-Ejemplos. La crónica periodística destaca que días atrás se observaban flotando en la superficie del lago de Salto Grande cientos de peces muertos. El cuadro era tan patético que, a pesar del calor, nadie osaba refrescarse en el agua oscura. La frecuente aparición de estas mortandades es las más de las veces consecuencia directa de contaminación industrial o agroquímica. Lo que fuere, indica que la contaminación existe. El dato golpea pues configura un cuadro apremiante y desolador. Las observaciones sobre la salud entrerriana destacan diferentes patologías producto del cuadro variado de contaminantes que actúan en la región. La sobretasa de cáncer y malformaciones genéticas son algunos de los males que afectan en alto número a los entrerrianos. El notable deterioro ambiental que padece la provincia no tiene una sola mano y menos una camiseta exclusiva. La responsabilidad recae sobre toda la dirigencia política que, con independencia de sectores, gobierna desde hace largos años la provincia. Esa dirigencia sigue sin dar cuenta seriamente de la problemática. También se deben anotar algunos porotos en el debe de la propia ciudadanía por la indiferencia acerca del flagelo. A principios de la oprobiosa década de 1990, Jorge Busti disimulaba la ruina en la que el menemismo sumía a las economías regionales (entre ellas a la citricultura) anunciando con bombos y platillos la radicación de la Masisa.
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-Historias cortas. Siguiendo estos planos del conflicto, en Uruguay la sociedad se ubica mayoritariamente en una posición de confianza frente a lo que dice y hace su gobierno. Estas posturas, de argentinos y uruguayos, atraviesan la disputa configurando un ambiente de cada vez mayor intransigencia y dureza. Tal vez si se indaga en otros planos del conflicto puedan aparecer algunas hendijas por donde avance el tan necesario diálogo. Los vecinos de Gualeguaychú reaccionan porque los datos de contaminación son contundentes y con las pasteras trabajando los vientos se encargarán de pulverizar los caracteres culturales que han configurado a esa sociedad en la última década. El turismo y el carnaval fueron las palancas que sacaron a flote esa ciudad cuando el proceso de desindustrialización de los ‘90 amenazaba transformar Gualeguaychú en un paraje desolado. Así, lo decimos una vez más, el legítimo punto de vista que los impulsa a mantenerse movilizados pasa lejos de las idas y venidas del gobernador respecto al tema ambiental. Desde el otro lado del charco la opinión pública uruguaya también argumenta con razones de peso. El drama de la desocupación sigue siendo extremadamente crítico en el Uruguay y la reversión del proceso de los ‘90 presenta una complejidad especial. Hay que tener en cuenta que aquel país siempre se jactó de que su sistema financiero había soportado el pico de la crisis sin entrar en estado de colapso como en la Argentina. Esta forma especial que tuvo el desarrollo de la crisis hizo pensar a gran parte de la dirigencia política uruguaya, incluyendo algunas capas progresistas, que la profundidad de la crisis argentina tenía más que ver con la corrupción que con los efectos del modelo neoliberal.
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-Sorpresas. Mientras el conflicto con los hermanos uruguayos se desplaza por zona enmarañada, el diputado provincial José Allende (PJ-Nogoyá) caminaba de sorpresa en sorpresa. Había sido zamarreado duramente en la consulta del Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER). No pudo evitar perder en la ciudad de Nogoyá y zafó de perder en su departamento por apenas 40 míseros votos. En la intimidad del bloque justicialista las bromas de su amigo, Emilio Castrillón (La Paz), se le hicieron casi insoportables. El diputado paceño se empeñó especialmente en hacer reflexionar a Allende acerca del dolor que producen los reveces electorales. Hablaba con conocimiento de causa: todavía sangra por la herida de la derrota sufrida en su ciudad frente a la intendenta Lidia Nogueira (Nuevo Espacio). Como para salir de las chanzas, Allende convocó a reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales casi con la seguridad de que terminaría sentado en soledad. Pero la semana estaba empeñada en contradecir sus proyecciones. Los diputados disidentes del Nuevo Espacio, Antonio Mainez (Concordia) y Oscar Grilli (Uruguay), se presentaron interesados en discutir el proyecto que declara la necesidad y oportunidad de la reforma constitucional.
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-Fin del recreo. Luego de tensar la soga como es de esperar en toda negociación, finalmente el compromiso del Estado Nacional a partir del acuerdo con la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) para asistir financieramente a las provincias más pobres, permite avizorar que este año sí habrá un inicio del ciclo lectivo con alumnos y maestros en el aula. Otro quiebre que revierte la tendencia deprimente de muchos años. Es que sin pretender pintar un panorama colorido, pareciera que los actores principales, autoridades y gremios señalan condiciones para que la disputa salarial no impida iniciar en forma mínimamente normal el proceso de aprendizaje de nuestros niños. Desde una perspectiva nacional hay un entendimiento común entre el ministro de Educación, Daniel Filmus, y la conducción de CTERA en el sentido de que una propuesta educativa tendiente a revertir el deterioro del sistema comprende un esfuerzo tanto de la Nación como de las provincias, con participación de los gremios que se mueven en el sector. Naturalmente que el primer paso en esta tarea está dirigido a dignificar la tarea del docente a partir del salario. El problema es complejo y requiere además de compromiso e imaginación, recursos. El proceso signado por la remanida Ley de Educación deja un presente con un salario docente de gran dispersión, con básicos de convenio extremadamente bajos y que se empinan a través de una infinita gama de adicionales no remunerativos con perjuicios para el jubilado, las respectivas cajas y las obras sociales. Entre Ríos está encuadrado en estos andariveles, con el agregado de un gobierno provincial donde el problema educativo baja o sube según el chequeo de las encuestas.
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