Penaron a dos gualeguaychuenses que eran juzgados por trasladar a una menor para prostituirla

Por N.B., de ANALISIS DIGITAL

Finalmente los dos imputados por trasladar a una adolescente para explotarla sexualmente en Córdoba fueron condenados este lunes, después de un debate que tuvo algunas particularidades debido a que la víctima de esta causa concluyó una trágica historia con la muerte de una persona, que si bien no está probado, se estima que sería un cliente que recibiría servicios sexuales.

Bajo la conducción de los jueces Noemí Berros, Roberto López Arango y Lilia Carnero, por el estrado pasó cerca de una decena de testigos que aportaron datos sobre el hecho que desencadenó la apertura de la causa y sobre la relación que mantenían los dos hombres mayores de edad con la joven, que según se refirió en el juicio, era explotada, amenazada y estaba bajo las órdenes de sus tratantes desde los 12 años aproximadamente.

El fiscal General, José Ignacio Candioti había reclamado siete años de prisión para ambos, por ser igualmente responsables del traslado de la niña y que se le revoque la libertad condicional a Campoamor. Sin embargo, el tribunal no lo consideró de la misma manera y otorgó siete años a Manzanares y tres años y medio a Campoamor.

Las defensas, ejercidas por Miguel Ángel Cullen y Guillermo Vartorelli en representación de Campoamor y Mario Figueroa por Manzanares, pidieron en primer término la absolución de los imputados e hicieron reserva de casación. Mientras se llevaba a cabo el juicio oral, reclamaron que se incorpore el expediente que se instruye en Gualeguaychú, en el que se investiga el homicidio de Mario Farabello “en situación de robo”, pero el pedido fue denegado. Cuando se realizaron los alegatos, los defensores sostuvieron que la joven, como fue imputada de homicidio en la segunda causa, cambió el relato en la causa que se sustanciaba en Paraná y comenzó a decir que era víctima de explotación sexual, con el objetivo resultar beneficiada en la segunda causa. Esta vez los jueces decidieron mandar a pedir el expediente y evaluarlos en conjunto.

Pese a los esfuerzos de las defensas, los magistrados terminaron por considerar que ambos procesados son responsables del delito que se les imputó en primer término.

Dos expedientes distintos, dos causas y conclusiones

El juicio que se desarrolló en Paraná investigó los hechos acaecidos en diciembre de 2011, cuando gendarmes que llevaban a cabo un operativo vial en las inmediaciones del puente Victoria-Rosario, advirtieron una extraña situación: dos hombres mayores de edad trasladaban de madrugada a una menor de 16 años sin autorización de sus padres. Ninguno de ellos tenía algún lazo familiar con la joven y cuando se les preguntó a dónde y para qué la llevaban, respondieron que iban a Córdoba a hacer negocios y llevaban a la chica para que tuviera la oportunidad de conocer la provincia mediterránea. La niña no pudo responder de la misma manera: primero exhibió el DNI de su madre, a quien se lo había sustraído sin permiso y por recomendación de Manzanares, en segundo lugar, no puedo determinar el destino del viaje. Ella sabía que iban a Córdoba, pero no podía precisar a qué lugar. Los gendarmes actuaron rápidamente y comenzó la causa con las primeras declaraciones. Determinar la relación que unía a los tres y para qué viajaban era el objetivo de la investigación. Con el correr de los días y el avance de la pesquisa, se determinó restringir el contacto de ambos imputados con la muchacha, y se dispuso la asistencia psicológica para ella.

Tiempo después, en julio de 2013, la misma muchacha terminó matando a Mario Farabello, un hombre que la esperaba en un departamento del centro de Gualeguaychú. La primera hipótesis que se abonó fue la de homicidio en situación de robo, pero según refirió el fiscal Candioti este lunes, después de evaluar el segundo expediente, la niña salió del edificio sin un peso encima. Además, ella declaró en la segunda causa que había tenido que acudir a ese domicilio a pedido de Manzanares (recordemos que el imputado no podía acercarse ni mantener ningún tipo de contacto con la joven, dispuesto en la primera causa). Las pericias sobre los teléfonos, aparentemente, muestran que ese día, Manzanares la llamó ocho veces y ella no contestó. Después le escribió un mensaje diciendo que lo atienda y volvió a insistir con los llamados. Luego le escribió nuevamente pasándole la dirección y la hora en que debía presentarse.

“Creo que en lo sustancial, las constancias del expediente de Farabello descartan lo que deslizó la defensa acá, que ella se quiso excusar del crimen diciendo que era víctima de trata después del contacto con su abogado. Ella lo dijo así antes de que sucediera el homicidio, en la primera Cámara Gesell”, sostuvo el fiscal en la conclusión de su alegato. “Esto de que ella cambió su testimonio no tiene ningún tipo de asidero ya que no sólo ella sostiene que era llevada a fiestas desde los 12 años, sino que también la psicóloga y la trabajadora social que la asistieron manifestaron que de su relato no surgieron contradicciones”, agregó Candioti. “Con la segunda causa se ve claramente que Manzanares la siguió usando como un objeto, una cosa, porque le impuso una conducta”, acotó.

Por su parte, la defensa de Campoamor insistió que la niña hizo “un cambio rotundo de relato y que eso tenía que ver con su defensa en la otra causa”. “Llama la atención que pueda haber dos miradas tan distintas sobre lo mismo”, añadió Cullen y apuntó: “Ella empieza a hablar del delito de trata el 25 de junio”. En esa línea, aportó a la misma idea y dijo que en una nota que se realizó al abogado defensor de la niña, Alfredo Vitale, en el programa Fuera de Juego, en canal Somos Gualeguaychú y se reprodujo en ANALISIS DIGITAL el 30 de julio de 2013, el letrado adelantó su estrategia defensiva. Así también lo sostuvo Figueroa, quien hizo mención a la misma nota periodística. “No surge del expediente que ella haya sido víctima de abuso sexual. Sé que la menor fue bien imputada por homicidio en situación de robo, porque Farabello no estaba en condiciones de atacar a nadie debido a que era hipertenso y diabético”, esbozó el defensor de Manzanares.

Vale recordar que cuando inició este juicio oral, la madre de la adolescente contó que en una oportunidad, después de iniciada la segunda causa, Manzanares le atravesó la camioneta mientras ella caminaba en la vía pública, la amenazó y le entregó un papel escrito de puño y letra en el que le sugería que se asesoraran con otro estudio de abogados, que él se haría cargo de los gastos. Si bien la pericia caligráfica no arrojó resultados definitivos, se manifestó que las letras del papel que presentó la señora y las plasmadas en el expediente por parte de Manzanares, son similares.

Los hechos ventilados

En el juicio se ventiló lo ocurrido con una niña que se relacionaba con ambos condenados desde que tenía 12 años. La causa inició el 5 de diciembre de 2011, cerca de las 3 de la madrugada, cuando un Peugeot rojo que transportaba a José Cándido Manzanares, Rubén Darío Campoamor y la joven que apenas contaba 16 años, se acercó al puesto de Gendarmería situado en la Ruta Nacional 174, antes de cruzar el puente que une Victoria con Rosario. Allí los efectivos pidieron la documentación correspondiente y preguntaron el destino y objetivo del viaje. Los hombres respondieron que iban a vender el auto y la adolescente dijo que iban de paseo. Los gendarmes le reclamaron a la chica una autorización de los padres para pasar a la otra provincia, pero ella admitió que no tenía tal papel. Entonces decidieron contactar a la madre de la joven, residente en Gualeguaychú, y le preguntaron si autorizaba a su hija a salir de la provincia con dos mayores. La mujer respondió negativamente, mientras Manzanares y Campoamor observaban cómo se derrumbaba el objetivo del viaje: llegar hasta Laboulaye, Córdoba.

Ya en sede judicial, una amiga de la muchacha contó que hacía algunos años ambas conocían a los hombres. Que eran amigos de ellas. Que compartían asados e iban a reuniones de las que también participaban enfermeros y abogados de la ciudad del sur provincial, entre otros. Agregó que visitaban hoteles, que las sacaban a tomar helado y tenían relaciones a cambio de algunos pesos.

La versión de la amiga fue ratificada en Cámara Gesell por la propia víctima, quien además, en distintas oportunidades, refirió ser amenazada por parte de Manzanares. La historia no concluye ahí, hay que decir también que no sólo la chica fue víctima de esas amenazas, sino que así lo sufrieron algunas de sus amigas y hasta su madre.

(Foto: El Día)

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