Una mujer en tiempos de Evita

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Documento: a 60 años del 17 de octubre de 1945

Claudio Cañete

La señora Yolanda Vartorelli de Dato fue la primera senadora provincial por el departamento Paraná en 1951, en representación del Partido Justicialista. Por ser el distrito de la capital entrerriana se la puede considerar como la primera legisladora de Entre Ríos. La primera mujer que accede al Poder Legislativo entrerriano, un hecho histórico para el género femenino. Más aún, quizás un ejemplo para estos tiempos si se tiene en cuenta sus orígenes: madre de un hogar de condición humilde, desde su banca solucionó las necesidades de toda la gente que acudía a la puerta de su casa. Abrazó la política, su labor legislativa y la partidaria posibilitando en los talleres la capacitación en un oficio de mujeres sin posibilidades económicas y laborales. Luego del derrocamiento de Juan Domingo Perón sufrió la prisión y tras ello fundó un comedor comunitario -único en su tiempo- que alimentó a los primeros niños indigentes del Barrio Maccarone. Fue vocal del IOSPER, a la vuelta de Perón, en los ‘70. Tanto la dictadura del 55 como la del 76 no pudieron hallar ni levantar cargos en su contra. Fue amiga íntima de Juanita Larrauri, la delegada censista en Entre Ríos designada por la propia Eva Perón. En esta nota, ANALISIS publica por primera vez el testimonio de su hijo, Domingo Dato, que la rescata del olvido. La historia de una mujer que no se enriqueció con la política.

“Cuando murió, los bienes de mi madre, contando su ropa, entraban en una valija. Eso fue mi mamá, siempre trabajó por los demás y hasta lo último no se preocupó por acumular cosas”, expresa Domingo Dato, al comenzar a hablar de Yolanda Vartorelli de Dato, su madre. “Si en esos tiempos ver a una mujer fumando o usando pantalones era un escándalo, imaginate lo que pasaba cuando se trataba de una mujer incursionando en la política”, agrega inmediatamente. Dato es ingeniero mecánico y un empresario local que recuerda la obra política de su madre. Yolanda fue la primera legisladora provincial de la historia entrerriana y asumió como senadora el 11 de noviembre de 1951, poco tiempo después de que los derechos cívicos de la mujer fueran reconocidos en la Constitución Nacional, gracias al impulso de Evita. Su mandato finalizaba el 3 de junio de 1955 y fue reelecta para el cargo poco antes de esa fecha, sin embargo la autoproclamada Revolución Libertadora no dejó que terminara los plazos de su primer nombramiento.

Su esposo, padre también de María Dominga y Domingo, se desempeñaba como obrero en el Ministerio de Obras Públicas, mientras que Yolanda sólo era ama de casa. En ese contexto, surgió primero la militante y luego la legisladora. “En 1945 tenía 29 años cuando se produce el 17 de octubre. A partir de allí abrazó esa causa, sobre todo con la llegada de Juanita Larrauri, la delegada censista enviada por Evita a la provincia. Recuerdo que en mi barrio había muchachos jóvenes con tuberculosis que se estaban muriendo y mi mamá iba a alimentarlos o les llevaba cosas que necesitaban a la casa, pues nadie más lo hacía. Yo le decía: ‘Mamá, te vas a enfermar vos’, y no me hacía caso”, comentó el ingeniero. Con Larrauri trabajaron juntas en la formación de la rama femenina peronista (en ediciones atrás este semanario publicó un informe sobre su organización) y cultivaron una gran amistad que se prolongó hasta la muerte de la delegada. En el local que las mujeres peronistas tenían en calle Alem, Yolanda cumplió una tarea eficaz y solidaria con otras mujeres que no sabían un oficio: las capacitó a través de talleres. “Mi mamá, aunque cueste creerlo, sólo tenía segundo grado pero era igual una persona muy inteligente. Además, leía todo lo que llegaba a su alcance. Es por eso que durante su función escribía con la solidez de cualquier profesional y sin errores de ortografía. Todos se admiraban. Cuando asumió su cargo se dedicaba de lleno a él, abrazó la política y nosotros la acompañábamos”, recordó su hijo, que resaltó que eran pocas las mujeres que accedían a un cargo político. Con ella había una senadora suplente y otra más en la Cámara de Diputados, y nada más.

La caída y la prisión

Después del derrocamiento de Perón, en septiembre de 1955, fue detenida junto a muchos funcionarios y miembros partidarios por las fuerzas de la Revolución Libertadora. “Para ese entonces yo tenía 15 años y durante varios días le llevaba la comida a la Jefatura de Policía, donde la tenían encerrada, al costado de la Casa de Gobierno. Todos sufrimos mucho. Luego de la Jefatura, como mi abuela estaba muy enferma, le permitieron estar en mi casa con ella pero no podía salir, nos habían puesto un policía en la puerta. Yo estaba en la escuela secundaria y a pesar de que se eximían con cuatro, repetí igual por las amarguras que pasábamos. Después de dos meses le levantaron el arresto y le mandaron una nota muy conceptuosa pidiéndole disculpas e informándole que no había cargos ni pruebas en su contra sobre tema alguno. Y que la liberaban de cualquier tipo de sanción y de que no dudaban de su honorabilidad. Pero eso ya no tenía valor, el daño estaba hecho con la persecución y las humillaciones; cada tanto caían a mi casa tipos de Inteligencia a revisarla palmo a palmo para ver qué teníamos, como si la figura del militante político fuera la de un delincuente, nos revolvían todo en cualquier momento del día”, narró su hijo al evocar aquellos momentos. Dato en la actualidad se dedica a su actividad empresarial y fue durante seis años presidente del Movimiento Empresario Justicialista. Esa es su participación, ya que nunca se candidateó o ejerció cargo alguno.

A comienzos de 1960, frente a la actual Comisaría Octava en calle Laurencena, Yolanda fundó un comedor comunitario -el primero en su género en la ciudad- para los chicos carentes del Barrio Maccarone. Quien la ayudó muchísimo fue Carlos Vairetti, que en los años del primer y segundo gobierno de Perón a nivel provincial fue funcionario del área de Escribanía de Gobierno. “Su vuelta al compromiso no le hacía temer por posibles represalias. En tiempos de la proscripción no había abandonado la ayuda social y Vairetti y otra gente colaboraban con ella para que tuvieran comida. Lo llamativo es que luego de los dos primeros gobiernos peronistas se empezaron a ver de nuevo chicos pobres como antes de la irrupción de Perón”, acotó Dato.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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