Sportivo Urquiza festejó de visitante y se adueñó del Superclásico liguista

Los primeros minutos fueron un anticipo de lo que se vería en el resto de la tarde. Mucho fervor, dientes apretados en cada jugada, prioridad en destruir más que en construir. En fin, lo esperable en un clásico.

En ese periodo Sportivo Urquiza tuvo un poco más de claridad al atacar y así conmovió a la defensa local. A los siete minutos, Cristian Murgado ensayó un preciso pase al vacío para la entrada al área de Cristian Reinhart, quien elevó el remate.

A los 13’, un centro de Sebastián Martínez encontró en lo alto nuevamente a Reinhart, quien por poco no pudo acertar su cabezazo. Tres minutos después el intento fue de Juan Barrios, tras sacarse una marca de encima, aunque con mismo resultado.

Peñarol tuvo su primera situación a los 16’, cuando un corner desde la derecha fue pifiado por un defensor y casi termina en la red.

En medio de tanta imprecisión reinante, Sportivo Urquiza sacó ventaja, merced a su presencia ofensiva, ya que el local estaba más preocupado por el combate en el mediocampo y no lograba conexión con sus delanteros.

Avisó a los 23’, a la salida de un tiro libre, que desvió sin potencia César Goncebat. Y concretó a los 28’ mediante su goleador, Juan Barrios, quien capturó una pelota sin dueño después de un corner desde la izquierda y no perdonó. El 1-0 parcial impactó en el ánimo de los jugadores del Tricolor, quienes inmediatamente buscaron contestar. Leonardo Andersen hizo un jugadón por derecha, envió el centro y Matías Miranda lo elevó por sobre el horizontal, tras cabecear de pique.

Si el primer gol fue un golpe duro para Peñarol, el segundo sencillamente lo liquidó, sobre todo por la cuota de suerte que tuvo. Un remate desde afuera del área tenía las mismas coordenadas que las del arquero Renzo Correa, pero el balón se desvió en la espalda de Reinhart, descolocó el guardameta y dio en el segundo palo; la defensa local no reaccionó a la segunda jugada y Nicolás Ramírez quedó con todo el arco a su merced, para decretar el 2-0.

El parcial quizá fue excesivo, pero indudablemente justo, ya que Sportivo manejó mejor la pelota y tuvo criterio cuando atacó; mientras que Peña fue solo voluntad, consigna El Diario.

El inicio del complemento pudo darle alguna esperanza a Peñarol cuando, al minuto, Aguiar Andersen amagó y definió con zurda, pero desviado. Empero, la reacción no pudo consolidarse puesto que la interrupción (de 15 minutos) enfrió otra vez el juego.

En el reinicio, el local tomó otra postura, con el ingreso de Gonzalo Iseli y de Maximiliano Goró; desde entonces equilibró la tenencia del balón, pero nunca pudo encontrar un golpe directo en sus atacantes.

No obstante, a los 30’ pudo descontar cuando Iván López devolvió al área un rechazo defectuoso y el central Walter Lescano, en escalada ofensiva, no logró convertir por poco.

Para colmo, el equipo del barrio La Floresta supo encontrar los espacios para contragolpear, aprovechando el adelantamiento del de calle Italia al final. En lo poco que entregó de importante el segundo tiempo, Barrios primero y Ramírez después, desviaron dos remates, que pudieron liquidar con antelación la historia.

El local terminó los últimos minutos presionando, pero sin ideas; mientras el ganador defendió con solidez y fue punzante cuando contragolpeó. En ese devenir, Reinhart peinó un corner para habilitar a Darío Pérez quien, solo, estrelló su remate en el palo derecho.

El final mostró un gran contraste: el visitante festejando y prometiendo potenciarlo en su barrio, La Floresta; el local, casi en silencio y masticando bronca.

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