La primavera está cerca y la bajante extrema del Paraná ofrece playas extensas a ambos lados de la laguna Setúbal. El atractivo paisajístico de esta imagen tan atípica puede convertirse en una trampa mortal para quienes se aventuren a transitar espacios no habilitados o, simplemente, sufran un accidente en el sector de playas.

Preparándose para lo que pueda ocurrir, el personal del Cobem y de la Dirección de Gestión de Riesgo de la Municipalidad comenzó a hacer un reconocimiento del territorio, los primeros por tierra y los segundos por agua. El objetivo es detectar los peligros que puede generar este nuevo escenario y determinar una ruta de acceso rápida hacia posibles víctimas, sobre la orilla o en el lecho casi seco de la laguna. Todos recuerdan la trágica expedición que el año pasado terminó con la muerte de dos hombres cuando intentaban cruzarla. 

El fin de semana pasado hicieron una travesía en kayak, desde el club Regatas hasta Playa Norte. “En la laguna hay zonas de 15 centímetros y otras de hasta 5 metros de profundidad. Una persona puede pasar caminando, pero no sabe que el terreno no es el mejor para eso porque te enterrás, hay hasta 70 centímetros de barro. Además, hay algunos rápidos (correntadas) y a nosotros se nos hizo difícil en algunos tramos”, relató Carlos Vidal, coordinador de Gestión de Riesgo, tras el recorrido en el que intentó determinar las posibles rutas de acceso, en caso de que tengan que asistir en un accidente. 

“Vimos huellas frescas en algunos bancos, lo que quiere decir que alguien pasó antes que nosotros por esa zona. Ya hay gente que está cruzando…”, alertó.

Por tierra

Raúl Quintana es el director del Cobem, cargo que ocupa desde que el coronavirus se llevó a su anterior compañero, el año pasado. Trabaja allí desde hace 39 años, un año después de que se creara el organismo. A pesar de su gran experiencia, las hipótesis de riesgo que plantea este escenario son completamente nuevas. Y tienen varios desafíos por delante.

“Es un terreno que no es el que nosotros hacemos normalmente, que son las calles de la ciudad. Nunca vimos la laguna tan baja. Tenemos que investigarlo y planificar cómo vamos a asistir los distintos tipos de accidentes que puedan ocurrir”, explicó.

El accidente que semanas atrás se produjo en El Chaquito, y provocó la muerte de un joven, encendió las alertas. “Están ingresando algunos vehículos por el bañado del Pozo y por los espigones, motos sobre todo; eso puede generar un accidente y tenemos que ver cómo vamos a entrar caminando con camillas o tablas espinales, sacar a una víctima y llevarla hasta el móvil de emergencia”, dijo con preocupación el jefe de Operaciones de Cobem, Javier Morcillo. El terreno de playa es inestable y no es seguro ingresar con los móviles. 

Dos accesos

En las primeras inspecciones, detectaron que “hay muy pocos lugares por los que podríamos ingresar rápidamente”. Uno de ellos es, en la Costanera Oeste, la zona desde El Faro hasta el Code: “Hay una bajada y un camino por el que se puede ingresar directamente al espejo de agua y caminar hacia el norte, pero son muchos metros. Llega a pasar algo y vamos a necesitar mucha gente, porque el traslado de una persona descompuesta desde ahí, con un terreno inestable, hasta donde se encuentre la ambulancia es lejos, va a requerir mucha gente…”, acotó Quintana.

El otro ingreso es desde Los Espigones: “Se puede recorrer hacia el sur, a la altura de la Universidad Tecnológica, pero el terreno no es estable, hay una zona muy fangosa, con bosques nativos y desagües que descargan allí”, advirtieron.

“No es fácil caminar sobre un terreno donde te enterrás 40-50 centímetros. Aunque tengamos estacionada la unidad sobre la avenida Alte. Brown, tendremos como mínimo unos 500 metros hasta llegar. Nosotros estamos acostumbrados a llegar con el móvil hasta donde está la víctima, es difícil y demanda un tiempo”, comentaron una de las mayores preocupaciones que tienen. Por eso, están evaluando si podrían llegar por el espejo de agua, “aunque se demora bastante también”.

Víboras en los bosques 

Entre los escenarios de posibles accidentes, los responsables del sistema de emergencias municipal imaginan desde una descompensación, una caída al agua, hasta picaduras de víboras o rayas. Por la extrema bajante, se han desarrollado frondosos bosquecitos de especies nativas en el lecho, que deben protegerse: no se pueden sacar. Allí, los miembros del Cobem han detectado una gran cantidad de víboras, incluidas la temida yarará. “Como hay roedores, algunas han avanzado hasta la costanera, donde corre la gente, en busca de alimento. Si encontramos una tenemos que atraparla y llevarla a la Granja La Esmeralda, no podemos dejarla ahí porque pueden volver”", explicaron.

“Proyectamos el rescate en todos los escenarios posibles. Viene el verano, el calor, la gente se va a querer meter al agua y hay que decirle que no intente meterse, que se quede en los solariums habilitados y nada más. Está muy dragado, entran confiados y caen a un pozo de 3 metros”, advirtieron.

Como medida de prevención, se van a demarcar las zonas peligrosas y a colocar cartelería. “La recomendación a las personas es que no ingresen a la laguna”, cerró Vidal.

Fuente: El Litoral (www.ellitoral.com)