El Rojo tuvo que afrontar el partido con muchos lastres de presión. Debía ganar y esperar que no lo hiciera San Martín y que perdiera Argentinos. Jugó con la cabeza en tres lugares distintos y se notó. San Lorenzo, únicamente con Verón y Correa, se las ingenió para ser más incisivo en el primer tiempo.
Si bien no hubo chances claras de gol en los primero 45 minutos, el Ciclón merodeó más y mejor mediante un tiro libre de Navarro, otro de Correa y un intento de Romagnoli. Independiente apenas buscó el arco con un disparo desviado de Montenegro y sufrió la baja por lesión de Fredes.
El gol de Luna en San Juan fue un golpe letal a la esperanza mínima que había. A cinco del final, comenzaron los problemas entre los plateístas y el banco del visitante, por lo que el juego se detuvo durante unos minutos.
El tanto de Anangonó en La Paternal fue otro golpe que destrozó el ánimo de Independiente. El tiro del final, para sellar el descenso, llegó a los 15: Correa la puso al lado de un palo y sentenció el triste final. Inmediatamente, la gente del Rojo comenzó a potenciar el aliento para hacerse sentir en la histórica y dramática situación, consigna TyC Sports.
La utopía de eludir el descenso terminó arrollada de la peor manera. Todos los resultados le jugaron en contra al Rojo, que marcha condenado a un proceso inédito en su historia. Los pésimos manejos cometidos durante los últimos tres años le pasaron una factura carísima que tuvo que saldar con uno de sus bienes más preciados: la pertenencia en el grupo de elite del fútbol argentino. Triste, solitario y final.
Foto: Télam