-Números y sombras. Cuando hay una posición lanzada en lo político, el acontecer aparece con signos confusos. Hay que suponer que todo agrupamiento que larga una propuesta política lo hace en el convencimiento de contar con respaldo en la sociedad. Por eso, salvo que los datos adversos resulten por demás categóricos, por más que la concurrencia no sea la deseada la intención primera pasa por seguir adelante. Algo de eso le sucedió a Jorge Busti el viernes pasado en su conmemoración del 17 de octubre. Con mucho entusiasmo se podían contar varios miles de personas rodeando la sede del Consejo Departamental del Justicialismo en Concordia. Jorge Busti era el que con menos rigor podía dar crédito a esa fantasía que propalaban sus laderos. Vale recordar que cuando el cierre de la campaña para su primera Gobernación, año 1987, eran más de 20.000 las almas desbordantes poblando la Plaza San Martín. Porque es bueno tener presente, Jorge Busti es uno de los pocos, sino el único, de los políticos entrerrianos que conoce el sabor de haber convocado grandes muchedumbres. Tal vez en respeto a esa historia hasta los cálculos policiales, normalmente mezquinos en la evaluación de los actos, esta vez se mostraron generosos. Pero bueno, así vienen las cosas y el pretendido acto alternativo sonó con la fuerza de una pólvora degradada por el tiempo.
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-El 17 de octubre. Es indudable que el 17 de octubre hubo varios actos en diversos lugares, pero el de Paraná, al caer la tarde noche, fue realmente excluyente. Medir en valores reales la concurrencia era muy difícil pues el cúmulo de banderas y pancartas hacía imposible una visión en panorama. De todas maneras, se fue generalizando una cifra que parece razonable. Setenta mil personas, en un día laborable y en el interior del país, es un número conmovedor. Desde esa plataforma de gran movilización vale la pena entrar en los detalles. Para lo que tiene que ver con la evolución política en Entre Ríos, vale destacar que los contingentes principales los puso la propia provincia. No es un hecho ocioso remarcar este aspecto. En días anteriores y en varias declaraciones el propio Busti dejaba flotando la idea de que la presencia del acto iba a ser salvada por las huestes traccionadas por los caciques del conurbano bonaerense.
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-Tendencias. Retomando lo cotidiano de la política se puede decir que en este evento tanto Sergio Urribarri como Néstor Kirchner tuvieron lo suyo. En este 17 de octubre, Kirchner como presidente del justicialismo, impone al partido una dinámica movilizadora. No es un dato menor. Mantener este atributo en el justicialismo es fundamental. El temperamento movilizador, además de mantener vivo uno de los rituales más antiguos del justicialismo, también compone la piedra basamental del gobierno de Cristina Kirchner. En esta dinámica el ex Presidente irá tomando el pulso a cómo va procesando la sociedad una coyuntura que amenaza vivir convulsionada. A las agitaciones propias donde abundan disputadas de diversos colores y signos, se le agrega la conmoción externa producto de la espectacular crisis que conmueve al sistema financiero internacional. En la perspectiva que hace a un gobierno popular y muy especialmente en el temperamento que impone el kirchnerismo, tener a un justicialismo en tensión movilizadora es un dato fundamental.
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-La disidencia peronista. Este significativo respaldo que tuvo la política del gobernador Urribarri en este 17 de octubre se apoya en ese desinfle lento que va sufriendo la disidencia justicialista que tiene a Eduardo Duhalde como la referencia excluyente. Hay que tener en cuenta que Jorge Busti entró a tomar distancia con el gobierno nacional a través del conflicto planteado por las patronales rurales. Si bien esa disidencia fue encabezada por Eduardo Duhalde, tuvo apoyaturas fuertes en el senador Carlos Reutemann (PJ-Santa Fe) y en el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. La línea de inserción de Jorge Busti en este movimiento fue precisamente a través del gobernador de Córdoba. Pasado el conflicto ruralista, el gobierno nacional recompone la relación con Schiaretti y en alguna medida también mete en caja a Reutemann. Desde ahí la estrategia de Jorge Busti entra a tambalear. La reciente intentona de parte del ruralismo de retomar la línea de confrontación a través de seis días de paro patronales renovó expectativas en algunos y abrió la distancia en otros. Pinchado el paro ruralista, el nuevo escenario deteriora las chances de la pretendida disidencia. En este contexto cobra cuerpo la reunión entre Busti y Kirchner la semana pasada. Es decir, el prodigamiento de Juan Carlos Chueco Mazzón tuvo un curso positivo cuando Jorge Busti percibió el debilitamiento de la disidencia planteada por Duhalde.
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-El porvenir. Más o menos, esta fotografía es la de hoy, la que surge como proyección luego de esa conmemoración del 17 de octubre. Pero tal como se sabe decir, el fortalecimiento de las posiciones impulsadas por el kirchnerismo cobra vida en momentos donde fracasa un nuevo paro agropecuario y estalla un tembladeral en el mundo financiero internacional. Pero como se ha dicho varias veces desde estas páginas, se vive una coyuntura pródiga en sorpresas explosivas. Como ejemplo se puede tomar en cuenta que el día antes a que estallara el conflicto ruralista nadie, ni los propios organizadores, menos el gobierno, preveía una reacción tan extendida y numerosa. Esta característica que tuvo como protagonistas a los empresarios rurales no es exclusiva. Las circunstancias que se viven generan una atmósfera sensible y, para colmo, explosiva. En cualquier momento en el país se prende otro conflicto tan extensivo y virulento como el que quedó atrás. Por otra parte, la crisis que conmueve al centro del capitalismo mundial también tiene cursos insospechables.
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