Pablo Rochi
La Federación Entrerriana de Fútbol sigue a la deriva y su realidad es tan confusa como increíbles son sus hechos y protagonistas. Mientras un grupo de dirigentes se autoproclaman actuales mandamás de esta entidad, Oscar Chapino, presidente en curso, y sus seguidores aún esperan por respuestas de las denuncias presentadas en la Justicia y fundamentalmente en la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas, a la que solicitaron la nulidad de la última Asamblea llevada a cabo el 4 de marzo por serias irregularidades.
La polémica abierta tras las duras declaraciones de dirigentes de la provincia, que denunciaron ante este semanario haber sido amenazados para votar en contra de la reelección de Chapino, dio lugar al conocimiento público de un hecho tremendamente bochornoso. Lo extraño de este panorama es que Personería Jurídica, con documentación en mano, aún no haya tomado cartas en el asunto para exigir la regularización y la normalización de la Federación, siendo que los dirigentes de esta entidad aguardan con cierta ansiedad una definición del caso.
Aquel 4 de marzo no iba a ser una Asamblea más en la rica historia de la Federación Entrerriana de Fútbol. Si bien había rostros tensos y movimientos sospechosos, nadie se imaginó que la convocatoria iba a terminar en un escándalo. Uno de los temas más importantes que se desprende de este caso y que demuestra la gravedad de esta lucha de poderes, es la denuncia que presentó Oscar Chapino en la Fiscalía de Primera Instancia Número 2, en la cual certifica el falso libramiento de un cheque que involucra a dirigentes del interior de la provincia.
Según el artículo 16, inciso A de la Federación Entrerriana, la Liga que no esté al día con la tesorería de la Federación no puede participar de ninguna Asamblea. Aquel 4 de marzo, minutos antes de comenzar la reunión con renovación de autoridades, los presidentes de las ligas de Basavilbaso, Concordia y Rosario del Tala abonaron sus deudas con un solo cheque (número 01444121 del Banco Galicia por 2.920 pesos) para poder tener legítimamente voz y voto.
Tras fuertes discusiones entre los asambleístas, un par de directivos determinaron retirarse del recinto y el cónclave no concluyó como estatutariamente se exige.
Luego de la Asamblea, Oscar Chapino presentó el 9 de marzo una denuncia ante la Fiscalía de Primera Instancia Número 2 certificando que el mencionado cheque había sido mal confeccionado, ya que presentaba una firma falsa que no coincidía con el correspondiente registro. Dicho cheque, perteneciente a la cuenta del señor Salvador Luis Mistreta (presidente de la Liga de Colón), “fue entregado por el señor Julio Larrocca, que además de su puño y letra frente al tesorero escribió el contenido, en cuanto a monto en letras y número, fecha de libramiento y fecha de pago”, indica la denuncia a la cual este semanario tuvo acceso.
Posteriormente a esta presentación, y con fecha de entrega el 15 de marzo, Chapino solicitó en la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas la nulidad de lo actuado en la Asamblea del día 4 de marzo. En este escrito no sólo entregó detalles de lo sucedió con la falsa confección del cheque sino que además informó que en ningún momento se presentó una lista opositora para ser tenida en cuenta para la renovación de autoridades.
Ante todo ello, Chapino solicitó que se inicien actuaciones de rigor a fin de dictaminar la situación real de la Federación Entrerriana de Fútbol.
Bajo un manto de sospecha y sin contar con los avales estatutarios para hacerlo, Juan Carlos Navarro, presidente de la Liga de Victoria, junto con otros directivos de ligas, se autoproclamaron nuevos directivos de la Federación.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
