Como parte del trabajo de resocialización que efectúa el Servicio Penitenciario de Entre Ríos, se brinda una veintena de talleres de laborterapia en las nueve Unidades Penales de la provincia. Se trata de un importante programa de enseñanza de oficios y capacitación laboral que apuntan a incentivar la educación y el trabajo como valores esenciales, brindando posibilidades a aquellos internos que deseen estudiar, capacitarse y proyectar un futuro mejor.
El programa televisivo Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) recorrió la División Industria de la cárcel de Paraná para conocer la tarea que realizan y los testimonios de los internos que allí se desempeñan.
La población total de detenidos en las cárceles entrerrianas supera las 2.000 personas. Son 2516 distribuidos de la siguiente manera:
- Unidad Penal N°1 de Paraná “Dr. Juan José O´Connor”: 850 internos
- Unidad Penal N°2 “General Francisco Ramírez” de Gualeguaychú: 260 internos
- Unidad Penal N°3 “Teniente Coronel José Boglich” de Concordia: 380 internos
- Unidad Penal N° 4 “Gral. Justo José de Urquiza” de Concepción del Uruguay: 300 internos
- Unidad Penal N°5 “Gobernador Ramón Febre” de Victoria: 154 detenidos
- Unidad Penal N°6 “Concepción Arenal” de Paraná: 70 internas
- Unidad Penal N° 7 “Dr. Casiano Calderón” de Gualeguay: 187 internos
- Unidad Penal N° 8 “Bicentenario de la Revolución de Mayo” de Federal: 85 internos
- Unidad Penal N° 9 “Granja Penal El Potrero” de Gualeguaychú: 230 internos
El director de la Unidad Penal N°1 de Paraná, Octavio Ifrán, informó a Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) que “en la actualidad hay un promedio de 850 internos alojados de los cuales aproximadamente el 40% está trabajando en los diferentes talleres que componen la División Industrial de la Unidad Penal.
Sostuvo que dicha área “cuenta con entre 25 y 28 talleres de laborterapia, donde se les ofrece a los internos la posibilidad de desarrollarse dentro de uno de estos talleres que están a cargo de maestros especializados e idóneos que transmiten sus conocimientos para proveerlos de recursos o herramientas para cuando el interno recupere su libertad al término de una condena”.
En general se trabaja de 8 a 12, y en algunos talleres también se trabaja de tarde. En la panadería los horarios son diferentes. El proceso de elaboración se organiza por turnos de 10 internos que trabajan junto a un maestro panadero. Se comienza a las 22 horas, con la producción destinada a los penales Nº1 y Nº6, al mostrador del salón de ventas y a cubrir los encargos para el reparto diario. Otro equipo de trabajo ingresa alrededor de las 5.30 y se dedica a la organización y distribución de los pedidos. En tanto, el turno matutino comienza a las 6, a cargo del maestro confitero dedicado a la repostería y la panificación dulce, especialidades que demandan procesos más específicos y mayor tiempo de elaboración.
“Se trata de transmitir un oficio, un conocimiento, un saber para que el interno lo tome como una herramienta para su futuro en libertad”, reiteró.
Aclaró además que el número de internos que participa en los talleres “va variando porque en todo momento la población penal fluctúa. Tenemos un promedio de 850 internos alojados en este momento, que distribuidos entre los talleres que tenemos es un número importante porque son casi 400 internos que se desempeñan en cualquiera de los talleres que están en ejecución en este momento”.
Explicó también que “se trata de poner énfasis en aquellos internos ya penados, que tienen una condena firme y sabemos la cantidad de tiempo que estarán alojados en la Unidad Penal; entonces se le ofrece esta opción al interno como una pauta de tratamiento, que forma parte del régimen progresivo de la pena. En una primera entrevista, se analiza cual ha sido el derrotero de ese interno, cuál es su historia, cuáles son sus capacidades, cuáles son sus deseos, y si tiene algún tipo de oficio. Y así se le ofrece poder hacer carpintería, mecánica de autos, pintura, huerta, panadería, confección de bloques construcciones, tapicería para que los internos se desarrollen con los conocimientos que traen y que además puedan acceder a otro tipo de conocimiento”.
Consultado por la relación con la comunidad y la venta de lo producido, indicó que “lo que se ofrece desde los talleres son productos terminados y servicios, hay un salón de ventas que está muy bien ubicado en la misma Unidad Penal, sobre calle Marcos Sastre, donde cualquier persona física o jurídica puede acercarse a hablar con los encargados para hacer saber qué trabajo quiere realizar y si tiene un presupuesto, se conviene con la persona qué le podemos ofrecer y a partir de eso nace una relación comercial que sirve de sustento para poder seguir trabajando”.
En cuanto a la importancia para la conducta y las relaciones al interior de la Unidad Penal, Ifrán aseveró: “Nuestro rol y nuestros ejes de tratamiento se basan en la educación, la laborterapia y la familia, con lo cual el trabajo es uno de los pilares fundamentales y se intenta que el interno apropie, internalice determinados hábitos laborales: que se levante temprano, que tenga una responsabilidad para con el trabajo, que sepa que con el esfuerzo se puede generar otro tipo de cuestiones ya sea económica o elevar su calificación en concepto”.
Por su parte, el jefe de la División Industria –a cargo de los talleres de la Unidad Penal Nº1-, Gervasio De Paola, destacó que “en general, los internos buscan participar de los talleres porque aprenden un oficio y eso les sirve cuando se van incorporando a los distintos beneficios dentro de la condena”.
Sobre la realidad del año de pandemia, sostuvo que “los talleres no se cerraron porque el personal siguió trabajando de la misma manera y se siguió con la producción de manera normal, pese a que por un largo tiempo los internos no pudieron salir a trabajar fuera de la Unidad Penal”.
“La gran mayoría de los talleres funciona dentro de la Unidad Penal pero también existen convenios con distintas entidades e instituciones de la provincia donde se llevaba internos a trabajar a hacer distintas tareas, pero por el problema de la pandemia nadie sale a trabajar afuera y hasta que no se normalice la situación sanitaria eso va a continuar así: el trabajo es adentro”, comunicó.
En primera persona
Uno de los internos que se desempeña en el taller de mecánica hace tres meses, a poco de ingresar a la Unidad Penal, comentó que “es muy importante poder trabajar porque más allá de que se mantiene cabeza muy ocupada durante la mañana también sirve para otras cosas, como obtener beneficios. Es muy importante porque además se aprende mucho”. “Uno viene con un trabajo de afuera pero acá se aprende mucho, se aprende a trabajar con otras personas, y es importante por muchas cosas”, valoró.
En el taller se reparan vehículos del Servicio Penitenciario y de afuera. Se hace mecánica en general en todo tipo de vehículos y todo tipo de reparaciones. “Yo ya hacía mecánica afuera, aunque no este tipo de mecánica, por eso me sirvió mucho para aprender si bien tenía una experiencia básica”, contó. Y admitió que “entre el trabajo a la mañana y a la tarde hacer algún curso o estudiar es mucho más llevadero” la estadía en la Unidad Penal.
Otro de los detenidos, que hace ocho meses trabaja en la mueblería, relató que son “cuatro internos que trabajamos con la dirección del maestro hacemos los muebles que los clientes de afuera nos pide: mesa, placares, camas y todo lo que sea pedido”. “Empecé a trabajar al mes de estar detenido, y aprendí todo el tema de la madera acá adentro, no sabía nada de este trabajo. Esto significa un montón porque te cambia la cabeza poder salir un poco del encierro, y también ayuda mucho para cuando llegan los beneficios, por eso es muy bueno lo que hacen acá con los talleres”.
Entre las opciones de talleres, está la posibilidad de trabajar en la huerta que tiene una importante variedad de plantaciones de verduras. Allí se desempeñan 12 internos. Uno de ellos, hace dos años que trabaja en la huerta contó que la producción se consume en la Unidad Penal o se lleva a la panadería donde también se venden las verduras.
“Me gusta poder trabajar acá, es bueno, porque estamos acá al aire libre, tranquilos, nadie nos molesta, trabajamos cómodos y el maestro se ha portado siempre muy bien. Hace más llevadero todo”, afirmó. “Nunca me había dedicado a este tipo de tarea y acá aprendí un montón, por eso estamos muy agradecidos. Como también tenemos carpintería, estuvimos hablando porque tenemos ganas de hacer un deshidratador solar para la verdura”, contó.