Pablo Rochi

La Liga de Paraná Campaña se ha transformado hace un tiempo en la competencia más importante de la provincia de Entre Ríos. Sus campeonatos mantienen año tras año una gran expectativa, con campeones que se renuevan, con jugadores a los que les interesa ser parte de esta estructura y con una importante cantidad de espectadores en cada una de las jornadas.

Pero, jugar entre pueblos vecinos ha generado que las rivalidades se arraiguen y que lo que para muchos era un simple partido de fútbol, se convirtiera para otros en un compromiso que trasciende las camisetas.

La Liga de Paraná Campaña tiene una estructura interesante. No obstante, como todo campeonato amateur sufre de serias debilidades. Una de ellas sigue siendo la violencia, esa misma que acosa a todo el fútbol argentino.

Días atrás la jornada de la actual temporada no pasó inadvertida, todo lo contrario, cobró mayor importancia y por ende ganó espacios en los medios. Por una nueva fecha del torneo se jugó el clásico de la ciudad de Viale entre Arsenal, el local, y Viale FBC, la visita. En este partido ocurrieron hechos lamentables que tomaron trascendencia judicial. Tras el triunfo de Viale FBC por 4 a 1 un triste episodio podría haber tenido severos resultados. Piedrazos contra jugadores, simpatizantes que agarraron a golpes a dirigentes, denuncias y carta documento son parte del saldo de este pleito.

Hoy el pueblo está convulsionado. Todos se conocen, todos saben dónde y cómo viven, en qué trabajan y qué hacen de sus vidas. Igual, la simpatía por uno u otro bando ha generado que Viale esté dividido y que no se haga otra cosa que hablar del clásico que fue, de los incidentes y de lo que podría pasar de ahora en más.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)