rosario?
—Mi viejo me brindaba consejos. Me fue preparando para ese momento, me decía que llegado determinado tiempo me iba a tener que ir de mi casa para construir mi sueño. Llegó en un momento donde estaba en la transición de chico a adolescente, cuando recién empezaba a jugar con mi club de pueblo. Arranqué en Novena, pude jugar todo ese año, después pasé a Octava División. En Sexta me tocó hacer mi primera pretemporada con Reserva, bajando a jugar con mi categoría. Prácticamente recorrí todas las inferiores hasta llegar al plantel de Primera
—¿Recorrer todas las categorías te ayudó a madurar?
—Irte lejos de tu familia implica una maduración mucho mayor a la de un chico común. Ir escalón por escalón y no saltar tantos pasos seguidos te ayuda a formarte mucho más como jugador. Cuando llegó el momento de debutar tenía una formación bastante acorde para poder mantenerme en ese lugar.
—¿Disfrutás atajar en un equipo como Newell’s o es una enorme presión?
—Se disfruta al máximo. Comencé a disfrutarlo desde que me tocó la posibilidad de estar en este club tan grande. A medida que fueron transcurriendo los años fui tomando dimensión y muchas más responsabilidades, pero nunca dejo de disfrutar de defender estos colores. Ahora que llegué a Primera tengo la posibilidad de vivir un montón de cosas extras que no se viven en inferiores. Estoy tratando de disfrutar al máximo el momento que me está tocando vivir.
—Comenzaste el año como tercer arquero y terminaste siendo el dueño de la valla.
—Tuve dos compañeros espectaculares que me han ayudado y enseñado un montón. A nivel profesional tienen una trayectoria extensa con un recorrido largo por el fútbol. Se me hacía difícil imaginar que iba a tener la oportunidad de atajar. Llegó la chance, por suerte me agarró bien en lo psicológico, bien en lo físico. Me venía preparando muy bien, sabía que podía estar lejos la posibilidad, pero nunca dejé de entrenar y esforzarme, para cuando llegara la oportunidad estar de la mejor manera posible.
—¿Te acordás los momentos previos al estreno?
—Fue una semana larga porque hubo un receso por las PASO. Pasé esos 15 días de incertidumbre porque no sabía si atajaba y se rumoreaba que se podía llegar a dar un cambio en el arco. Entrené al máximo toda la semana para demostrar que estaba bien y un día antes cuando fuimos hacer pelota parada quedó confirmado. Eso resaltó mi alegría, y la de toda mi familia cuando se enteraron. Desde ahí comencé a construir mi carrera profesional.