-La condena. Christian Federico von Wernich fue condenado en forma ejemplar por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Número 1 de La Plata. Al igual que en el juicio reciente contra Miguel Etchecolatz, el tribunal integrado por Carlos Rozanski, Horacio Isaurralde y Norberto Lorenzo puso en vigencia la figura del genocidio para condenar al cura en cuestión. Es la primera vez que se condena a un sacerdote que ocupó cargos importantes dentro de la jerarquía eclesiástica católica. El cargo que le correspondió a Von Wernich en ese entonces fue el de capellán de la Policía de la provincia de Buenos Aires, una responsabilidad nada menor si se tiene en cuenta el significado de la institución que lo tenía como máximo referente religioso. Como se ve, son varias cuestiones que hacen de este fallo un acontecimiento de significación. Ahora bien, para la sociedad entrerriana este suceso no es un hecho más. El cura genocida es oriundo de Concordia, un territorio por demás fecundo en la tarea de proveer figuras que tuvieron un destacado protagonismo en el proceso dictatorial. Desde luego el general Viola ha sido el más encumbrado en tanto lo sucedió a Videla en la comandancia de las Fuerzas Armadas y en la Presidencia de la República. Además en los corrillos militares de entonces se lo sindicaba a Viola junto a Videla y Vaquero, las famosas tres V, como los estrategas del terrorismo de Estado.
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-Nunca Más. Cualquiera que escarbe un poco encuentra en Concordia corrientes sociales, algunas más antiguas y otras no tanto, que apuntaban en favor de una salida política derechista y represiva. Lo cierto es que bajo la ficción de prosperidad que proyectaba la construcción de la represa de Salto Grande se fue galvanizando en la Capital del Citrus un consenso con el proceso dictatorial. En 1982, próximo ya el inexorable retiro de la dictadura, ante una presencia en ciudad del flamante Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Martín Arruabarrena ocupando la tribuna de la Sociedad Rural llenaba de epítetos de toda clase a las Madres de Plaza de Mayo denominándolas Las Locas de Plaza de Mayo. No sólo el Centro de Industria y Comercio de entonces acompañó el discurso del presidente de la Sociedad Rural. Un silencio cómplice con el discurso del presidente de la Sociedad Rural atravesaba los círculos de profesionales y de comerciantes. Además de Concordia, en un radio de influencia que se extendía a departamentos próximos como Federación, en los años 60 había plena conciencia sobre el fundamentalismo religioso que propalaba el Instituto del Profesorado que dependía del Arzobispado respectivo. Confesos apologistas locales del dictador Franco de España componían junto a Sánchez Abelenda y el cura Merchiori la orientación ideológica de dicha institución. Es gracioso destacar ese matiz en la definición ideológica de esa fuerte usina del autoritarismo y la intolerancia política.
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-Derrotero de campaña. Es muy posible que la falta de agitación que caracteriza al proceso electoral tenga que ver con que la sociedad está segura de que nada raro puede suceder. Es decir, no existen filamentos en el cuerpo social que se carguen de tensión o pongan de manifiesto preocupaciones fuertes. Es que existen a la mano de cualquier hombre de la calle acontecimientos, sucesos políticos, que le estimulan a ponerse cómodo y balconear este proceso electoral hasta que llegue el 28 de octubre. En una palabra, nada de lo que acontece estimula al ciudadano común a moverse por fuera de su rutina habitual. El nutrido calendario electoral de este año da razón a esta postura. Y eso que hubo platos fuertes para todos los gustos. Se puede pasar registro desde el comienzo, cuando el candidato de la nueva derecha nacional, Mauricio Macri, concretó un triunfo categórico en las elecciones por la Gobernación de la Capital Federal. A pesar de que en la campaña hubo cruces fuertes con el oficialismo, concretado el triunfo por parte del Macri nada se sintió conmovido más de la cuenta. A las pocas semanas sucedía un acontecimiento inverso. En efecto, la provincia de Santa Fe puso la nota histórica de elegir por primera vez un gobernador socialista. Hermes Binner se impuso con claridad en ese bastión del justicialismo. En otras circunstancias este suceso, la elección de un gobernador socialista hubiera conmovido el ambiente político.
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-Panorama entrerriano. Según los más autorizados observadores, es en el interior donde Cristina Fernández de Kirchner hace la diferencia que la librera de enfrentar una virtual segunda vuelta. Al parecer, si bien Entre Ríos no está en la cúspide de los guarismos el aporte rondaría el 50 por ciento, porcentaje apreciable sin dudas. No sería el nivel más alto alcanzado por el justicialismo en esta comarca. En las elecciones de mayo de 1989, en la primera postulación de Carlos Menem, el justicialismo entrerriano aportó el 52 por ciento de los votos. Menem conquistó el 48 por ciento en el orden nacional en esa elección. O sea, el aporte entrerriano estuvo cuatro puntos por arriba del porcentaje nacional. Si se cumplen los pronósticos, esta vez en la versión de un justicialismo kirchnerista, Entre Ríos estaría en el mismo nivel de la Nación. Sin conocer encuestas, en la mera impresión de esta nota no existen dudas de que en la provincia Lavagna, gracias a la estructura del Partido Radical, va a estar muy por encima de Carrió. El análisis se atreve a desafiar lo que pueden estar dando en la actualidad algunas encuestas. Es posible que ante la consulta del encuestador las respuestas favorezcan a Carrió frente al economista al punto de que Lisandro Viale aparece ilusionado en ocupar el tercer lugar como diputado nacional. Pero existe un dato importante para valorar.
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-El justicialismo alineado. Poco a poco el justicialismo entrerriano ha ido centrando los ejes de trabajo y congelando los costados más virulentos de sus pujas internas. No deja de ser un motivo de ponderación cómo el justicialismo entrerriano encuentra los puntos de unidad a pesar de estar envuelto en terribles tormentas internas. Es muy posible que el oficio electoral que contienen sus principales figuras haya tomado en cuenta que la fórmula presidencial Cristina Fernández-Julio Cobos empinaba las expectativas electorales. Es decir, si de por sí en la provincia como en el país cuesta atraer la mirada de la gente sobre propuestas electorales, poner como eje de campaña la Constituyente, tal como era la pretensión de Jorge Busti, era una idea que resultaba un fiasco total. Así que primero tímidamente para luego ser encarado con mayor fuerza, la figura de la candidata a Presidenta, Cristina Kirchner, apareció encabezando la galería de afiches con que el justicialismo local inunda cuanto muro encuentra a mano. También estos nuevos afiches ponen en la vidriera una fuerte integración interna. ¿Por qué se dice esto? Muy sencillo. El gobernador electo, Sergio Urribarri, aparece sonriente en la publicidad de campaña. Es claro en este emprolijamiento interno del justicialismo hay alguien que se perjudica en forma notable. Héctor Maya, que secunda -como ya se ha dicho- a Rodríguez Saá, se sentía animoso porque varios del entorno íntimo del gobernador habían empezado a trabajar por abajo en favor de su propuesta.
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