Ezequiel Ré
(Especial para ANÁLISIS)
Patronato y Arsenal parecen aseverar el concepto que menciona que todo tiempo pasado fue mejor.
Una frase a la que no se coincide, porque hipoteca la ilusión de un mejor futuro.
Claro que, si el argumento es la realidad futbolística de ambos, la idea no es alejada. El Arse hará su análisis desde sus tiempos gloriosos en Copa Sudamericana (campeón 2007). Y el Patrón, aparte de revisar el tiempo pasado (Libertadores, Sudamericana, Copa Argentina), deberá encontrar las respuestas superadoras a este tibio momento en la Primera Nacional que fecha a fecha se complica más.
Tal cuál ante San Martín de Tucumán, tuvo ante los de Sarandí, en este frío domingo de fecha 17 de la Primera Nacional, un primer tiempo donde superó la línea de la mediocridad del juego, tuvo dos chances de gol, uno anulado por off side y un penal también fino a su favor.
Pero en el segundo tiempo casi que no se acercó al arco rival y al margen de los cambios para buscar frescura vertical ofensiva, careció de relieve ambicioso.
Los domingos grises invitan al recuerdo. Stop. Que ello no ocurra. Volverán las imágenes de estadio lleno, equipos ganadores, goles inolvidables, atajadas estupendas.
Y si bien, a veces está bueno recordar, dicha cuestión de la memoria no le dará el frenesí que lo saque del apuro de estar hoy a un punto de la Promoción en la Zona A. De los 19 equipos estar en puesto 17, la verdad es un fracaso parcial de una importante magnitud por su pasado reciente.
Al Patrón lo salva el desjerarquizado torneo, y la mediocridad de una decena de equipos en misma situación. Entre ellos el feo Arsenal con el que empató 0 a 0 en un Grella que se deshilacha también en las tribunas.
Pero, con tanta misiadura futbolística, si no empieza a sumar de a tres, quedarse en la Primera Nacional será realmente un proyecto difícil y complicado de llevar a cabo.
Al margen del off side o no, del penal o no, lo que se analiza es la falta de juego. Por momentos la idea de mover un poco más la pelota, en otros instantes ser más verticales.
Dentro del panorama gris, habrá que decir que Diego Pozo, en su debut de local como DT, al menos intentó disponer en cancha un esquema con dos delanteros y en el banco mechó varios jugadores de inferiores. Pero nada de eso alcanza para lograr una sonrisa o un esbozo de tal.
Y realmente una quimera suponer que jugadores de buen nivel puedan dejar sus cómodas ligas para venir a sumarse a este plantel cachivache. Dependerá de sus ganas, lo económico y la situación deportiva actual individual.
A cruzar los dedos. Para que se acomode un poco este plantel, los pibes que serán tenidos en cuenta (algunos) estén a la altura y que los refuerzos despierten un proceso frío y dormido. Las respuestas se demoran. Dentro y fuera de la cancha. Mientras, los puntos llegan a cuentagotas y el sufrimiento en las tribunas crece fecha tras fecha.