-Reuniones y más reuniones. En la semana que pasó se llevó adelante la reunión del gobernador con los representantes del ruralismo entrerriano. El cónclave tiene un valor en sí mismo pues Entre Ríos fue uno de los focos más importantes de conflicto y Sergio Urribarri se constituyó en uno de los gobernadores que con más decisión apoyó la política de las retenciones móviles impulsada por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Se ha destacado ya desde estas páginas que, con independencia de sus posicionamientos políticos, Urribarri ha sabido crear un ambiente de confianza y de transparencia en sus manejos, de tal manera que ha podido mantener relaciones con determinados referentes del ruralismo, aun en el momento más virulento del conflicto. En esta reunión que se realizó días pasados el gobernador volvió a poner sobre la mesa su sentido de ubicación cuando no hizo objeciones a la presencia de Juan Echeverría en la delegación ruralista. Hay que tener en cuenta que el dirigente de mayor referencia, Alfredo de Ángeli, se cuidó de agraviar al gobernador. En cambio Echeverría, siempre preocupado en tener un protagonismo que empareje con el dirigente de Gualeguaychú, no ahorró improperios hacia Urribarri. La cuestión es que la reunión se hizo y el propio De Ángeli se encargó de destacar que fue positiva. Dicho sea de paso, llama la atención cómo la Federación Agraria de Entre Ríos sigue manteniendo en su cargo a una persona procesada y condenada por evasión de impuestos, que es el caso del dirigente Juan Echeverría.
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-Los radicales de los territorios. Con palabras sencillas pero que no dejan lugar a dudas, el presidente del Foro de Intendentes Radicales, Ricardo Troncoso, ponderó la reunión mantenida con el gobernador Urribarri a la vez que destacó que siempre fueron bien recibidos. El encuentro se llevó a cabo el lunes 11. Es de poner atención en estas expresiones pues Troncoso es un radical duro y muy poco predispuesto a prodigar ponderaciones así nomás. Troncoso, además de ser presidente del Foro de Intendentes es una referencia dentro del radicalismo entrerriano. Y más llamativo resulta cuando a estas declaraciones se las compara con las palabras del diputado nacional Gustavo Cusinato. Días atrás el hombre oriundo de Nogoyá, además de denostar fuertemente la política oficial, acarició la idea de iniciar un proceso de juicio político al gobernador Urribarri. Cuando se pasa revista al conjunto de puntos que se abordaron en la reunión con el gobernador se puede ver que los intendentes radicales siguen preocupados en afirmarse en sus respectivos territorios haciendo obras, pues para eso fueron elegidos a pesar del vendaval justicialista.
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-Activismo político. El desarrollo del conflicto ruralista, la economía nacional que ha entrado en zona de turbulencia, ha reactivado el mundo político en planos superlativos. La derrota del oficialismo en el Senado deja abierto un espacio que una hilera larga de figuras opositoras quiere disputar. A su vez, por fuera de cualquier interpretación, lo cierto es que los principales medios de comunicación a nivel nacional se encargan de difundir cada hecho de esta disputa de manera tan insistente que hasta el ciudadano más desaprensivo se tiene que dar por enterado. Entre Ríos, por supuesto, no está al margen de esta nueva dinámica. En estos reactivos el entrerriano De Ángeli aparece proyectado como el gran atractivo. Todo político opositor que se precie quiere tener su foto con “Alfredo”. Desde Mauricio Macri hasta concejales de municipios ignotos piden reunirse con el dirigente agrario.
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-Los movimientos en la sociedad. Ahora bien, en todo este activismo hay que saber distinguir los movimientos que tienen más que ver con juegos mediáticos que con reales motivaciones de la sociedad. Una cosa es el carisma que sabía despertar De Ángeli, en el medio de una asamblea en el corte de la ruta nacional 14, y otra distinta cuando toma un café con Mauricio Macri. Sería bueno averiguar quiénes de los ciudadanos de carne y hueso se dan por enterados de las andadas de Kisser sancionando las desobediencias de Rubén Villaverde y Graciela Zambón. Da la impresión de que existen dos mundos. Por un lado, las acciones y gestos que sólo son decodificados en los círculos más cerrados de la política; y otro, los gestos y acciones que la sociedad detecta pues tiene que ver con sus preocupaciones.
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-De nuevo los recursos. Como ya hemos hecho mención en otras notas, los conflictos salariales de los trabajadores del Estado se suceden y multiplican. Entre Ríos no es una rareza, en casi todas las provincias los paros abundan. A su vez, es un lugar común que los gobernadores se quejen de que las reivindicaciones gremiales están muy fuera de sus alcances. Para ser precisos, los mandatarios dicen no tener recursos para enfrentar los gastos que demanda hacer efectivos los aumentos requeridos por la parte gremial, pero en ningún momento ponen en cuestión la justicia de esos reclamos. Este reconocimiento no deja de ser un apreciable punto de partida. Si además de bajos salarios los trabajadores públicos tuvieran que empezar por demostrar que les asiste el derecho a reclamar, la negociación y el conflicto ser presentaría más trabajoso. Superada esta instancia, el tema que aparece en discusión es el de los recursos. Cuando la polémica se para en este punto, todos, trabajadores y gobernadores, miran para arriba al gobierno nacional y el tema de los fondos coparticipables. En la nota pasada se había advertido sobre los intereses que se remueven cuando se abre este tema.
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-De nuevo la deuda externa. Por otra parte, hay que tener bien en cuenta los recursos nacionales. Se vive una situación de gran inestabilidad en el sistema financiero internacional y prácticamente toda actividad en este nivel tiene un carácter y un sentido especulativo. La evolución reciente del precio internacional de la soja y del petróleo se ubica dentro de esas maniobras especulativas. En este carácter que adquiere el sistema financiero hay una enorme presión sobre aquellos países cuyas economías están sujetas a una fuerte intervención del Estado. Más allá del gusto para determinado progresismo, la Argentina se ubica en esa franja de naciones que aglutinan la presión del capital financiero más concentrado. Estos grandes operadores que son los que forman los precios y por lo tanto grandes responsables de las tendencias inflacionarias, generan en base a esos hechos las clasificaciones de riesgos que inciden en el financiamiento externo.
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