
El equipo dirigido por Martino fue, por acumulación de situaciones, por dominio, por ambición y por manejo del desarrollo, el que marcó una clara supremacía en el juego, aunque esta vez no estuvo preciso en los metros finales, donde Nacho Scocco desperdició tres chances claras -en una se apuró-, Maxi Rodríguez hizo lo propio y al Chino Torres lo traicionó la ansiedad, en la única que tuvo.
Lo mejor de la Lepra se lo vio en la etapa inicial cuando fue más punzante y profundo y donde sacó mayores diferencias en el juego, merced al andar prolijo y aceitado del mediocampo, de ese modo tuvo mayor volumen de juego y contó con un jugador cerebral como Lucas Bernardi, quien encabezó con criterio cada uno de los ataques de Newell’s, al punto de ser el asistidor y participante excluyente en todas las jugadas de riesgos de los rojinegros.
Pero esta vez la claridad de Lucas no tuvo correlato en sus compañeros a la hora de definir las situaciones, lo que conspiró contra la ambición rojinegro de volverse para Rosario con los tres puntos en el bolsillo, informa La Capital.
Y si bien es cierto que en el complemento, la Lepra bajó un poco la intensidad y la claridad de sus ataques, siguió siendo el más claro de los dos, al punto que el Matador de Victoria sólo intentó una tibia reacción en el final, tal vez ayudado por un par de errores defensivos de la Lepra y por un par de malas salidas de Guzmán, quien le erró al cálculo en dos centros seguidos al área, que Newell's no terminó padeciendo más por muy poco.
En definitiva, Newell's se llevó un punto de Victoria que, además de permitirle estirar el invicto en el torneo, le dio la posibilidad de seguir sumando en la tabla de promedios -la que hoy más le preocupa al cuerpo técnico y a los jugadores-, pero a la vez dejó pasar una chance más que propicia para quedarse con los tres puntos, seguir engrosando el promedio y alejándose de sus rivales en la lucha de abajo.