Ezequiel Ré
(De ANÁLISIS)
Patronato volvió a la ruta en la Primera Nacional. Este lunes por la noche visitó a San Martín de Tucumán en un partido por la fecha 16, Zona A y el que terminó perdiendo 2 a 0.
El Santo quedó a un punto de la Promoción y dos del Descenso. “Falta mucho”, dicen por el Barrio Tiro Federal. Pero hace 16 fechas que los hinchas ven que el equipo no arranca y una zancadilla de más malos resultados los enviaría al abismo.
Y el debut como entrenador de Diego Pozo trajo aires de Walter Perazzo, el responsable (pero no absoluto) del armado de este plantel.
“Va a atacar un poco más”, se adelantó antes del match. Pero la trama táctica lo destacó un poco más adelantado, pero no con dos delanteros absolutos. Se insinuó un 4-4-2 que se complicó con la lesión de Fabricio Sanguinetti. Entonces a la cancha un volante y allí volvió todo a la normalidad. Un delantero (Franco Coronel, en el criterio de correr y correr, aunque esta vez generó un quite y una acción de gol que evitó el arquero), legión de volantes y defendamos muchachos.
Así y todo, en el primer tiempo el equipo estuvo en carrera. Si bien el más claro era el local, al Patrón le quedaron espacios para la contra no aprovechados.
Pero en el segundo tiempo los tucumanos marcaron claras diferencias en lo futbolístico y llegaron al gol con facilidad y por dos.
Los entrerrianos (es un decir, solamente un paranense en cancha como titular) fueron a no perder, a ocupar el rol de partícipe secundario y así les fue.
Respetando al rival, tanto que, por las dudas, en la lista de viajeros solamente se incluyó como delantero suplente al juvenil Mariano Meynier, traído de refuerzo desde Unión, pero con pocos minutos en el proceso (ayer ingresó con la cosa ya juzgada).
Patronato debe ser el único caso de equipo que ataca sin delanteros, amén de la voluntad de Coronel o los minutos de Meynier. Es más, el volante Purita estuvo cerca de una conquista en el segundo período de igualar y luego Juan Barinaga, como tibia ambición de gol.
Valentín Pereyra, el que siente la camiseta como propia, sigue tirando entusiasmo y genera. Pitu Gonzalez aparece y desaparece. Hace llenar de elogios a los comentaristas de la tele por su voluntad y pelearla. Pero al ser irregular, esa actitud a la hora del balance se diluye.
Ante Chacarita Juniors, un cuerpo técnico local comandado por Marcelo Candia, metió aires ofensivos en el Grella.
Y ganó. La gente se fue feliz. Este lunes por la noche todo volvió a ser como entonces.
La única chance que tiene Patrón de no caer más bajo es dar con los refuerzos que en un par de fechas se puede contar. Se habla de volantes e incluso un nueve de área. Hora de confiar en que sea así. Sino habrá que ir adquiriendo aspirinas, porque se viene un gran dolor de cabeza.
Hablando de confiar. Algún día se tendrá que confiar en los entrenadores locales, en los jugadores locales. Gente que tenga en claro que la actitud no se negocia, y la intención de ser protagonista tampoco.