Los 110 delegados de 34 diócesis del país, presididos por el obispo Jorge Lozano, subrayaron su inquietud por “el constante crecimiento del consumo de drogas y sus consecuencias en las personas, las familias y la sociedad en su conjunto” y alertaron que “este drama afecte a toda la sociedad, y de manera particular a los más pobres con salud y alimentación deficiente”.
“La proliferación de las nuevas drogas de síntesis constituyen una grave amenaza para nuestros adolescentes y jóvenes. La actual disponibilidad de precursores químicos favorece la producción y facilita el consumo”, aseveraron en una declaración final.
“El avance del narcotráfico que siembra violencia entre bandas, esclaviza niños y jóvenes para la venta de drogas, y corrompe el tejido social y estructuras del Estado en sus diversos niveles”, agregaron en el documento.
Tras afirmar que “el avance consumista que nos lleva a mirar para otro lado, o reconocer el problema sin comprometernos con la solución”, criticaron “los mensajes ambiguos y confusos acerca de la droga”.
Los referentes eclesiásticos recordaron que “para la prevención debe haber mensajes claros y precisos: ’No es bueno que te drogues’ ’No entres en el laberinto de la droga’, ’Entrar es fácil, salir es muy difícil’, ’Elegí la vida’” y lamentaron “el inicio del consumo de alcohol y drogas a edades cada vez más tempranas”.
La reunión llevó por lema “Somos portadores de esperanza” y delineó un plan de acción pastoral para atender las necesidades de quienes padecen adicciones y para contener a las familias de los afectados, dice un cable de la agencia DyN.