Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)
“No hay problema, siempre está dispuesto para la charla”, dijo su encargado de prensa, Carlos Ríos Reynoso, cuando surgió el nombre de Mario Martínez para la entrevista de ANÁLISIS. Si se habla de versiones teatrales de grandes clásicos como García Lorca, Brecht, Florencio Sánchez, se habla de él.
Su versión de“M´hijo el dotor”ya lleva varias funciones a sala llena en el 3 de Febrero y fue ganadora del premio Escenario de Oro.
Mario Martínez no tuvo problemas en hacer un alto en la Escuela de Música Constancio Carminio y contar parte de su prolífica y agitada vida de actor, estudiante y profesor.
“Nací hace 65 años en Paraná,creo que en la Clínica Modelo, porque en esa época nacíamos todos ahí. No me parió mi madre en mi casa como era antes sino en ese lugar”, cuenta sentado en el borde de la silla, con una ansiedad controlable.
Hermano del ZurdoMartínez, de Lucy (fallecidos) yTincho, que tiene cerca de 70 años,desde la cuna respiró cultura. De su papá Polo Martínezy del entorno que visitaba la casa de su familia. Poetas y artistas plásticos lo vieron crecer y él creció con ellos.
Vive solo desde que dejó la Villa Urquiza y La casa del poeta que lo vio vivir momentos memorables, para trasladarse al centro de la ciudad donde la vida pasa más rápido pero no por eso es menos interesante.
Mario está sentado en un patiecito interno de la escuela de Música Constancio Carminio para la charla. Esperaba mientras sus alumnos le hacían el aguante en otro lugar de la remozada escuela.
Mientras la charla seguía su curso, desde algún piso se escuchaba el piano y a la profesora de danza que marcaba el paso de algún/a avezado/a alumno/a.
La escuela seguía su vida llena de actividad alrededor del entrevistado, que no dejaba de responder una pregunta.
“Tengo un mundo increíble de alumnos y una infernal familia de sangre. Tengo mis sobrinos”, cuenta haciendo memoria de su agitada vida.
“Desde que en 2002 me fui a vivir aVilla Urquiza, a una casa que mis padres y mis hermanos me legaron, es mi casa. Hace tres años que dejé de vivir ahí porque para ir y volver de mis ocupaciones tenía que hacerlo en auto y yo no nací para manejar”, cuenta.
Mario ahora alquiló esa casa a unos amigos, pero “tengo la idea de desprenderme de esa casa”, dice.
Esa casa de la que habla Mario es la que está enclavada en un lugar soñado de Villa Urquiza y que en su momento perteneció a sus padres: Polo Martínez y PorotaBevilaqua.
El Polo fue el poeta de la costa, al que muchos visitaban, como Julio Migno, Luis SaadiGrosso. “Me crié en una casa donde se decían versos, donde había tertulias y se cantaba, donde iba Marcelino Román”, recuerda. Y agrega: “Nosotros íbamos a visitar el estudio depintura de Linares Cardozo que era testigo de mi nacimiento. Ahí empecé a ver y relacionarme con el mundo de la pintura y demás. En la calle La Paz vivían. Yo tocaba la guitarra con mi hermano Miguel,que vivía tocando la guitarra desde siempre. Mi hermano me contaba que mi mamá cantaba mucho en la fiestas familiares”, dice.
Por una cuestión de comodidad, decidió vivir en la ciudad.
“Mi vida es la noche y la madrugada. Doy clases de noche y los espectáculos son de noche y había cosas que no podía hacer porque tenía que ir a tomar el último colectivo de las 20.30, que salía de la terminal. Es lindo pero no podía hacer nada. Y no quiero manejar”, dice mientras se acomoda para la charla en uno de los bancos de la escuela.
Para Mario la vida en la Villa fue un tiempo hermoso.13 años intensos, visitado por amigos y familiares. Organizaba actividades en un parque hermoso que teníala vieja casona familiar.
(Más información en la edición gráfica número 1070 de la revista ANALISIS del 9 de noviembre de 2017)
