Rodolfo Robin
Juan Strasser tiene 34 años. Desde hace cinco vive en Paraná junto a su familia. Si bien hubo varios motivos que lo trasladaron de su Rosario natal a esta ciudad, el económico fue uno de los factores principales. En medio de la necesidad de trabajo, una propuesta laboral en Paraná lo hizo recaer en la zona. Ahora, un lustro después, salió de esa “complicada situación” y ya posee un televisor, un celular de última generación, un microondas y una motocicleta cero kilómetro. Aunque estos elementos figuren en los papeles con su nombre, él en realidad aún no tiene nada de esto y no cree al corto plazo poder adquirir tales bienes.
Sucede que en enero de este año en una fiesta perdió -o le robaron- su Documento Nacional de Identidad. Si bien ofreció recompensa a través de los medios para que se lo devuelvan, no tuvo novedades y debió realizar los trámites para recibir una copia del mismo. En ese mismo mes de enero comenzó los trámites, pero aunque haya pagado a tiempo, el documento aún no llegó a sus manos y cada vez que necesita mostrar su identidad usa una cedula de identificación.
Hace un tiempo recibió en su vivienda las intimaciones de pago de una casa de electrodomésticos y de una concesionaria de motos para que abone unas supuestas deudas. “¿Qué deudas si desde hace años que no tengo nada nuevo?”, se preguntó. Al poco tiempo pudo comprobar que “alguien” con su DNI había hecho las transacciones, simplemente modificando su fotografía pero con su nombre y apellido. Mucho le demandó comprobar que no fue él quien compró los elementos, aunque desde el comercio se preguntan ahora a quien cobrarle las deudas.
Y este caso habla sobre el robo de identidad, el delito de más rápido crecimiento en el mundo. Se estima que un centenar de argentinos sufre diariamente el robo de su identidad para ser utilizada en el sistema financiero local, lo que genera una millonaria pérdida económica.
Hasta no hace mucho tiempo, cuando un ladrón robaba la billetera o porta documentos, el dinero era lo único que pretendía. Eso está cambiando, ahora lo más valioso es el DNI, con el cual un estafador podría utilizar su número para abrir cuentas bancarias, obtener tarjetas de crédito u obtener préstamos bajo su nombre.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)